El pasado viernes fue detenido Humberto (N), quien tiene, por lo menos, dos demandas en su contra, pero se espera que más señalamientos se sumen, considerando que trabajaba en el plantel, ubicado en la colonia Carolinas de Torreón, desde hace seis meses
Israel Fernández/LaOtraPlana.com.mx
Torreón, Coahuila.- Los abusos sexuales cometidos por el conserje del Jardín de Niños 20 de Noviembre, provocaron, además de traumas que podrían marcar a los infantes de por vida, otra serie de situaciones crueles que fueron reveladas por los padres y madres de las víctimas.
El pasado viernes fue detenido Humberto (N), quien tiene, por lo menos, dos demandas en su contra, pero se espera que más señalamientos se sumen, considerando que trabajaba en el plantel, ubicado en la colonia Carolinas de Torreón, desde hace seis meses.
La tarde del jueves, luego de llevarse a cabo su segunda audiencia, un Juez de Control lo vinculó a proceso y quedó internado en el Cereso.
Al respecto, una madre de familia, cuyo hijo reveló lo que sufría e interpusieron la denuncia ante la Procuraduría de los Niños, Niñas y la Familia (Pronnif), señaló que el menor primero no quería salir al recreo, luego no quería que le pusieran lonche para no ir al baño y después le empezó a hablar de la muerte.
Ahí fue cuando con la ayuda de una psicóloga, el menor comenzó a hablar de “un señor” que le hacía daño a él y a sus compañeros, por lo que la especialista alertó sobre el abuso sexual.
Finalmente, el afectado dijo el nombre de Humberto, quien los seguía al sanitario, les bajaba los pantalones, les tocaba sus partes íntimas, los amenazaba y les enseñaba su miembro.
Además, del dolor de saber lo que vivió su niño, lo que más le destrozó el alma, es que le dijo a la maestra del grupo Tercero “A”, quien, en lugar de ayudarlo, le dijo que lo iba a regañar por “inventarse cosas”.
“Fueron como dos o tres días que el niño me estuvo devolviendo el lonche, y tampoco estaba tomando agua y era bien raro porque me estaba hablando de la muerte, me decía que él tenía mucho miedo de que yo me muriera, que se muriera su abuelita y sus hermanas”.
“El niño seguía regresando con su lonche del kínder y pensaba qué era lo que estaba pasando. Él va a terapias psicológicas desde hace tiempo. Ella me dijo que necesita ir a Pronnif a poner una demanda, pues estaba sufriendo abuso sexual. Fue un impacto muy duro para mí”, finalizó.