martes 14, mayo, 2024

DOGMA DE FE

Cinco de Mayo 

Marcos Durán Flores 

Siendo las cinco de la tarde con cuarenta y dos minutos del 5 de mayo de 1862, el general Miguel Blanco, ministro de Guerra y Marina del gobierno de Benito Juárez recibió un telegrama que decía: “Las armas del supremo gobierno se han cubierto de gloria. Sírvase usted dar cuenta de este parte al ciudadano presidente. Los franceses se batieron como bravos”. El comunicado estaba firmado por el General Ignacio Zaragoza

Nacido en 1829 en Goliad, Texas, en el tiempo en que Coahuila y Texas formaban un solo estado, su deseo fue ser sacerdote, pero su destino fue ser un gran militar. Se unió primero al Ejército de Santa Anna y en 1857, la “Guerra de Reforma” enfrentó a los que creían en la separación de Iglesia y Estado y la libertad religiosa. Los conservadores, partidarios de un estrecho vínculo entre la Iglesia Católica Romana y el Estado mexicano. Al finalizar el conflicto, Juárez tenía un país en bancarrota y ordena suspender los pagos de la deuda externa. 

Enfurecidos, Gran Bretaña, España y Francia, intentaron forzar a México a pagar, lo que terminó con la llegada en diciembre de 1861 de fuerzas armadas de los tres países al puerto de Veracruz. Las naciones invasoras nombraron como comisionados negociadores del pago de la deuda al almirante Jurien de la Gravière y al Conde Dubois de Saligny, por Francia, Sir Charles Lennox Wyke de Inglaterra y el comodoro Hugh Dunlop y por parte de España el General Juan Prim. Intentaban recuperar los 10 millones de dólares que México debía a estas naciones. 

Después de muchos esfuerzos diplomáticos, el gobierno de Juárez convence a Gran Bretaña y España que una guerra sería aún más devastadora para la economía nacional y se volvía aún más difícil de enfrentar los pagos. Ambos países se retiraron, no así los franceses que deciden permanecer en México. Meses más tarde, inició la intervención y el 5 de mayo en Puebla, el contingente francés estaba formado por alrededor de 6 mil 500 soldados bajo el mando del General francés Charles Ferdinand Latrille, Conde de Lorencez, veterano de la Guerra de Crimea, que unos días antes había enviado al ministro de guerra de Francia un mensaje que decía: “Tenemos sobre los mexicanos tal superioridad de raza, organización, disciplina, moralidad y elevación de sentimientos que ruego a V.E. que diga al Emperador que desde hoy soy dueño de México”. 

Mientras tanto, el Ejército mexicano, encabezado por Ignacio Zaragoza que había dejado el cargo de secretario de Guerra con Juárez para encabezar al contingente de 4 mil 500 mexicanos mal comidos, mal vestidos y peor armados, pero que a base de solo fuerza de voluntad vencieron al Ejército del sobrino de Napoleón Bonaparte, el monarca francés Napoleón III que no se cansaba en decir y su propaganda en repetir, que se trataba del “mejor ejército del mundo”.  

Esta gran victoria para México costó a las huestes de Zaragoza, 83 muertos, 131 heridos y 12 desaparecidos. Por su parte, los franceses sufrieron 462 bajas y 300 heridos. En Francia, la derrota fue vista como severo golpe a su prestigio y de inmediato enviaron 27 mil soldados más a México. 

El General Ignacio Zaragoza, había muerto de tifoidea un 8 de septiembre, apenas cuatro meses después de la épica victoria en Puebla. La enfermedad la contrajo al momento de visitar a soldados heridos en la batalla. Tenía 33 años de edad al momento de su muerte y su cuerpo fue sepultado en el cementerio liberal del Ejército Mexicano para después ser trasladado a Puebla. 

Pero dejando de lado la importancia militar de la Batalla de Puebla, la victoria fue una gran inyección de moral para el Gobierno de Juárez, que sufría el acoso del conservadurismo y de la ambición extranjera. Ambas fueron finalmente derrotadas cuando, en 1867, las tropas francesas abandonaron el país y los mexicanos fuimos capaces de derrotar a las fuerzas del emperador espurio Maximiliano de Habsburgo. Habían pasado cinco años de resistencia y el pueblo mexicano demostró al mundo su determinación de forjar su propio destino para restablecer el gobierno legal del indio de Guelatao. 

Por eso, hoy más que nunca, nuestro país que está amenazado por enemigos internos y externos, a todos nos debe de quedar claro que, de amar y entender las glorias del pasado, se sacan las fuerzas para buscar las del futuro. 

@marcosduranf 

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