-La Kinésica (o quinésic) estudia «el significado expresivo, apelativo o comunicativo de los movimientos corporales y de los gestos aprendidos o somatógenicos no orales de percepción visual, auditiva o táctil, solos o en relación con la estructura lingüística o paralingüística y con la situación comunicativa»
Dra. Zeyda Cisneros Gómez
Con la mentira se ganaron imperios y se perdieron fortunas. Es una potente arma para convencer, vencer y dominar. Hubo quienes la utilizaron y abusaron de ella hasta llevar al mundo al caos y casi a su destrucción. Hitler es un buen ejemplo. Cuando fue canciller de Alemania preparó la invasión a Europa mintiendo sobre sus planes al primer ministro inglés, Neville Chamberlain, durante una serie de entrevistas en 1938 en las que prometió la paz en Checoslovaquia cumplía con no mover a su ejército para detener el avance alemán.
Chamberlain escuchó a Hitler y creyó en sus palabras convenciendo luego a Checoslovaquia a esperar, lo que permitió el avance alemán, e inició la ocupación de Europa y la Segunda Guerra Mundial. Hitler era experto para mentir. Sabía qué palabras usar, qué expresiones de la cara y manos emplear para lograrlo, en fin, cómo utilizar su cuerpo para reforzar su mentira. El líder y dictador nazi demostró al mundo cómo es que una persona puede lograr el poder apoyado en la astucia, inteligencia, la habilidad para hablar y sobre todo manejar la mentira.
Hoy se engaña con la palabra hablada convertida en mentira. Es una arma poderosa para lograr poder, control y dominio. Pero se ha aprendido a descifrar si lo que expresa la boca lo dice el cuerpo. Los que descubren la mentira lo hacen cuando escuchan a un gobernante, a un empresario, a un entrevistador, a los amigos o las madres, a los hijos. Es una habilidad que se adquiere con los años o con el entrenamiento y que se ha convertido en trabajo de todos los días para expertos que trabajan en grandes empresas u oficinas de gobierno entrevistando a clientes, y usuarios a quienes escuchan e interpretan «como si fueran un libro abierto» mientras observan qué dicen con el cuerpo. Y de las madres que literalmente «leen» a sus hijos.
¿Entendemos el lenguaje del cuerpo? La historia no sería la misma si desde pequeños se nos enseñara que no siempre lo que se dice con la boca se dice con el cuerpo y se nos entrenara para «leerlo y escucharlo».
Descubrir la mentira o la verdad es tarea que se deja a los expertos, pero todos podemos aprender a «leer el cuerpo» y evitar con ello que otras personas controlen nuestras decisiones y dicten nuestras actividades utilizando la mentira y el engaño.
«Seamos congruentes con lo que pensamos, decimos y hacemos».
ESTE ES UN NUEVO AÑO PARA ESTE BUEN PROPÓSITO
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