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Sergio Arévalo
¿Qué parte de nuestro pasado nos incomoda? ¿Somos un libro abierto? No hablemos de ayer que nos pusimos un color que a lo mejor no nos va o la camisa que creíamos que era de nuestra talla y ya al ver fotos nos dimos cuenta que no tanto. ¿Qué tal de hace cinco o diez años? Igual es algo que creemos ya todas y todos olvidaron…tal vez no. Pero puede ser que ese momento incomodo quede en el pasado y pocos lo recuerden, pero no deja de ser incómodo.
No es sorpresa decir que en las redes sociales mostramos nuestra mejor versión. Buscamos dentro de nuestro círculo lucir lo mejor posible. La foto con la familia amorosa antes de la pelea por los terrenos que la abuela no ha terminado de pagar. El video bailando con la amistad de años que pasarán meses antes de volver a ver o la foto de la comida que preparaste después de días de solo poder probar bocado en la calle en lugares de dudosa salubridad. El punto es que todas y todos tenemos nuestro momento incomodo del día, del año, de la vida que quisiéramos no recordar o que existiera una película de ello.
En la última película de Damien Chazelle, director de películas como “La, la, Land” y “Splash” nos muestra una parte de Hollywood que muchas veces desconocemos o no profundizamos en el tema. Y es que, cuando hablamos de la gran H., en nuestra mente vienen conceptos de glamur, elegancia, primeros actores, y tal vez drama, pero sin perder lo primero.
Un ejemplo de esta lucha contra la innovación que señala la película es Chaplin. Fue uno de los personajes que con más vehemencia rechazó el nuevo cine sonoro. En luces de la ciudad (1931) aparecieron sus primeros sonidos. Sin embargo, mientras promocionaba esta nueva película, pudo advertir la extrañeza de sus espectadores más jóvenes ante los actores que hablaban pero no se les podía escuchar. Meditó profundamente dar el paso y cinco años más tarde, en El gran dictador (1940), podemos decir que “rompió” su fidelidad a la pantomima. Por primera vez el actor londinense habla en pantalla en un discurso donde parodiaba a Hitler.
Volviendo a “Babylon”, la película que al momento no ha tenido del todo bien un buen recibimiento por parte de las audiencias en Estados Unidos, muestra el Hollywood de los 20”, donde el cine mudo estaba produciendo como máquina de dinero. Donde las estrellas hacían películas cada semana, pero también nos muestra lo difícil que fue para muchos el adaptarse a los cambios. Además del cine con sonido, venía la profesionalización de los estudios de cine y las casas productoras.
La película tenía todos los elementos para aparecer varias veces en la lista de nominados a los Oscar 2023: un reparto sensacional, una narración en torno a la historia del cine, una potente puesta en escena y mucho de todo. Sin embargo, ‘Babylon’, estrenada en plena temporada alta de premios, se ha convertido en la ausencia más destacada entre las nominaciones de la Academia. Aparte de su condición divisiva, es una película cínica, provocativa y, para todo miembro de la industria que pueda sentirse apelado, un tanto incómoda.
En su nueva película, Chazelle, al menos, deja claro que lo que le interesa es hablar de la trascendencia. Lo que nos deja de reflexión, lo que nos encontramos haciendo actualmente, el trabajo que hemos realizado ¿Es cimiento o antecedente para trascender?
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