sábado 2, agosto, 2025

Torreón, una ciudad bien trazada gracias a un error

“A veces aprendemos 

más de los errores,

que de los aciertos”.

Henry W. Longfellow

Jesús M. Moreno Mejía

Con la llegada del Ferrocarril Central de México en 1883 a la región lagunera, fue creada una parada del tren en el Rancho del Torreón, y justo en los albores de nuestra ciudad (1888), Andrés Eppen, representante de la empresa Rapp Sommer (propietaria de estos terrenos), encargó al ingeniero Federico Wolff el trazo de un plano urbano de varias cuadras o “manzanas”, a partir del importante cruce de las vías del ferrocarril antes mencionado con las del Ferrocarril Internacional.

Sin embargo, ocurrió un error de cálculo en el proyecto, pues Eppen le indicó al ingeniero que las “manzanas” fueran de 100 varas por cada lado, pero Wolff sólo contaba con una cinta de medir con pies y pulgadas que se usaba en Estados Unidos de América, y creyendo que esas medidas correspondían a la vara castellana, colocó su valoración con ese registro, estimando fueran de 101 varas más cuatro pulgadas y las calles 25 varas más 12 pulgadas; convirtiéndose en superficies mayores al trazo original.

En vista de lo anterior, el ingeniero Wolff terminó la marca urbanística del primer cuadro de Torreón al estilo estadounidense, pero Andrés Eppen consideró dejar así el proyecto a pesar del error, pues los lotes serían más favorables para los adquirentes, mismos que de inmediato empezaron a comprar.

Y es que Wolff tomó en cuenta la encomienda de acuerdo a las ideas urbanísticas del país del norte, cuyo principal objetivo era obtener el mayor provecho inmobiliario y económico, a diferencia del pensamiento de los inversionistas mexicanos, que buscan obtener mayores ganancias con lotes y “manzanas” de acuerdo a la superficie que disponen.

Los terrenos proyectados para urbanizarse por Andrés Eppen, fueron acaparados en 1897 por el coronel Carlos González, primer presidente municipal electo de la villa de El Torreón, pero un año después los vende al comerciante algodonero de origen español, Feliciano Cobián.

Este último, decide ampliar hacia el oriente la superficie trazada para urbanizarse, fraccionando la villa El Torreón en cinco sectores: Primero de Cobián (de la hoy Calzada Colón a la calle Francisco I. Madero); Segundo de Cobián (de la calle Madero a la calzada Cuauhtémoc); Tercero de Cobián (de la calzada Cuauhtémoc a la calle Jesús María del Bosque). Cuarto de Cobián (de la calle 18 o J. M. del Bosque a la calle Heroico Colegio Militar, calle 30) y Quinta de Cobián de la calle 30 a la calle 40 (actualmente “Saltillo 400”).

Los cinco fraccionamientos de Cobián, constituyen en su conjunto el Primer Cuadro de la ciudad (Código Postal 27000), delimitado por los bulevares Independencia; Diagonal Reforma y Revolución, así como de la calle Andrés S. Viesca (la primera calle que tuvo la villa de Torreón, hoy invadida por la venta callejera del Mercado Alianza), a la Calle 40.

Quien esto escribe hace un paréntesis de propagada a su libro “La calle donde tú vives”, en cuyo contenido se enumera el nombre de cada calle, avenidas, bulevares y los personajes y hechos de cada nomenclatura.

Adelantamos que las primeras calles de la villa de Torreón, tuvieron nombre a partir de 1898, siendo jefe político del lugar, Luis M. Navarro Garza. Desde la calle Andrés S. Viesca a la Ildefonso Fuentes (siendo todos ellos personajes ilustres de Coahuila del siglo XIX), así como las vialidades, Revolución (antes Ferrocarril); las avenidas Presidente Carranza, misma que originalmente se denominaba Agustín Iturbide; la Hidalgo, Juárez, Morelos, Matamoros, Allende, Abasolo y Ocampo.

Reiteramos que el error de cálculo del ingeniero Wolff fue un hecho  fundamental para que Torreón del siglo XX fuera considerada una ciudad con un diseño urbano único en el país. Sin embargo, con el paso del tiempo fue “devorada” por las colonias que poco a poco se fueron creando en torno al Primer Cuadro (no Colonia Centro, como hoy algunos le llaman sin ser una colonia o barriada), con trazos individualistas de acuerdo a los intereses de los desarrolladores.

Como dato complementario, diremos que el ingeniero Wolff no sólo hizo el croquis urbanístico encargado por Andrés Eppen, sino que también construyó un palacete que es emblema de Torreón, la mansión denominada “Casa del Cerro” (donde vivió con su familia hasta llegada la revolución); el hotel “San Carlos”, ubicado en las inmediaciones del mercado Alianza; el hotel “Salvador”, que en su años fue considerado uno de los más lujosos de México, así como obras hidráulicas diversas en la región.

¡Hasta la próxima!

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