Raúl Adalid Sainz
Indudablemente recordé, con ese juego cardiaco suscitado ayer en Nuevo Laredo, aquel 1974 en que Laguna venció a Saltillo, uno a cero, con gran pitcheo de Pete Bonfils. Aquel gringuito tiró toda la ruta de nueve entradas en la capital del sarape. Aún recuerdo aquella narración radial nocturna de un agosto de 74 en que Laguna se coronaba campeón de la zona norte. Recordé, siendo un niño de trece años, cuando «El Profe» Juan Francisco Menchaca dio el hit que trajo la única carrera del partido. La comarca enloqueció. Muchos viviríamos por primera vez una final del beisbol mexicano. El rival los poderosos «Diablos Rojos», del México, comandados por el «Pelón Mágico», «Cananea» Reyes.
Tuve la dicha de ver el primer juego de esa final en el estadio «Rosa Laguna», de Gómez Palacio. Los «Diablos», barrieron cuatro a cero a Unión Laguna en la serie final.
Sí, ayer con ese glorioso juego de «Algodoneros», recordé desde mi residencia en México, cuando oía por radio en 1971, las narraciones radiales de Alfredo Rocha y Barraza. A mí me gustó el baseball, imaginándomelo, nadie me llevó al parque, ni me explicó la mecánica del juego. Creo que las grandes narraciones de Rocha y Barraza, tuvieron mucho que ver.
Rememoré a los jugadores de ese tiempo: «Minie» Miñoso, Pancho García, «Yaqui» Ríos. Ese viaje me llevó a la locura que vivimos en 1975, Torreón y Unión Laguna tenían un nuevo estadio: «El gran Mecano», el Estadio Superior. Desarmable, una estructura muy moderna para la época, ahí habían jugado los «Astros», de Houston.
Ahí vivimos dos finales más, aquella de 1976 contra «Diablos», otra vez. «Cananea», volvía aparecer. Tuve la fortuna de ver el primer juego. «Pancho, el Grande» (Francisco Maytorena), como le decía en sus narraciones radiales don Alonso Gómez Uranga, tiró una joya de pitcheo. Dos a cero fue la pizarra final. Jugadorazos tenía Laguna: Aquel de las cuatro temporadas, ganando veinte juegos o más, Toño Pollorena, el pitcherazo Pete Bonfils, los hermanos Felix, Blas Santana, Víctor Manuel López, «El Vikingo» Christiansen, Curtis Brown, «Many» Lázaro. Una debilidad tenía ese equipo, falta de pitcheo inicialista.
«Diablos», ganó cuatro a dos esa serie final. Cada dos años vivíamos finales. En 1978, Laguna se enfrentó a «Rieleros» de Aguascalientes, por la serie de campeonato. Aquellos «Hidrocálidos», del lagunero manager Favela, y de pitcherazos, como el gran matamorense lagunero, «El Ejote» Horacio Piña, y el gran Porfirio Salomón. Aguascalientes ganó cuatro a uno aquella serie final.
Por supuesto, volví a vivir, cuando por un periódico, «El Esto», radicando en la Ciudad de México, vi que mi Unión Laguna le ganaba a Laredo el juego final del campeonato de la zona norte. Año de1990, en Laredo, manager, Marco Antonio Vázquez. Leía emocionado, en aquel periódico sepia, que Chucho Sommers daba el hit que impulsaba a Dave Stockstill a la registradora. La final contra «Bravos» de León, del experimentado manager «Paquín» Estrada. El sueño se evaporó. Se perdió esa serie cuatro a uno; coronándose León en el Estadio de la Revolución.
Este 2023, volví a vivir a mi Unión Laguna como antes. Estuve en la comarca por más de mes y medio, y paladeé todo el playoff contra «Sultanes». Regresando a México, seguí enganchado con los «Algodoneros», y me emocioné con las series de triunfo contra Tijuana y Laredo.
Yo le veo gran empaque al equipo. En esta serie con Laredo, hubo un plus a resaltar: el gran manejo del manager Molina con su staff de pitcheo relevista, estos lanzadores fueron claves, primero para rescatar al pitcher inicialista, y para maniatar a una ofensiva tan poderosa como la de Laredo.
Grandes relevistas como Ibarra, Vázquez, Torres, Pineda, McRaith. Y el muy buen pitcheo inicialista encabezado por este muchacho que me gusta mucho su forma de lanzar: Aldo Montes. Contra Tijuana tiró un gran juego de sólo un hit. Ayer en Laredo Texas lanzó grandes cinco entradas y un tercio.
Un equipo muy balanceado a la ofensiva y a la defensiva. Rápido en los senderos, magníficos robadores de base, buenos chocadores de hit, poder a la ofensiva con Nick Torres, Villar, Escarra y Nevares. Y experiencia en Molina como manager. Hay para soñar.
En las fotos, al pie de este escrito, está un señor de edad, que asistió ayer al Estadio de la Revolución a ver el juego por la pantalla gigante puesta en el estadio. «Si se pudo mi Unión Laguna», dice su pancarta. Ustedes se imaginan lo que no vivió ese señor. Un aficionado de hueso colorado. Un fan que de seguro vivió el viaje que les narré.
Un aficionado como ese te hace sentir que La Laguna tiene el ADN del beisbol en la sangre. Fue un gusto del lagunero antes que el futbol. Ese señor simboliza mucho. El brillo de sus ojos, su atuendo como de ferrocarrilero, hace viajar a los tiempos de Martín Dhigo campeón con Laguna, en 1942, y al último campeonato de 1950 con mi querido don Memo Garibay.
Que mis «Algodoneros», sean campeones después de setenta y tres años, que mi hermosa y querida Comarca viva este sueño acariciado después de treinta y tres años. Una serie difícil contra Puebla. Ya se les barrió en julio en la temporada. Hay con que ilusionarnos. Que el blanco capullo de algodón nos meza en un sueño arrebatado campeonil.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan