sábado 23, noviembre, 2024

Raúl, mi buen amigo Raúl

 

 

 El recuerdo siempre presente al gran maestro y director teatral: Raúl Zermeño)

 

Raúl Adalid Sainz

Quise a Raúl Zermeño como un padre teatral.

Viví contigo uno de los procesos más enriquecedores como actor.

 

Solté contigo las carcajadas más inteligentes quizá del eco de la escucha.

Era sentirse, «padre», como tu decías, a tu lado.

Contigo no hubo ceremonias, rituales, se trabajaba.

Como aquellos ensayos físicos en que sudábamos a mares;

llegaste y al vernos preguntaste: «¿Qué hacen guebones».

O aquella que nunca olvido del ensayo «Fugitivo» de Rascón:

«Estoy perdido Raúl», tú con las botas arriba de las butacas del «Teatro Coyoacán», me contestaste sereno a ritmo de bolero en letra: «¿Y no sabes qué camino te trajo hasta aquí?».

Ayer al saberte ido sólo el silencio me circundó.

Hoy mañana de octubre siento la orfandad y el adiós de la inteligencia,

del realismo en dirección de la escena, del tener tu consejo a la invitación teatral, del apunte negro de humor al trabajo, de regalar el cariño en la fina ironía.

Por cierto, no encuentro aquellos pantalones amarillos, aquellos Raúl, que cuando los viste, con pícara sonrisa dijiste: «¿Y esos pantalones de padrote?».

Adiós amigo, siempre agradecido por tu sonrisa, por ese regalo enorme que me diste de ser «Valente Armenta» en tu sinfonía realista de tu obra llamada «Fugitivos»; de otro querido ausente viajero: Víctor Hugo Rascón Banda. Hoy los dos se están dando un abrazo mañanero. Hasta siempre. No nos despedimos querido Raúl.

 

PD: La memoria es volver a vivir. Hoy 4 de octubre del 2021, quise revivir el recuerdo presente del buen Raúl. Quizá haya ausencias que son irreparables precisamente por ser irremplazables. Al despedirme en aquel cuarto de hospital en el que te vi por última vez, te dije: «no nos despedimos Raúl», muy malito y débil alzaste tu mirada, me sonreíste cariñoso y dijiste: «eso espero». Uno nunca imagina cuál será la última palabra que escucharás de un ser querido.

 

Raúl Adalid Sainz, cuatro de octubre del 2014, en el día de tu adiós, en algún lugar de México-Tenochtitlan.

 

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