jueves 16, mayo, 2024

PODER TERRENAL O GLORIA HISTÓRICA

Luis Alberto Vázquez Álvarez

Eróstrato de Éfeso soñaba pasar a la historia; al fracasar en todos sus intentos como militar, político y artista, decidió convertirse en el destructor del templo de Artemisa, considerado una de las siete maravillas del mundo. En 356 a. C., le prendió fuego y se quedó ahí gritando que él era el responsable, pensando que así lograría su propósito. Al entender su demencia, los griegos prohibieron, so pena de muerte, que su nombre se pronunciara y luego lo ejecutaron. Se llama “complejo de Eróstrato” a la obsesión con poseer fama que es capaz de realizar cualquier acto para alcanzarla.

En la historia de México ha habido muchos personajes que, alcanzando cierto nivel de poder, desean conservarlo o incluso aumentarlo, soñando que de esa manera pasaran a la historia y la verdad es que más bien, pierden todo; veamos algunos ejemplos:

Agustín de Iturbide; autentico consumador de la Independencia de nuestro país; hubiese sido el Simón Bolívar de México si su ambición por ser emperador la hubiese refrenado, hoy sería auténticamente “El Padre de la Patria”: pero su ambición lo privó de la gloria imperecedera y ahora ninguna calle, plaza o ciudad lleva su nombre.

Porfirio Díaz Mori, transformador del México salvaje en nación civilizada y reconocida globalmente; construyó veinte mil kilómetros de vías férreas comunicando todo el país en el sistema más moderno de su época. Solidificó la economía y convirtió el peso en moneda dura de aceptación mundial; construyó puertos marinos que permitieron la navegación comercial a gran escala; pacificó al país con crueldad como él mismo reconoció. Su imagen planetaria era casi perfecta, prometió retirarse del poder en 1910; si lo hubiese cumplido, hoy sería el héroe nacional más reconocido, pero al reelegirse por octava vez y durar exiguos seis meses en el cargo de ese período, se convirtió en odiado déspota que hubo de abandonar el país y refugiarse en Europa donde murió y donde aún reposan sus restos.

Otros casos son de quienes tuvieron un primer momento de gloria y como los tres mosqueteros, 20 años después ya no fue lo mismo, recordemos que la gente olvida lo bueno de antes y recuerda solo lo malo reciente. También aquí pueden quedar las familias que se heredan los cargos públicos por consanguinidad o por adopción; todos ellos reputados como nefastos.

A contrapelo encontramos casos similares que se salvaron por causas ajenas a su voluntad: Benito Juárez García, se reeligió repetidas veces contra la voluntad incluso de sus amigos, que ya se le tachaban de “tirano” (Justo Sierra); pero tuvo la gracia de morirse antes de llegar a la infamia y hoy es el semidios de la historia nacional. Álvaro Obregón, revolucionario y sustentador del “Sufragio Efectivo, no reelección” fue presidente 1920-24 y se reeligió en 1928 traicionando la revolución y la constitución; un fanático religioso ayudado veladamente por muchos callistas lo asesinaron antes de que reasumiera el poder; ahora es héroe nacional pudiendo haber terminado como autócrata.

A nivel latinoamericano podemos encontrar dos casos paradójicos: Evo Morales Ayma, electo democráticamente presidente de Bolivia, realizó una labor dignificante del pueblo y fue muy amado, quiso reelegirse por tercera vez y aunque hay dudas de su triunfo electoral, con un golpe de estado le quitaron el poder y la gloria. José Alberto Mujica Cordano, presidente innovador y reformador de Uruguay (2010-2015) a pesar de que muchos ciudadanos le insistían que se reeligiera, jamás aceptó y se retiró del cargo. Hoy vive tranquilo, amado y respetado, una figura insigne que anda solo por las calles y es reverenciado hasta por quienes poseen ideología contraria a la suya.

Realizando un análisis serio, sin ridícula aversión política ciega e irracional, de los actuales actores nacionales, yo por ahora solamente percibo uno que podría pasar a la historia, de él dependerá si con gloria o con abyección. En cambio, los demás protagonistas, aunque estén dispuestos a cometer la más terrible atrocidad para sobresalir, sus huesos se disolverán en el Mictlán y solamente los muy expertos alguna vez conocerán sus nombres, como sucedió con los adversarios de Juárez entre 1855-67. En este cúmulo se incluyen personas, instituciones, partidos políticos, medios de comunicación y hasta asociaciones ciudadanas.

Compartir en: