sábado 4, mayo, 2024

Cómo nació el libro ‘Historias de Actores’, Un recorrido por el mundo teatral y cinematográfico

 

 

 

(Una historia de cómo se construyen los sueños, luego el destino hace su parte para que se cumplan)

Raúl Adalid Sainz

Desde la adolescencia tuve la inquietud de escribir. Empecé haciéndolo por medio de lo que yo llamaba la poesía. En realidad, eran sentires que se expresaban por medio de trozos que, según yo, se construían de un modo poético. Hacía semejanzas por medio de metáforas con analogías de mi vida temprana. Todo iba a un cajón. A un cuaderno que se volvió seguramente duro, áspero y amarillo por el correr del tiempo.

 

Esta inquietud permaneció. Mi carrera profesional llamada “Literatura Dramática y Teatro”, me llevó a ser un pertinaz lector. Muchas lecturas sobre teorías teatrales, obras dramáticas diversas, amén de la vasta literatura a leer por mi carrera de actor. Todo este universo de lecturas me hizo ver la vida de una manera no convencional. Todo adquiría un matiz de reflexión. De aterrizar vitalmente lo leído. La vida, mi realidad, era un escenario vivo, un set de acción con la cámara de mis sentidos por testigo.

Muchos, muchos años después, caí en un reposo de tres meses producto de una operación quirúrgica. Todos los días, por las mañanas, me di a la tarea de escribir. La curiosidad y el deseo de comunicación instantánea con el mundo, me hizo que publicara por medio del Facebook.

Mis escritos eran reflexiones existenciales. Recuerdos sobre la Ciudad de México en los años ochenta. Nostalgias sobre el teatro lagunero y anécdotas vivas de mi paso por los escenarios teatrales y los sets cinematográficos. Una constante había en esos escritos: hablar sobre actores, escritores, y directores del teatro y del cine.

Hubo un escrito elaborado en esa convalecencia en el año 2014. Fue un texto dedicado a Juan José Arreola. En él desbocaba mi admiración extasiada hacia este mago de la palabra. Aquellos programas televisivos nocturnos hechos por Arreola fueron fundamentales para la elección de mi vocación profesional. El jalisciense Arreola había sido actor antes que escritor. Él fue una inspiración. Un deseo absoluto de ser como él.

El post operatorio lo pasé en mi natal Torreón. Estar en el origen me hizo citarme con una obligación pendiente: escribir.

A mi regreso a la Ciudad de México, lugar donde resido, seguí escribiendo prácticamente a diario. He de decir que durante mi recuperación en Torreón recibí la invitación del periodista lagunero, Julián Parra Ibarra, para colaborar en su periódico digital ‘La Otra Plana’ (www.laotraplana.com.mx). Publicar en las redes de una manera profesional, abría un panorama muy interesante a explorar. Lo vi como la oportunidad de desarrollar el oficio diario de la escritura. Recordé al escritor German Dehesa que diariamente publicaba su columna en el periódico “Reforma”.

Así empecé a hacerlo. Diariamente enviaba a Julián mi columna. Escritos de toda índole: Reflexiones sobre nuestra política mexicana, sentires y análisis sobre futbol, una obra de teatro, una película, el deleite gastronómico al haber ido a un restaurant, el placer de una charla con un amigo, algún poema o cuento que me asaltaba a crear, y el recurrente tema de la nostalgia hacia obras teatrales y películas realizadas, prevaleciendo una constante: La presencia de actores que me relataban páginas vividas a su lado.

La publicación en redes, Facebook, durante el 2015, 2016, 2017, 2018, trajo un comentario continuo de parte de generosos lectores que gustaban de mis locuras: “Haz un libro”.

Para finales de 2017, me pregunté: Si hiciera un libro ¿de qué escribirías? Al hacer un rápido repaso de mis constantes al escribir, hubo un tema obvio que se transparentó: Los actores, las bellas y talentosas actrices. La mente traviesa y creativa me dijo: Un libro que se llame ‘Historias de Actores’.

Había que pensar cómo construirlo. Hubo tres libros maravillosos de un actor japonés, Yoshi Oida, que me inspiraron a cómo poder darle estructura a esta aventura literaria. Los libros son: “Un Actor a la Deriva”, “El Actor Invisible”, “Los Trucos del Actor”. La lectura de estos tres libros abrieron mi inventiva. Yoshi dividía por capítulos sus vivencias y les daba nombres. Se me ocurrió entonces dividir en cinco estaciones (como las llama mi querido prologuista, el maestro Luis De Tavira) mi futuro libro. “El Origen”, “El Actor Quién Es”, “El Cine, ese Privilegio de la Imagen”, “Directores Inolvidables”, “Montajes Queridos y la Trascendencia Transformadora y Crítica del Teatro”. Los cinco capítulos moldearon el concepto. Logré un orden. Una brújula que daba rumbo definido a una materia tan abstracta e inasible.

