Texto y fotos: Ana Carmen Aguilera
Este pasado 8 de marzo, la Comarca Lagunera fue espacio para mujeres laguneras de todas las edades en la marcha “Grita Fuego, Hermana”, quienes se disponían a protestar de manera pacífica por las calles de Torreón, Gómez Palacio y Lerdo en señal de sororidad, protesta y unión ante las injusticias, acosos, casos de desaparición y feminicidios que impactan en el país. De antemano se informa que los nombres de la mayoría de las involucradas se mantendrán en anonimato por cuestiones de seguridad.
Aquí, se recopilan las historias del cómo se vivió realmente una marcha que comenzó como saldo blanco y terminó llena de violencia y agresión por parte de las autoridades, este es un recopilado de lo que vivieron las colectivas, madres de las víctimas, infantes, protestantes y muchísimas mujeres que estuvieron presentes ese día, quienes al disponerse a pasar de Ciudad Lerdo a Gómez Palacio, se encontraron con 80 unidades policiacas que estarían destinadas a la protección de las protestantes, sin embargo, el pronóstico de una marcha pacífica como la marcha del año 2023 se vio bruscamente interceptada por las fuerzas policiacas de Gómez Palacio.
Las protestantes transitaban las avenidas dando las insignias representantes de las marchas del 8 de marzo, todo pintaba para ser una marcha que generaría un ambiente de seguridad como se había visto en años pasados, sin embargo, el ambiente cambió abruptamente al llegar a Gómez Palacio, pues fue ahí cuando se percataron del alto número de unidades y cuerpos de la policía, que se incorporaban en hilera en cuanto las protestantes pasaban la división de Lerdo a Gómez Palacio, esta incorporación policial comenzó a generar incertidumbre en las presentes, pues ese ambiente de seguridad y protección se comenzaba a tornar agresivo.
“Ni una hora nos dejaron marchar en paz, apenas salíamos de Lerdo y el despliegue de policía con equipo anti-motín, patrullas e incluso camionetas sin placas ya nos iban cubriendo las espaldas. La policía no me cuida, me viene vigilando”, comentó una protestante.
Las presentes se percataron que la marcha sería diferente por parte de la policía, pues además de comenzar a agredirlas, se estaban burlando de las protestantes. Un cuerpo policial que, se supone estaría para proteger la integridad de las colectivas, se reían en sus caras y lanzaban comentarios agresivos con el fin de incitar alguna reacción negativa en aquellas mujeres que alzaban la voz por las que ya no estaban.
“Cuando nos agarraron a nosotras una chava nos gritó: ‘Allá tienen a una chavita’… nosotras nos regresamos porque veníamos protegiendo a todas las personas del contingente”, externó una de las involucradas.
Al momento de percatarse de que una joven estaba siendo detenida por practicar iconoclasia, dos jóvenes protestantes se acercaron a ver en qué podían ayudar a la compañera, y en ese momento, un miembro de la policía, a quien describieron como un hombre alto, de cabello rubio, de ojo de color y complexión mediana, por medio de un radio comenzó a comunicarse con otros miembros del cuerpo policiaco para dar indicaciones de detener a otras colectivas.
“Agárrame a las de acá, Agárratelas y llévatelas”, esas fueron las palabras exactas que utilizó el policía de Gómez Palacio para retener a más colectivas.
En ese momento, dejaron a la primer colectiva que estaban reteniendo por iconoclasia y se dirigieron hacia las jóvenes que estaban protegiendo a las demás mujeres del contingente, cuyos nombres por cuestiones de seguridad se mantendrán en anonimato.
“Yo conté como cinco mujeres, cuando me quise dar la vuelta eran 3 hombres, a él -refiriéndose al policía descrito anteriormente- ya no lo miré, él se perdió, ya no lo volví a mirar. A mí me agarraron dos policías y a mi compañera también la agarraron dos policías. Yo traía el megáfono, lo prendí y comencé a gritar “Ayuda, Ayuda”, me lo quitaron de las manos y me agarraron del cuello”, comentó.
El agarre fue tan fuerte, que comenzaba a sentir una falta de aire y con todas sus fuerzas comenzó a decir “me estás ahorcando” repetidas veces, con la esperanza de que la dejaran respirar, la joven comenzó a ver nublado por la falta de oxígeno.
