El Día Internacional del Libro: Un error para celebrar
Marcos Durán Flores
Existe una creencia ampliamente difundida acerca de que Cervantes y Shakespeare murieron el mismo día, un 23 de abril de 1616, lo que motivó a que la UNESCO decidiera en 1995 celebrar la fecha con el Día Internacional del Libro. Sin embargo, losexpertos han rechazado esto y aseguran que el “Manco de Lepanto” murió el 22 de abril y Shakespeare un 23 de abril, pero del calendario juliano, utilizado entonces por Inglaterra en su disputa religiosa con el Vaticano. Pero una vez que Reino Unido adoptó en calendario gregoriano, se supo que “El Bardo de Avon” murió en realidad un 3 de mayo del mismo año 1616.
No es la primera vez que la historia se equivoca. Todos conmemoramos el nacimiento y muerte de Jesús en fechas erróneas y ni quien se queje. Es por eso que festejar mañana el Día Internacional del Libro en la fecha en que se cree murieron los dos grandes nombres de las letras universales, es un error, pero para celebrar.
Y es que piense qué cosa tan maravillosa es un libro, un objeto que nos permite adentrarnos en la mente de otra persona, quizá alguien que murió hace cientos o miles de años y se mete dentro de nuestra cabeza para hablarnos directamente. La escritura es, para mí, la mayor invención de la humanidad, y es que ¿puede imaginarse un mundo sin libros? Los libros han derrumbado mitos y muros para que millones de personas descubran la verdad de las cosas. Leer, aprender y descubrir son acaso la única oportunidad de cambiar la realidad y su maldita costumbre de asesinar nuestros sueños. La oportunidad de dejar atrás la oscuridad que provoca lo que para Sócrates era, y sigue siendo, el “origen del mayor de los males del mundo y origen también de todos los demás: la ignorancia”. Los libros, los buenos libros, acaban con dogmas, sacuden conciencias y pueden ser como escribió Kafka: “El hacha para el mar congelado en nosotros”.
Sin ellos habría sido imposible entender a Newton y la más democrática de todas las leyes, la de la Gravitación Universal, donde prueba que los objetos se atraen unos a otros y que todo lo que sube tiene que bajar. Tampoco entenderíamos que no somos, no hemos sido ni seremos el centro del universo, como escribió Galileo y que gracias a Darwin y el “El Origen de las Especies” sabemos que los humanos no descendemos de Adán y Eva. Es gracias a los libros, que Einstein pudo imaginar que existe una curvatura en el espacio-tiempo y que el universo se expande. Sin los libros no sabríamos de Homero y Troya en “La Ilíada” y “La Odisea”, y Sherezade no habría contado cuentos al rey Schahriar en “Las Mil y una Noches”. Sin la Biblia, el segundo libro que se imprimió en la historia, no conoceríamos la vida y obra del Nazareno.
Fue un libro lo que permitió a Oscar Wilde dar a “El Retrato de Dorian Gray” la eternidad que tanto buscaba, y con ellos viajamos a los confines del universo con Carl Sagan en “Cosmos”. Con la literatura supimos de un oscuro escritor de Baltimore llamado Edgar Allan Poe, y de León Tolstói y su libro“El Camino de la Vida”, cuando nos dice: “El pasado ya no está, el futuro no ha llegado todavía. ¿Qué hay entonces? Solo ese punto en el que el futuro se encuentra con el pasado. Parecería que ese punto no es nada, y, sin embargo, nuestra vida entera está únicamente en él”.
Sin los libros no rechazaríamos la realidad como un hecho irrevocable como nos mostró el gran Gabriel García Márquez. Sin el conocimiento que encontramos en los libros seríamos aún peores como humanos y nuestro mundo estaría aún más destruido.
Transcurridos 583 años desde que la imprenta de Gutenberg cambiara el curso de la humanidad, el conocimiento acumulado ha tenido desde entonces un acelerado proceso de divulgación, y el conocimiento provocó la revolución cultural y científica más grande de la historia, que sostiene una premisa básica: la Tierra no es el centro del universo y somos gobernados por leyes naturales ajenas a cualquier creencia religiosa.
Hay quien dice que la lectura es una buena herramienta para la educación y para el desarrollo de la mente. Para mí la lectura es la oportunidad para desarrollar la conciencia. Celebremos, pues, el Día Internacional del Libro con la premisa de que lo único que podemos perder en el intento es la ignorancia.
@marcosduranf