sábado 18, mayo, 2024

María Sorté, otra bella actriz de Camargo Chihuahua

Raúl Adalid Sainz

«La tierra de los artistas», así le dicen los chihuahuenses a Camargo. A María la conocí filmando la película «Bienvenido Paisano», cinta dirigida por Rafael Villaseñor Kuri. Una película que le llegó al público que la vio. Sobre todo a los paisanos mexicanos afincados en Estados Unidos.

Una comedia familiar acerca de unos coterráneos que deciden pasar sus vacaciones volviendo a su tierra, (Zacatecas), en camioneta desde Chicago. Su deseo es que sus hijos, ya norteamericanos, conozcan sus raíces.

Al llegar a tierra mexicana pasarán todo tipo de desventuras. De ahí lo satírico del título de la película: «Bienvenido Paisano». La película llevaba en los estelares a María Sorté y a mi querido Rafael Inclán. Quienes hicieron una gran química actoral como los padres de familia que retornan vacacionalmente a su tierra.

Volviendo a María Sorté, la conocí en mi primer día de llamado de filmación en los «Estudios Churubusco». Me la presentó mi querida amiga delegada de la ANDA, y de la película, Dulce Angélica.

María te conquista con su sonrisa angelical. Yo la conocía por mis referentes cinematográficos. La primera vez que la vi fue en «Zona Roja», película dirigida por Emilio «Indio» Fernández. Cómo olvidarla en la última película filmada por «Cantinflas», aquella llamada «El Barrendero».

María era la novia del mimo mexicano. Por supuesto sabía que era una estrella de las telenovelas mexicanas. Pero algo conocía de ella y que era muy importante: Había nacido en Camargo, Chihuahua.

Mi madre, que adoraba su tierra, siempre me mencionaba que era su paisana y que su real nombre era María Harfuch, de origen libanés. Al terminar mi primera secuencia con Rafa Inclán y con María, ella fue muy cálida y me felicitó. Nos tomamos un cafecito y le hablé de mis orígenes chihuahuenses y de que mi madre la admiraba mucho.

María se prodigó recordando su tierra. Hablamos de los múltiples artistas que ha dado Camargo, (Lucha Villa, Aaron Hernán, el cineasta Gonzalo Martínez, Evangelina Martínez, Socorro Bonilla, Alma Delfina, el gran pintor David Alfaro Siqueiros y el extraordinario escultor de fama mundial, Sebastián, entre muchos otros).

María me contó algo maravilloso, me decía que, de adolescentes en Camargo, Sebastián y ella, habían sido novios. Dejaron de verse. Mucho tiempo después, ya siendo famosos ambos, el destino los juntó y se vieron en un avión, siendo compañeros de asiento. «No sabes el gusto que nos dio», decía en sonrisa nostálgica María. «Me decía, mi «mucosita», cuando me vio aquella vez en el avión, se acordó y me volvió a decir así, era como si el tiempo no hubiera pasado», poco más o menos así me contó María aquella maravillosa anécdota. Recordaba a Sebastián con gran admiración.

Fue un rodaje muy bonito aquel al lado de María, de Rafa Inclán, de Teresa Ruiz, de Eduardo Gleason, del director Rafa Villaseñor, del productor, mi paisano de Torreón, Luis Bekris, qepd, del fotógrafo, mi querido Nacho Prieto, y de mi amiga del alma, la gran delegada Dulce Angélica.

La última secuencia que filmé con María fue en Oaxtepec, en un río que simulaba ser «El Bravo». La foto que enmarca este escrito sucedió ahí, en tierra morelense en llamado nocturno.

Cuando nos despedimos, al día siguiente, María me dio una foto muy bonita suya autografiada para mi madre. Le mandaba mucho cariño, refiriéndose a ella como su paisana, y sus deseos porque su salud se recobrara. Le di las gracias a María, nos dimos un beso de despedida y se subió a una camioneta con Rafa Inclán y demás actores a continuar con el rodaje que aún no concluía. Vi la camioneta partir, en medio de un sol radiante y de clima húmedo caluroso del bello y selvático Oaxtepec.

Regresé a la ciudad de México con el contento enorme de haber conocido a una gran mujer, tan llena de fraternidad humana: la señora María Sorté, del meritito Camargo, Chihuahua. Dios bendiga siempre tus pasos María.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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