viernes 20, septiembre, 2024

Qué significa trabajar con Luis de Tavira, quién es él dirigiendo

 

(Experiencia sustantiva haber vivido la obra teatral: «Pequeños Zorros»).

 

Este texto forma parte de mi libro, «Historias de Actores» (un recorrido por el mundo teatral y cinematográfico)

 

Raúl Adalid Sainz

Después de cinco meses de trabajo, entre ensayos y representaciones de la obra teatral «Pequeños Zorros» de Lillian Hellman, intentaré cifrar mi atención y compartir qué es trabajar con el maestro Luis de Tavira.

 

Los ensayos comenzaron a principios del mes de junio de este 2016. El inicio se dio en una de las salas de ensayos de la Compañía Nacional de Teatro. Ahí el maestro asignó los roles a interpretar con previa presentación de todo el equipo. Una sorpresa mayúscula fue saber que el maestro Alejandro Luna iba a realizar la escenografía.

Se hizo una lectura en frío, sin intenciones, de toda la obra. Un primer reconocimiento. «Como todo primer encuentro habrá falsas impresiones, experiencias subjetivas», dijo el maestro. «Un qué pensaste cuando me viste por primera vez», concluyó en aquella noche de DF lluviosa.

El siguiente paso fue que encargó a cada uno de los actores, sus impresiones de la obra, una primera idea de la obra a realizar. Un acercamiento a responder qué pasa en esta obra. Ir al instinto dramático.

Estos pasos nos llevaron al análisis de texto. Un viaje formal de deliberación. El maestro contextualizó el hecho a explorar: un Estados Unidos en 1900. Quién era el interlocutor de Lillian Hellmann en 1930 año de su representación y qué pasa en el Siglo XXI en nuestro país para que se apele a este texto. Cuál es su contemporaneidad y significado para ser contundentes.

Eso exigía desintegrar el texto para hablar de componentes, de significados que den vida posterior. Un proceso hermenéutico dijo el maestro Luis: «Yo lo entiendo así, lo leo así. Esto es lo que importa para el trabajo. Establecidas las convenciones vamos a hacer la misma obra. El análisis nos debe explicar la obra como situación. Entendiendo a ésta como un estado de cosas, un estando así las cosas: cuántas, cuáles, cómo».

A los pocos días, José María de Tavira, traductor y adaptador de la obra, nos dio una exposición del proceso económico en Los Estados Unidos de esos años, y del surgimiento del algodón como un cultivo que dio amplia riqueza a quienes lo sembraron. Qué se necesitaba para su cultivo. Aspecto fundamental en la obra.

Este proceso gozoso hace que el pensamiento del actor vaya poco a poco al hecho de la acción. Lo empieza a situar. Comienza a tomar impresiones. Elemento fundamental de trabajo para el actor en los primeros pasos creativos de un proceso.

Después el maestro va a desentrañar con el conjunto actoral el análisis tonal de significado línea por línea de cada personaje en orden secuencial de escena. Aquí se tomaba su tiempo. Había un ponerse de acuerdo con el actor, le era importante que hubiera claridad, entendimiento, al señalar este mapa a trabajar, a significar. Cada trozo analizado, desentrañado en el subtexto, era explorado en un primer acercamiento emocional al día siguiente. Así hasta conseguir la totalidad de la obra. Labor titánica pues la obra es de tres actos. La fecha de estreno apremiaba. Este proceso se culmina con lo que el maestro llama una lectura radiofónica de toda la obra. Una partitura de lo que será el hecho escénico. Este proceso por supuesto se modifica un tanto con el trazo ya en el espacio. Pero la sustancia se marca en este momento.

Al llegar al movimiento en el espacio, el actor llega muy imbuído del contexto y situación dramática a trabajar. Empieza a respirar el momento histórico ha empezado a habitar la palabra, a trascender la dimensión dada en la obra y a buscar su representación creando otra.

Luis de Tavira va marcando el trazo por cada personaje. El ritmo, manejo de emociones, de relaciones, se dio en la mesa en el proceso previo. En el espacio se despierta lo que imaginaste, lo que vislumbraste, un todo comienza a despertarse. Lo trazado se va corriendo, paso a paso, acto por acto, así hasta correr toda la obra.

Aquí también le es importante al director la claridad por parte del actor de todo lo que se va trazando. Las notas al final de cada ensayo son para ponerse en práctica total al siguiente día. El proceso mental del actor se vuelve su aquí y su ahora en el habitat del personaje, en sus relaciones, en su porqué y para qué.

Parece fácil todo esto dicho así en el recuerdo. Pero todo lo anterior requiere de una labor conjunta creativa máxima de parte de todos los componentes del equipo. Con generosidad, inteligencia, sensibilidad que va suscitándose, se va tejiendo ese todo teatral que es la obra.

Una vez en representaciones. Las precisiones siguen dándose. Aquí el oído atento, de Octavio Michel, asistente de dirección de Luis de Tavira, está presto a que todo no cambie del sitio acordado.

Quiero terminar este escrito con un mensaje que el maestro Tavira nos envió a todo el equipo de «Pequeños Zorros» al terminar nuestra temporada teatral. Lo quiero compartir porque muestra lo que él siente por un equipo de trabajo y por la amistad que surge del trabajo teatral. Un mensaje que da aliento de vida que da ruta a los futuros artistas. Con su permiso maestro.

«Inmensa gratitud a la vida, al teatro y a cada uno de ustedes por el privilegio y la alegría de haber creado juntos tan generosamente. Más allá de opiniones diversas y soberanas del superlativo al peyorativo, hemos sabido ser artísticamente dignos. Pero también hemos sabido ser felices en el teatro. Decía Platón que no hay forma más fecunda de la relación humana que la amistad, y entonces yo añado que no hay forma más consistente de la amistad que la que funda el teatro cuando lo hacemos con la sencillez, el compromiso y la generosidad con la que hicimos estos maravillosos y terribles zorros. Los abrazo».

Finalmente, yo en lo personal, agradezco a todo el equipo de trabajo por tanto compartido, por tanto instante conmovedor, y al maestro Luis de Tavira por esta fructífera lección y experiencia de vida.

¡Hasta la próxima!

 

Nota: El escrito fue hecho un 25 de octubre de 2016. Dos días después de haber concluido la temporada de «Pequeños Zorros», en el Teatro Santa Catarina de la Ciudad de México. En febrero de 2017, la «Agrupación de Críticos y Periodistas de Teatro», designó a «Pequeños Zorros», la mejor obra teatral del año 2016. Un saludo muy fraterno a todos mis compañeros de «Pequeños Zorros», hoy y siempre, los recuerdo con mucho cariño y como una gran lección de vida.

 

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de este en pie México Tenochtitlan

 

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