lunes 24, febrero, 2025

Riesgos y retos

Enrique Martínez y Morales

La semana pasada, en los Foros Ciudadanos para construir el Plan Municipal de Desarrollo de Saltillo, se contó con la participación del ex secretario de Economía Ildefonso Guajardo. Sin duda, uno de los mexicanos más acreditados para hablar sobre los riesgos y retos que enfrenta nuestra economía ante la postura comercial del vecino de norte.

Toda su campaña Donald Trump, nos recordó Ildefonso, se la pasó diciendo que él había terminado con el peor acuerdo comercial de Estados Unidos en toda su historia, el TLC, y que él también, durante su primer mandato, había negociado el mejor acuerdo comercial de su país, el T-MEC. Partiendo de este detalle y que su contradicción no puede ser tan grande, el horizonte comienza a esclarecerse.

En efecto, el presidente actual enfrenta circunstancias distintas a su mandato anterior. Ahora sí ganó el voto popular y la mayoría en las cámaras, además que ya no puede aspirar a otra reelección, lo que ahora le da empoderamiento y mayor grado de libertad. Pero su perfil psicológico sigue siendo el mismo, nos explica Guajardo.

Con la amenaza de los aranceles del 25% logró conseguir acciones de sus contrapartes en cuanto a tres temas: el flujo migratorio, el control del fentanilo y adelantar la revisión del T-MEC calendarizada para el 2026. Y en este punto, pondrá énfasis en el sector que le obsesiona: el automotriz. Va a querer ajustar criterios de integración regional para hacerlos más estrictos, batallas que habíamos ganado en años pasados.

Dada su experiencia, Ildefonso recomienda buscar una negociación integral y no obsequiar victorias tempranas, marcar la línea roja de lo no negociable y, sobre todo, aprovechar la coyuntura para buscar soluciones de largo plazo a los problemas de inseguridad y migración, y no solo para complacer al presidente norteamericano y mejorar sus indicadores a costa de los nuestros.

Para el caso de Coahuila, la incertidumbre generada por todo lo anterior podría ser contrarrestada por los buenos indicadores en materia de seguridad, paz laboral, capital humano orientado a la demanda técnica y estabilidad social, entre otros, para seguir atrayendo inversiones.

Es probable que las reglas de origen se vuelvan más estrictas, pero eso no es necesariamente malo y lo podemos usar a nuestro favor. Si ya sabemos que la principal preocupación de Estados Unidos es que contenido chino se cuele en nuestras exportaciones, es responsabilidad de nosotros blindar los procesos para cumplir con los compromisos en tratados internacionales.

Como socios confiables de Estados Unidos, propone Guajardo, no podemos permitir inversiones chinas en áreas sensibles para la seguridad nacional, tampoco que incumpla con reglas y acuerdos comerciales. No se trata de pelearnos con China, es nuestro segundo socio comercial, pero sí generar una estrategia virtuosa en conjunto.

Los riesgos y retos existen, pero también una ruta para solucionarlos. ¡Manos a la obra!

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