José Luis Carrillo Ramos
En los recientes días, en Nuevo León han pasado un montonal de situaciones consideradas como normales en una Entidad dinámica y en múltiples ocasiones poco sensible.
Sin embargo, existieron dos situaciones que nos obligan a meditar sobre lo que debemos ser como Sociedad y en lo que nos hemos convertido.
No pretendo soslayar el respeto al Bienestar Animal, del cual soy un convencido; sin embargo; resulta increíble la manera en la que muchos lo anteponen al de sus semejantes.
Los nuevoleoneses adictos a las Redes Sociales, han dado mayor relevancia a la ausencia de atención Gubernamental a canes y animales silvestres, que a lo que sucede a sus semejantes.
¿Nos hemos deshumanizado tanto que una manera de buscar alguna hipócrita justificación, nos ha dado por salvaguardar a especies domésticas, como perros, gatos, aves, peces, reptiles, etc.?
El daño sufrido por varios perros en Santa Catarina y el descuido por parte de las autoridades del Parque y Zoológico La Pastora hacia una osa, llamada Mina; rescatada para ser abandonada, hace que se enciendan las alarmas sociales, sobre los momentos tan poco solidarios que vivimos hacia la Especie Humana.
Plantones para protestar y exigir por la atención hacia la Osa Mina y los canes de Santa Catarina, contrastan con la terrible insensibilidad social hacia un par de menores, uno de ellos de siete meses; que sufrieron severas heridas durante las recientes inundaciones en el Sur de Monterrey.
Para la osa y los perros, la exigencia para que sean atendidos, logrando que incluso la cachorra, haya sido trasladada a Pachuca, en la que todo indica, sí será debidamente atendida y NO como sucedió en Nuevo León.
Tal parece que en Hidalgo, existen médicos veterinarios mejor capacitados que en Nuevo León.
La «Osita Mina» atrajo múltiples muestras de simpatía y solidaridad social regiomontana, mientras que a los menores, que siguen sumamente graves, nadie se ha atrevido a siquiera cuestionar para conocer quienes fueron los responsables de otorgar los permisos de construcción de una barda, que cayó sobre la habitación de ellos.
Los padres de los menores asumieron de manera errónea que su casa era el lugar más seguro para permanecer mientras pasaba la tormenta.
El Gobierno de Nuevo León destituyó al administrador del Parque La Pastora ante las presiones sociales, mientras que el Municipio de Monterrey apuesta al olvido para informar y aplicar la Ley a quienes fueron los responsables de autorizar una barda que cedió y mantiene en cuidados intensivos a dos menores.
Se nota que hay prioridades y vaya que los Humanos salimos perdiendo.
¡Somos la Especie Humana, no me explico por qué a algunos parece que les resulta más relevante el cuidado y atención a otras!
¿Hasta cuándo los Seres Humanos retomaremos la solidaridad fraterna?
¿Qué soy un soñador?
¡Puede ser, pero me gusta serlo!