La gran mayoría de los capítulos tenían varias historias ya escritas. Una vez que se me ocurrió la idea, visualicé a mi estado de Coahuila, a la Secretaría de Cultura de mi entidad como posible editor. Vislumbré a mi cuñada Lupita Richards, quien trabaja para el gobierno del estado, para que le platicara la idea a Sofía García Camil, secretaria de Cultura de Coahuila. A Sophie, como cariñosamente le digo, le gustó la aventura. La había conocido trabajando ambos, durante una estadía mía en Torreón, en cuestiones de publicidad comunicativa para el publicista Claudio Sánchez.

Sofía visualizó la idea del libro para presentarse durante el “Festival de la Palabra”, a realizarse en Torreón en noviembre del 2018. 

Antes de tener contestación afirmativa de la secretaria de Cultura, adelanté el sí y le dije a mis dos padrinos que había contemplado en mi imaginación: el director Teatral Luis De Tavira y José María De Tavira, si podían darme su apoyo. Pedí al maestro Tavira si me presentaba el libro, me dijo que sí. Mi arrojo lagunero me llevó a pedirle si también me hacía el prólogo. “Ahí sí”, me dijo, “primero tengo que leerlo”. Una vez que terminé los episodios que complementaban cada capítulo se lo llevé al maestro. En ese inter de trabajo tuve la respuesta afirmativa de la Secretaría de Cultura de Coahuila. Yo les había asegurado que tanto el maestro Luis, como “Chema” De Tavira, serían mis padrinos. José María siempre me alentó. Me decía que la idea le encantaba. Que le recordaba a un libro exquisito hecho por el gran escritor Vicente Leñero: “Vivir del Teatro”.

Al terminar de leer el borrador el maestro De Tavira, me dijo: “Ya me eché tu libro, hice un pequeño prólogo, pero está muy sentido”. En efecto era un proemio que me emocionó hasta las lágrimas. Y nada pequeño. Es de un contenido elocuente y profundamente vivo a la luz del conocimiento.

Para Julio de 2018 todo estaba listo. Mis padrinos estaban prestos. Comencé a hacer las últimas correcciones de estilo, orden de episodios, conseguir fotografías, y algunas historias que surgieron. Para principios de septiembre de 2018, todo se encontraba en Saltillo para el comienzo de edición. El libro estaba ya en su gestación de materia que se tornaría en libro. Con cuerpo en páginas y sangre y órganos hechas letras.

Un nombre tendría este niño literario: “Historias de Actores”, (Un recorrido por el mundo teatral y cinematográfico.)

El día viernes 16 de noviembre de 2018 llegó. Acompañado del maestro Luis De Tavira, llegué a la Comarca Lagunera para presentar mi libro en el lugar que había soñado: El Teatro Isauro Martínez, en su anexo cultural. Una noche hermosa. El lugar se llenó. Trescientos asistentes para la presentación en sociedad de mi niño. Familiares, amigos queridos, gente que tenía mucho sin ver, personas que no conocía. Era la primera vez que vivía una experiencia así, como escritor. Esa noche en la galería del Teatro Isauro Martínez conocí mi libro. En la mañana que llegamos al hotel de Torreón no lo quise conocer. Hasta en la noche en pleno evento quise hacerlo. Quería sentir el asombro. “Vas a sentir muy bonito”, me dijo el maestro Luis. Así fue.

Aún me parece ver el gentío. La sala iluminada. Las palabras de Luis De Tavira leyendo el prólogo. Mi emoción. La voz quebrada. Mi lectura. Las sonrisas de la gente. Su silencio. Su linda pasión. Enseguida la sorpresa. Algo nuevo para mí. Dedicar mi libro a los asistentes. Una larguísima fila. Palabras lindas de las personas que me saludaban. Fotos con ellos. Ver al maestro Luis en lo inusual. Tomándose fotos. Dedicando mi libro a los entusiastas y cándidos asistentes que muchos sabían que es una leyenda viva dentro del arte teatral mexicano.

Esa noche era una noche diferente. Los ecos del inicio, del origen, me decían que no me había equivocado al querer ser como un Juan José Arreola. Un actor y un escritor.

Después de esa borrachera emocional de lo hermoso vivido en Torreón por la presentación de mi libro, quedaba un asunto a vivir: Presentar mi niño literario en la Ciudad de México.

La Secretaria de Cultura de Coahuila dio una fecha: El 25 de marzo de 2019.

En mis visualizaciones de sueño contemplé a la “Casa de Coahuila”, como la sede del anhelado evento. La “Casa de Coahuila”, en la Ciudad de México, es un lugar hermoso. Enmarcado enfrente de un lugar histórico: El Convento de Churubusco”, lugar de la heroica batalla mexicana contra el ejército gringo en su intervención a nuestro país. El ver los cañones afuera de ese convento me hacía recrear la imagen del general mexicano, Pedro María Anaya, al decirle al gringo general Scott al rendir la plaza: “Si hubiera habido parque usted no estaría aquí”.

