Luis Alberto Vázquez Álvarez
1812, junio; Napoleón Bonaparte, emperador francés, con un ejército de 700,000 soldados inicia la invasión a Rusia. Esta, con un reducido ejército permite a los galos llegar hasta Moscú; durante 3 meses solamente presenta pequeños combates. Con el otoño apareció el terrible frío y la llamada “Guerra Patriótica” cambió radicalmente. La vacía capital del gigantesco imperio ardió dejando en la calle a los invasores. Sus suministros no llegan y las tierras están devastadas; sin abrigo, miles de franceses mueren de hambre y especialmente por frío. Seis meses más tarde, apenas un diez por ciento de los que iniciaron la invasión regresan a Paris. El Mariscal Invierno derrotó a Napoleón.
Exactamente 129 años más tarde (24/06/1941) Hitler lanza la “Operación Barbarroja” con 4.6 millones de soldados nazis contra la URSS; logran grandes avances militares hasta las afueras de Moscú, la que nunca ocupan. Los germanos atacan por varios frentes, pero topándose en todos con la férrea defensa rusa. Al llegar los inviernos de 1941 y 1942 la temperatura es tan terriblemente baja que incluso las armas se vuelven enemigas del invasor. El Führer confiado en una rápida derrota soviética, no equipa a sus tropas para el combate en invierno; sufrieran terribles pérdidas (el frío se cuela por los clavos de las botas y congela los pies que deberán ser amputados). Sí bien los soviéticos sufren bajas increíbles contadas en millones de víctimas, los soldados alemanes reciben doble ración de muerte por fuego y hielo. Por segunda vez el Mariscal Invierno salva a Rusia de una atroz invasión.
2022 Rusia cambia de agredido a agresor; ¿Le seguirá apoyando su Santo Patrono?
Vladimir Putin, actual jerarca de Rusia, ultraconservador nacionalista exacerbado y por ello, lógicamente, carente de sentimientos humanos; (ridículamente muchos ignorantes llaman “comunista”). Sueña con recuperar la “Madre Rusia”; es un astuto político multimillonario que tiene como símbolo de su vida al zar Pedro el Grande (1672-1725); creador del imperio ruso. Sus críticas a Lenin son fulminantes levantando furor entre el partido comunista ruso.
Habiendo asegurado su poder, empieza a realizar su sueño: en 2014 incorpora Crimea a su zarinato; Europa reacciona con temor. Luego viene la invasión a Ucrania para “liberar” territorios prorrusos. Las potencias contrarias a esta decisión, recordando los actos del Tercer Reich de 1938 (Austria y Sudetes checos) reaccionan aplicando sanciones a los conquistadores, suponiendo muy erróneamente que eso provocará que se arrepientan, paren la guerra y devuelvan lo tomado. ¡No conocen realmente al zar actual! Como recientemente ha aseverado la excanciller alemana Ángela Merkel: ¡Habla en serio de armas nucleares!
Una serie de factores negativos están incidiendo en la situación actual de los países europeos que sufre graves crisis energética, económica, social y política: Las sanciones a Rusia han sido una burla; esta en lugar de hundirse su moneda mejora mientras el euro y la libra esterlina van a la baja. La insuficiencia e ineficacia de los generadores solares y eólicos de energía que han provocado el regreso del carbón y leña como combustibles. Muchas empresas están cerrando y el desempleo crece.
La OPEP en coordinación con Rusia redujo la producción de petróleo crudo lo que mandó su precio a las nubes; grandes manifestaciones y huelgas en todos los países centrales y hasta petición de renuncia de sus gobernantes. El costo de alimentos y energía llevan a una inflación de dos dígitos. Existe clara exigencia popular de que se recuperen las relaciones para que vuelva a fluir el gas ruso.
Estados Unidos está feliz con esta ruindad, sus empresas gasearas ganan vendiéndolo caro a una Europa doblada y adolorida; su gobierno con una inmensa deuda de 31 trillones de dólares, creciendo con las ayudas en armamento y alentando la guerra en Ucrania; sus bolsas de valores caen continuamente; ya presenta una inflación galopante y una recesión histórica. México va a ser afecto externamente y hay quienes se frotan las manos acusando que el problema es interno para recuperar sus espurios privilegios.
Los cuatro jinetes del Apocalipsis cabalgan abrigados por gruesas pieles acompañados por el Mariscal Invierno y sobrevolándolos como ángel guardián el dragón chino; carcajeándose de todos esos “genios de pocas luces” que aseguraron grotescamente que era mala decisión invertir en refinerías.