lunes 23, septiembre, 2024

TRABAJO DIGNO PARA PROGRESIÓN SOCIAL

Luis Alberto Vázquez Álvarez

Los doce trabajos de Hércules, un mito muy simbólico de la cultura griega debe interpretarse como la lucha de ese pueblo contra lo inhóspito de la península balcánica que ellos llegaron a habitar y también contra lo caótico del propio ser humano; implica la respuesta al desamparo de la humanidad frente a la naturaleza y, como surgimiento de la ética de la época clásica, una reflexión sobre el bien y el mal, sopesar sus decisiones y acciones, lo que prefigura un nuevo orden centrado en aquello que las personas pueden lograr con sus trabajos dignos. Hércules brega contra todo lo que desvía un destino decoroso para la humanidad.

El trabajo digno exige respeto absoluto a la dignidad del asalariado; impide cualquier discriminación originada por raza o nacionalidad, género, edad, discapacidad, condición social o de salud, religión, preferencias sexuales, estado civil o inclinaciones políticas. Todo trabajo digno debe generar un salario honesto, proteger los derechos laborales y civiles, garantizar igualdad y asegurar estabilidad laboral; además quien lo ejerce merece vivir, él y su familia en condiciones respetables, cubriendo sus necesidades básicas entre otros derechos elementales.

El Papa Francisco evidenció la desigualdad que vive la sociedad y aseveró: “Debemos proponer alternativas equitativas y solidarias que realmente se puedan poner en marcha”. invitando a “realizar un sueño que vuela hacia lo más alto a través del trabajo libre, creativo, participativo y solidario en el que el ser humano exprese y acreciente la dignidad de la propia vida”. Frente al trabajo libre opinó: “demasiado a menudo, el trabajo está bajo la opresión a diferentes niveles: del hombre sobre el hombre; de nuevas organizaciones esclavistas que oprimen a los más pobres; en particular, muchos niños y muchas mujeres sufren una economía que obliga a un trabajo indigno que contradice la creación en su belleza y en su armonía”. Pidió que “el trabajo sea instrumento de esperanza y de vida nueva”.

Y enfatizó: “La libertad, creatividad, participación y solidaridad son características que forman parte de la historia; hoy, más que nunca, estamos llamados a poner el trabajo al servicio de una vida digna para todos”.

En el Foro Económico Mundial de Davos 2023, se planteó “la semana laboral de 4 días” para evitar el agotamiento y aumentar la productividad, así como, iniciativas para garantizar un salario vital adecuado al alto costo de vida e incrementar la inversión en trabajo decente y sostenible con programas de bienestar y cierre de brechas sociales.

1917 se genera en México el derecho al trabajo, en los 90´s del siglo XX languidece fatalmente: hoy empieza a mejorar la calidad de vida al trabajador con cambios reales que atienden principalmente a las clases medias y humildes: Aumentos efectivos del salario mínimo, ampliación de días vacacionales y prima correspondiente; ampliación de cuotas y aportaciones patronales al ramo de cesantía en edad avanzada y vejez para trabajadores inscritos al IMSS. Ampliación de la aportación de los empleadores para la pensión del trabajador que para 2030 habrá pasado de 5.1 a 13.8% del salario base de cotización. Programas para lograr la tan anhelada democracia sindical que exige voto libre, directo, secreto y personal en los procesos electorales de líderes sindicales, todas ellas ya vigentes.

Ahora en el Senado mexicano se debate una propuesta que modificaría la jornada laboral septenaria de 48 horas actual a laborar solamente 36 horas semanales, encontrándose en fase de evaluación. Procurar una mejor calidad de vida y bienestar dignificante de los trabajadores, apunta hacia la reducción de los horarios laborales como tendencia mundial. Existen quienes desean que México sea como las naciones europeas, pero solamente en lo que favorece a sus intereses personales, sin solidaridad social.

Que tranquilidad y que satisfacción de aquella persona que, mirando sus manos y su conciencia al pasado y el presente, sabe que están limpias porque no ha vendido ni su pluma, ni su voz y aunque apenas posee lo indispensable para vivir, no siente ningún remordimiento ya que todo ello es producto de un trabajo digno, puede andar por la calle con la frente en alto y sus hijos portar su apellido con orgullo. “Cuando he trabajado honradamente todo el día, un bello atardecer me sale al encuentro” J.W. Goethe.

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