La historia de México siempre me cautivó desde niño. Ese lugar lo imaginé desde infante. El conocerlo en la edad adulta en México, me causó una impresión recreativa de la batalla muy fuerte.

Así que mi origen Lagunero-Coahuilense, me hizo pensar en la casa de nuestra representatividad en la Ciudad de México, como el lugar perfecto.

Al tener el libro ya editado sólo nos quedaba, a mi esposa Elvira Richards, y a mí, organizar algo así como una fiesta teatral y cinematográfica. El objetivo era que los actores, directores y escritores, mencionados en el libro, acudieran a la ceremonia de presentación del libro. Imaginar a esas queridas luminarias con los que había compartido la vida teatral o cinematográfica me emocionaba grandemente.

La noche del 25 de marzo llegó. Preparé un escrito aludiendo al contenido del libro, lo titulé: “Nunca Ítaca sólo el camino”. El poema “Ítaca”, del griego Cavafis, es un canto de gesta de vida, de emoción, de construir viviendo la existencia. Esta semejanza con el contenido de mi libro me pareció de una elocuencia maravillosa. La lectura del mismo, creo, inquietó. La sala principal de la “Casa de Coahuila” estaba llena. Unas doscientas cincuenta personas. 

Hubo música de un conjunto de cuerdas de ensamble previa a la presentación. Música de cine. De Ennio Morricone. Las piezas musicales cinematográficas del maestro italiano me encantan.

El momento de inicio llegó. El maestro Luis De Tavira, José María De Tavira y un servidor pasamos al estrado. ¡Qué impresión! La imagen al ver a tantos actores queridos, creativos admirados, amigos eternos, fue de un shock impactante para mí.

Agradecí con la voz entrecortada. Leí mi escrito de presentación. El maestro Luis De Tavira leyó su inspirado prólogo con una paz armónica de transparencia conceptual y emotiva. Chema De Tavira, leyó tres de las historias del libro. Una dedicada a ese inmenso actor teatral, Farnesio de Bernal, la segunda a mi admirado cineasta Arturo Ripstein, y la tercera, un homenaje que cree a Julio Castillo, y su magia teatral con el montaje: “De Película”. He de decir con sumo agradecimiento que “Chema”, hizo una lectura emotiva soberbia.

Cerré la noche leyendo una cuarta historia. Esas de amor a la compañera de vida. Esa que es un agradecimiento enamorado a quien me da centro vital: Elvira Richards.

Hubo una cola inmensa para firmar mi libro. Firmárselo a gente tan admirada como Blanca Guerra, Adriana Roel, Arcelia Ramírez, Marta Navarro, Marina De Tavira, Sonia Salum, Tina French, Ana Silvia Garza, Gastón Melo, Alberto Estrella, Farnesio De Bernal, Manuel Ojeda, Carlos Aguilar, el dramaturgo Cutberto López, Emilio Echevarría, Lourdes Echevarría, el maestro Alejandro Luna, y a tantos amigos compañeros, queridos y talentosos actores, fue un regalo que Dios me dio.

Ver a mi amigo de toda la vida Oscar Sánchez, a Uriel Bravo desde Querétaro, compañero “fugitivo” teatral, a Jorge Monter, compañero teatral de mi primera obra profesional, «Tartufo», a mis hermanos laguneros: De los Jorge De los Reyes, José Juan Meraz, Raúl Méndez y Héctor Kotsifakis, a la distancia. Todos ustedes me dieron un presente que va al cajón de mi más sagrada memoria.

Conviví con todos estos actores, artistas queridos, por medio de las letras al recordarlos y plasmarlos. El verlos era como si una película se hiciera elocuente presencia. Una aventura teatral viva. Una catarsis para mí fue esa noche del 25 de marzo de 2019.

El viernes 26 de abril de 2019, “Historias de Actores”, (Un recorrido por el mundo teatral y cinematográfico), vive en los estantes de la librería especializada en cine y teatro, la entrañable: “Paso de Gato”, en la Colonia San Mateo Coyoacán.

Ese mi niño literario los espera con las páginas abiertas; para quien guste ser mi amigo por medio de sus letras y sentires.

La historia de génesis de este libro tiene una enseñanza muy grande para mí: Todo lo que se sueña con la profundidad del alma, con fuerza, con determinación de obrar en la obra, se consigue. Aparecen ángeles que te señalan la luz del camino.

Gracias siempre a Dios, a Sofía García Camil, a Lupita Richards, a Luis De Tavira, a Chema De Tavira, a la “Casa de Coahuila”, a todos mis compañeros de senda teatral y cinematográfica, a mis amigos, familiares, por inspirarme la vida, a mis padres por darme el privilegio de vivir, y a mi pulsar amoroso: Elvirita Richards.

Con la ayuda de Dios y de los sueños, todo, todo es posible.

 

PD: El libro ya no está a la venta. Se agotó. Espero podamos sacar una segunda edición. Como un regalo a quien haya leído este escrito, regalaré tres libros por PDF. Haz contacto conmigo vía inbox.

 

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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