sábado 23, noviembre, 2024

…y Dante se enojó

Federico Berrueto

Dante Delgado tiene razones sobradas para estar enojado. Transitó del cielo al infierno. Dirigió al partido hacia donde quiso. Tomó decisiones audaces que le ratificaron la imagen de astuto estratega y líder visionario; por una parte, actuar de manera independiente a las demás fuerzas de la oposición y, por la otra, concertar un bloque de contención que le daba credibilidad como un líder fundamental en la oposición al régimen. Su reputación se fue a las nubes; el balance es el gobierno en dos entidades muy relevantes, Jalisco con el triunfo de Enrique Alfaro en 2018 y Nuevo León, con Samuel García en 2021. Incorporar a Luis Donaldo Colosio, quien ganara la presidencia municipal de Monterrey fue un logro mayor.

Sin embargo, algo aconteció después de la elección intermedia que le hizo pasar de una línea partidista diferenciada a una postura de confrontación a la oposición, lo que hizo pensar que en realidad se trataba de servir al oficialismo. Aunque, en el plano legislativo se actuó en el marco de la contención, cada vez era más evidente el enfrentamiento, por lo que su determinación de ir solo a la elección de 2024 ratificó la idea de funcionalidad a Andrés Manuel López Obrador -a quien acompañó en las elecciones de 2006 y 2012-, con el propósito de dividir el voto opositor. Fue incomprensible no presentarse a competir en el Estado de México, Morena no hubiera ganado, como constatan los 8 puntos de diferencia. En el Edomex se resistió a dividir el voto opositor, lo que sí hizo para la elección presidencial.

Movimiento Ciudadano es un partido heterogéneo en su integración y con ideología difusa de perfil social demócrata. En la última etapa refiere a la nueva política, más que todo por el voto joven, no por una auténtica renovación. Ser distinto en las formas y que el candidato sea un millenial no necesariamente alude a mejores formas o contenidos de la política; incluso pueden ser peores, caso de la saga de Samuel García con sus desplantes de soberbia, desprecio al adversario y desapego a la verdad; queda la evidencia del intento frustrado de obstruir al Congreso local enviando golpeadores, una suerte de Donald Trump zona 4.

En MC pueden diferenciarse tres planos: el de Dante, el de Jalisco y el de Nuevo León. Dante es el control del aparato partidista y con ello la definición de la estrategia electoral y el posicionamiento parlamentario. Nuevo León lo domina Samuel García y su lógica es el enfrentamiento con PAN y PRI, con el explícito apoyo de López Obrador. Jalisco con una presencia en el gobierno estatal y dominio en el legislativo y municipios, además de influencia regional hacia Nayarit y Colima; allí el adversario es Morena. Dante optó por Nuevo León, que inevitablemente significa ser funcional a los objetivos electorales de Morena y Andrés Manuel. La candidatura presidencial de Samuel fue consecuencia.

Es evidente que el candidato presidencial de Dante, o más bien de López Obrador, participó con la certeza de que sus patrocinadores actuarían para que su sucesor en el gobierno fuera un funcionario afín. Error de cálculo en las dos partes, de Samuel por creer que sí se podía someter al Congreso local y de Dante al asumir que Samuel aceptaría un gobernador interino negociado con la oposición. El desenlace fue la retirada una vez que la Corte resolvió que el gobernador interino designado por el Congreso local, Luis Enrique Orozco, debiera ser reconocido.

La declinación de Samuel García resulta catastrófica para Dante y MC. Todo el diseño hacia 2024 colapsa al no tener un candidato competitivo. La baladronada de abandonar el bloque de contención e insinuar alineamiento con López Obrador carece de sentido político, más cuando se anuncian para febrero las reformas constitucionales para la militarización plena de la Guardia Nacional, acabar con la independencia de la Corte y la reforma electoral, tóxica para la pluralidad y la autonomía del INE, propuestas rechazadas por MC en las Cámaras.

De proseguir en esa línea, Dante no sólo conduciría a MC al desastre electoral, sino a la rebelión en el partido. Muchos de sus legisladores y en Jalisco, no están dispuestos vender su alma a López Obrador en su empeño por acabar con el régimen democrático. Dante dice que agravio tiene consecuencias, eso es también es válido para él y, desde luego, para Samuel.

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