El amarre en el cuello de la joven se aflojó cuando su compañera y una policía comenzaron a gritarle que, en efecto, ya la estaba ahorcando. 5 miembros de la policía trataban de someter a las dos integrantes del movimiento, momentos antes de que esposaran a las colectivas, las llevaron a una calle y las comenzaron a separar, a una de ellas la estaban tratando de arrinconar en una esquina, a pesar de los esfuerzos del cuerpo policial de querer separar a ambas mujeres, lograron enlazar sus brazos formando un candado, con todas sus fuerzas se aferraron la una a la otra para que la autoridad no las pudiera separar, al momento de percatarse de este movimiento de las jóvenes protestantes, los 5 miembros de la policía comenzaron a gritar “Quítale el candado, Quítale el candado”.
A partir de ese momento, la marcha que contaba en ese momento con más de 12,000 manifestantes, que desde el 2019 se maneja a Saldo Blanco, dejó de ser un lugar seguro.
Ese fue el momento cuando los golpes comenzaron, los arañazos se hicieron presentes y las uñas encajadas dejaron marcas en las muñecas de las protestantes.
“Como yo traía sudadera, me querían meter las uñas, yo me movía y me movía y fue cuando sentí la uña enterrada en mi brazo y tuve que soltar a mi compañera”, comentó. Al momento de esposarlas, cuestionaron a las autoridades del por qué las estaban deteniendo, puesto que ellas no estaban practicando ningún tipo de iconoclasia, ante este cuestionamiento la policía les argumentaba que tenían algo en sus mochilas y se las quisieron arrebatar con el argumento de que tenían en su interior pintura o algún tipo de herramienta.
Cuando las detuvieron, las comenzaron a llevar a una camioneta blanca, sin placas, que en su interior había 5 miembros masculinos de la policía esperando a su llegada, “No nos llevaron porque ya había varias personas que ya estaban grabando con sus celulares y estaban diciendo “¿Por qué se las van a llevar?”, pero eran señoras porque los de Simas estaban ahí y no hacían nada”, argumentó la compañera. Momentos antes de subirlas a la camioneta, una señora sacó su teléfono celular y comenzó a grabarlas y pidiendo que dijeran sus nombres en un intento de protección ante las jóvenes detenidas, a quienes aventaron atrás de la camioneta. Cuando las liberaron, la retención de colectivas seguía en proceso, cuerpos policiales comenzaron a tomar a las mujeres en pareja para detenerlas.
“Cuando nos subieron a la patrulla, dejaron nuestras mochilas abiertas, afanados a que nosotras teníamos pintura en las mochilas… empezaron a abrir mochilas”, además, una de las jóvenes relata el cómo al momento de subirlas a las patrullas las aventaban, una de las policías la trataba de levantar a la fuerza, mientras tanto, a la segunda detenida, le gritaban “Levántate c*lera, levántate”.
Además de portar mochilas con cosas como agua, protector solar, entre otras cosas, que son artículos que se recomiendan portar durante las marchas, traían unos silbatos y pañuelos que ayudaban a las presentes a saber quiénes eran los bloques que estarían protegiendo a las protestantes, estos los silbatos fueron lo que a muchas de las colectivas les ayudó para poderse reconocer ante el disturbio creado por las agresiones. La práctica de los silbatos y pañuelos representativos de los bloques de seguridad fueron implementados desde el año 2020 con el fin de crear un espacio seguro para la expresión libre y la participación activa en la protesta.
Como segundo acto de agresión hacia las colectivas, relatan el cómo a una de las colectivas, que era parte del bloque de batucada, vio como agarraban a una joven y en un esfuerzo por que la soltaran gritó por la joven, los cuerpos policiales hicieron caso omiso y siguieron arrastrando a la joven, en un acto de desespero por no poder parar la retención de la joven, la colectiva comenzó a golpear las manos del policía con las baquetas.
Pasando por ese altercado en Gómez Palacio, las colectivas y protestantes por fin pudieron llegar a la Plaza Mayor de Torreón, donde se contaba con vallas que se mandaron instalar por la presidencia municipal de Torreón, encabezada por Román Alberto Cepeda. Esta “Muralla” de doble valla, fue colocada en la Plaza Mayor y rodeaba la plazuela Juárez, este año, no solo fue un despliegue policial más grande que el año pasado, sino que durante esta administración se han presentado más agresiones e incitaciones a la violencia por parte de los elementos de la fiscalía y de la policía municipal.
