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El rey Carlos, sus hijos los príncipes Guillermo y Enrique y otros miembros de la realeza se unieron este miércoles a una solemne procesión para llevar el féretro de la reina Isabel desde el Palacio de Buckingham hasta el Parlamento, entre las salvas de los cañones de artillería y las campanadas del Big Ben.
Una enorme multitud se reunió en el centro de Londres para presenciar la última de una serie de emotivas ceremonias en recuerdo de la monarca, que falleció la semana pasada a los 96 años tras siete décadas en el trono.
El féretro con el cuerpo de Isabel comenzó una lenta y solemne procesión desde su casa en el palacio hasta Westminster Hall, donde será velado durante cuatro días.
Detrás de él iban Carlos y sus hermanos, Ana, Andrés y Eduardo.
Los hijos de Carlos, los príncipes Guillermo y Enrique, les seguían detrás, en una escena que recordó a cuando, de niños, hace 25 años, siguieron el féretro de su madre, la princesa Diana, en una procesión similar por el centro de Londres.
También fue una muestra simbólica de unidad, ya que se dice que Guillermo, de 40 años, ahora príncipe de Gales, y Enrique, de 37 años, duque de Sussex, apenas se hablan después de un amargo desencuentro en los últimos dos años.
Mientras el cortejo se desplazaba lentamente por el centro de Londres, donde numerosas calles fueron cerradas al tráfico, los cañones comenzaron a disparar salvas cada minuto en Hyde Park, mientras la famosa campana del Big Ben del Parlamento también sonaba a intervalos de 60 segundos.
Otros miembros de la realeza de alto rango, como la esposa de Carlos, Camila, ahora reina consorte; Catalina, esposa de Guillermo y ahora princesa de Gales; y la esposa de Enrique, Meghan, viajaron en auto.
A su llegada a Westminster Hall, un edificio medieval cuyos orígenes se remontan a 1097 y que es la parte más antigua del Palacio de Westminster, que alberga el Parlamento británico, el féretro será llevado al interior por soldados de la Guardia de Granaderos y colocado en un catafalco.
El arzobispo de Canterbury, cabeza espiritual de la Iglesia Anglicana, dirigirá un breve servicio. Cuatro días después se celebrará el funeral, el 19 de septiembre.
Larga fila
La gente empezó a hacer cola a última hora del martes, durmiendo en la calle bajo la lluvia, para ser uno de los primeros en pasar junto al féretro, y ya se había formado una cola de casi un kilómetro y medio.
«Ni siquiera lo pensamos», dijo Glyn Norris, de 63 años, añadiendo que un poco de lluvia no la disuadiría.
Entre los congregados, algunos estaban allí para representar a sus padres ancianos, otros para ser testigos de la historia y muchos para agradecer a una mujer que, habiendo ascendido al trono en 1952, seguía celebrando reuniones oficiales del gobierno apenas dos días antes de morir.
El gobierno ha advertido que la cola podría extenderse hasta 16 kilómetros a lo largo de la orilla sur del Támesis, pasando por lugares emblemáticos como la noria gigante del London Eye y una reconstrucción del teatro Globe de Shakespeare.
La secretaria de Cultura, Michelle Donelan, dijo que algunas personas podrían tener que hacer cola hasta 30 horas para poder pasar junto al féretro antes del funeral del lunes.
Se espera que hasta 750 mil personas pasen por Westminster Hall para presentar sus últimos respetos.
(Con información de Excélsior)