Luis Alberto Vázquez Álvarez
La humana historia estima que, en sus casi seis mil años de documentación, ha habido unas 14,520 guerras, mismas que han causado alrededor de 1,240 millones de muertes y que solamente en los últimos dos siglos 148 millones de seres humanos han sido sacrificados en las mismas; pero siempre se han tratado de justificar con falacias eximentes.
Una obra maestra de la literatura universal describe una guerra del siglo XIII a.C. justificada por el rescate de una reina secuestrada por un príncipe debido a un concurso de belleza entre tres diosas. La realidad fue: destruir la ciudad que dominaba el comercio entre los mares Egeo y Negro y que cobraba altos impuestos a los mercantilistas griegos. Las guerras púnicas entre Roma y Cartago, (siglos III y II a.C.) se realizaron por el dominio comercial del mar mediterráneo, únicamente razones económicas las motivaron, pero ambas civilizaciones justificaban su enfrentamiento con elucubraciones filosóficas y hasta religiosas; Catón el Viejo (234 a. C.-149 a. C.); terminaba todos sus discursos en el senado con la frase “(Carthago delenda est” (Cartago debe ser destruida), dándole sentido ideológico a lo que era puramente mercantil. Y qué decir de las cruzadas; todo por la ruta de la seda o el comercio entre Europa y China, nada que ver con los ”lugares santos” y así podemos ver que toda conflagración entre naciones son los intereses monetarios los que las provocan, se necesita tener prácticamente incapacidad mental para creer que son por comunismo o ateísmo. Ridícula ignorancia.
«En la Tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos». Sentenció Mahatma Gandhi. Y sí, existen seres cuasihumanos enfermos de poder político y económico que jamás satisfacen sus ambiciones personales o de casta; esos a los que ni todas las riquezas del universo les saciaran y que están dispuestos a usar todo poder militar y mezquindades para saquearlo sin hartar su codicia.
Ahora mismo, con un narcisismo insaciable, el presidente de Estados Unidos de América ha desatado una preguerra desastrosa mientras los seguidores de su liderazgo aceptan sus propuestas, aunque sean mentiras evidentes y con un “cierre cognitivo”, él encuentra respuestas rápidas y gracias a manipulación discursiva y mediática logra poder ascendente en lugar de trabajar honestamente para solucionar los problemas de su país y del mundo.
Se ha dedicado a insultar y amenazar al mundo entero, incluso a sus más tradicionales aliados; pero al pasar de los días se encuentra sin salidas reales; lo mismo sus partidarios que los demócratas contrarios realizan masivas protestas dentro de su país y su rival acérrimo, callado, sin alharacas estruendosas, sin chillidos ni alaridos está utilizando esa frase de su filosofía milenaria y ya ha sacado una cómoda silla a la acera de su casa para esperar, tranquilamente que pase el cortejo fúnebre del imperio yanqui, acompañado del petrodólar, los bonos del tesoro americano y hasta el “American way of life”.
¿Para quienes está gobernando este maniaco? ¿Para quienes quiere “volver a hacer grande a USA”? Un Tsunami económico ya está elevando olas inmensas desde Europa, los países honestos de América Latina, África y parte de Oceanía, mientras desde su frontera norte le restringen la energía eléctrica, al mismo tiempo, está enfrentando a la India con China a través de Pakistán, El mundo puede arder, eso a él no le importa nada; después de incendiar su casa pide ser nombrado “jefe mundial de los bomberos”.
Y sí, claro, los conservadores mexicanos sueñan en ser llamados a convertirse en el estado 52; pero el anaranjado ni los fuma; sin llorar prianistas. En tanto resulta lastimoso, rayando en lo jocoso, su sueño onanista de que la actual administración federal no logre acuerdos arancelarios ni migratorios con el ególatra de la Casa Blanca; buscan desesperadamente pretextos para criticarla y acusarla de crímenes diversos, son idénticos a sus bisabuelos que en 1864 fueron a traer un príncipe rubio a Europa porque los prietos mexicanos no sabían gobernar y les había suprimido sus privilegios con las leyes de reforma. Resulta que en ambas situaciones perdieron; México, momentáneamente ha quedado exento de varios aranceles automotrices y ahí la lleva…