Tras el recorrido por Lerdo y Gómez Palacio, el contingente de mujeres permanecieron en la explanada de la Plaza Mayor, donde se leyó el posicionamiento de la marcha. A medida que más mujeres llegaban a la explanada y los contingentes iban creciendo, la presencia policiaca también crecía. Cabe destacar que, desde la llegada de los contingentes a la Plaza Mayor, la policía presente ya estaba a la defensiva del movimiento, pues entre miradas burlonas y agresiones verbales, molestaban a las protestantes.
La gota que derramó el vaso fue la llegada de 3 autos para una exposición de autos, siendo tomado como una burla y una falta de respeto para la marcha y el movimiento por parte del ayuntamiento, además de los malos tratos, golpes, retenciones y demás actos realizados por la policía tanto de Gómez Palacio como de Torreón, unieron fuerzas para derribar la valla.
El primer intento de mover las vallas ocurrió a las 19:54 horas, las protestantes que se encontraban de lado de las vallas comenzaron a jalonear la valla para poderla derribar y las policías comenzaron a insultar y agredir, tanto físico como verbalmente, a las involucradas en desplomar la doble valla que dividía al cuerpo policial de las colectivas.
Como bien se menciona al inicio, estaban presentes infantes, fue así como la Plaza Mayor se dividió entre las colectivas que buscaban derribar la valla para confrontar a la policía por las agresiones, las retenciones y golpes recibidos, y las colectivas que sacaban a los infantes del área para protegerlos.
En ese momento, las fuerzas policiales comenzaron a sacar gas pimienta, macanas y teasers para contener a las protestantes, las protestantes no dieron marcha atrás y siguieron empujando hasta derribar poco a poco las barreras. Tomaron dos rondas de empujones para poder derrumbar las vallas. Para esto, la policía comenzó a agredir, empujar, estrujar, golpear y rociar a cualquier protestante que estuviera en el intermedio.
“En la segunda, cuando empezamos a jalarlas, fue cuando me echaron gas pimienta en la cara”, la compañera, de nombre Sarah Obregón, pudo describir a la policía como una mujer de cabello corto, al mismo tiempo, otra miembro de la policía la tenía agarrada del cabello. Cuando su amiga, quien la acompañaba, trataba de quitar el agarre entre el cabello de la joven y la mano de la policía, también la estuvieron aventando y se logró defender de la oficial. En ese forcejeo, le rompieron su mochila.
Por otra parte, una de las colectivas que se encontraba en el bloque de seguridad, recibió comentarios como “Descúbrete la cara”, “ ¿Por qué no te muestras?”, “¿Tienes miedo?”, incitando a que la compañera se destapara el rostro para poderla identificar, a lo que ella le contestó “No tengo miedo, pero ustedes desaparecen personas, por eso me vine con el rostro cubierto”. Así como ella, muchas de las colectivas y protestantes recibieron comentarios incitando a que se descubrieran sus rostros, retándolas a hacer algo para detenerlas, aunque para detenerlas, no necesitaban ningún motivo más que estar presentes en el movimiento.
Además de todo lo ya mencionado, para la marcha se contaba con un vehículo lleno de bebidas hidratantes para todas las presentes, este vehículo que fue detenido por los cuerpos policiales y toda la carga de bebidas fueron confiscadas por los mismos.
“¿Ven cómo les arde la organización civil? Porque esto va más allá del feminismo. Los asesinos de mujeres, los violadores y p*d*filos, los que secuestran y desaparecen, los golpeadores y hasta los que defienden los monumentos son también víctimas de la educación patriarcal y el shock que esta ejerce sobre sus mentes porque ¿cómo nos pides no gritarlo? ¿Cómo les pides a las madres no llorar por sus hijas y a las hijas e hijos por sus madres? ¿Por qué les da risa y gusto la represión hacia mujeres que se organizan para exigir?”, comentó una colectiva.
Se tiene que hablar de lo que sucedió este viernes porque cada vez más personas están sucumbiendo ante la idea de que los colectivos son agresivos sin razón alguna, que naturalmente ellas buscan el problema y la confrontación.
De igual manera, de parte de las mujeres miembros de los colectivos, piden perdón a los niños, niñas, bebés, mujeres mayores, adolescentes y madres que acudían a su primera marcha, el propósito de la marcha es para pelear por los años y años de despojos, violencia, su lucha es contra el patriarcado y el capitalismo que afecta a todos por igual.