domingo 19, mayo, 2024

VUELTAS EN “U” A LA DERECHA Y GUERRAS

Luis Alberto Vázquez Álvarez

Dos movimientos sociales del siglo XVIII transformaron la filosofía social y la histórica visión mundial del ser humano. Hasta entonces predominaba el dogma de que el poder tiene origen divino: “Los monarcas eran designados directamente por Dios”.

La Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América (1776) y la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano (1789) tras la Revolución Francesa, proclamaron la libertad e igualdad de todas las personas, provocando que el milenario régimen monárquico perdiera solidez y se agrietara hasta derrumbarse. Vendrían inmediatamente después las independencias de los virreinatos españoles en América y la constitución de Cádiz que serían la puntilla a estructura unipersonal y oligárquica de gobiernos tiránicos. En todas ellas los valores justicia y humanismo serían encumbrados sobre el poder político y económico y todo quedaría en el poder del pueblo, es decir “Soberanía Popular”.

La reacción monárquica no se hizo esperar; se inició la primera conjura internacional del conservadurismo moderno: el “Concierto de Viena” o “Restauración de Europa” (1815), un Tratado de Santa Alianza para defender el absolutismo. El príncipe Klements Metternich reunió a representantes de los imperios europeos para crear un inmenso ejército que invadiría cualquier país liberal y además cruzaría el Atlántico para reconquistar los virreinatos emancipados de España, Portugal y colonias inglesa. Fracaso absoluto como toda intentona derechista.

Después de la Primera Guerra mundial, tras el surgimiento de la URSS, nace una corriente antisocialista (el comunismo jamás ha existido, solo los ignorantes se asustan con él), cuya finalidad era impedir que las ideas de Trotsky, (quien soñaba exportarlo desde Rusia), pudieran realizarse. Varias naciones durante los años 30´s adoptaron posturas dictatoriales (Nazifascimo Alemania e Italia, franquismo España; militarismo Japón; gorilismo naciones latinoamericanas, entre otros), sojuzgaron a sus pueblos, quisieron conquistar otros territorios, pero finalmente fueron aniquilados esos movimientos antihumanos por la Segunda Guerra Mundial.

A estos dos corrientes absolutistas y despóticas de nada les sirvió controlar consciencias populares, contar con la compra de medios de comunicación y propaganda extensa, así como sustentarse en la jerarquía eclesiástica que amenazaba con excomuniones; además de sus derrotas militares, terminaron hundiéndose en el fétido pantano de la historia mundial ellos y sus sucedáneos ideológicos.

Estoy convencido de que la historia jamás se repite, pero que tiene bucles que se asemejan a épocas anteriores con formatos similares, aunque cada onda es, en sí misma, diferente a su antecesora. Hacia 1948 el dogma “Dignidad Humana” se extendió en la consciencia universal. La ONU amparó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, primó la cultura y ciencia sobre la violencia y aparecieron como naciones independientes antiguas colonias de las potencias europeas. América Latina pareció caminar hacia la democracia, limitada como en México, destruida como en Chile. La existencia del bipolarismo geopolítico (USA – URSS) parecía ser la fiel de la balanza humanista.

Con la caída del “muro de Berlín” nuevamente surgen el darwinismo planetario, la potencia hegemónica domina todo el panorama y dicta las leyes que controlan el comercio y la economía a través de su moneda y ejército. Una tímida Unión Europea pareciera buscar su autonomía, pero siempre bajo la sombra gringa.

Toda esta supremacía provoca que las derechas en varias naciones adquieren matices fascistoides y los principios hitlerianos resurjan y traten de dominar a los gobiernos antes “democráticos”. Vr.gr.: supremacistas blancos gringos, “yunque” español, alianzas políticas antes enemigas en México; todas apoyadas por medios de comunicación y periodistas comprados con dinero sucio, no con ideales; desatan “Guerras Sucias”. Denuncias pueriles de la ultraderecha achacando hasta muertes naturales de opositores a dirigentes de izquierda, todo sea para perjudicar ideales y recuperar privilegios. Lo más increíble es que los ultraconservadores que por siglos han dañado el ecosistema mundial, quieran ahora vestirse de verde y discurran defenderlo, cuando único el motivo de sus guerras y la fortaleza de su armamento provienen precisamente del petróleo.

Justamente hoy se vuelven a escuchar tambores de guerra en todo el mundo, el conservadurismo mundial requiere de acciones militares para dominar a los pueblos. Nada de confrontaciones ideológicas, Rusia y China son tan capitalistas y hegemónicos como Europa y USA. Estamos hablando de predominios económicos y ocupación de continentes, grotescamente, serviles catetos promueven verlos como conflicto ideológico.

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