miércoles 8, mayo, 2024

Yoshi Oida y Peter Brook

Raúl Adalid Sainz

Hay libros que cuesta trabajo cerrarlos. Se vuelven compañeros, confesores de secretos, amigos de charla, viejos sabios que dan una visión, un consejo. Así me pasó ayer cuando leí el último renglón del libro: «Un Actor a la Deriva», del actor japonés Yoshi Oida.

Libro que es altamente gozoso para cualquier lector, pero en especial para una gente dedicada al arte. Oida nos habla de cuando un actor se siente solo, enfrentado con sus búsquedas espirituales con el mundo real, crudo.

Su experiencia de trabajo por muchos años con Peter Brook y su teatro internacional. Los viajes por el mundo. La comunicación escénica con actores de otros idiomas, los juegos corporales y lenguaje inventado para dar vida a textos teatrales. Su experiencia con el budismo y su conexión con el teatro.

El buscarte a ti mismo en tus viejas tradiciones, en tu cultura. El actor despojándose del ego y trabajando por la obra y sus compañeros. El olvidarse de si es o no buen actor y preocuparse por ser un mensajero para el alma del espectador.

Cuenta Yoshi que cuando consiguió esto fue cuando curiosamente la gente, los compañeros, más lo felicitaban por sus trabajos. Al dejarse de preocupar y olvidar si era buen actor se relajó en base a aceptar limitaciones y buscó sencillamente cumplir su cometido dándose generosamente.

El libro es una guía, una voz profunda para cuando el actor se siente vacío, solo, en búsqueda, y sin saber a dónde dirigirse. Es la voz de un caminante, la voz de un actor a otro actor, un espejo al ser humano. Lo recomiendo como eco necesario. «Ediciones EL MILAGRO», prólogo de Peter Brook.

PD: Este escrito es del año 2013. Fecha en que conocí, «Un actor a la deriva», es un libro que regularmente visito, es un faro que alumbra a mi ser en momentos de oscuridad. Hoy quise hacer eco de sus secretos. Por algo será.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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