domingo 5, mayo, 2024

Qué cine el que se veía en la década de los setenta

Raúl Adalid Sainz

Haciendo una revisión del cine setentero, tanto nacional como internacional, me he recordado maravillas que aparecían en la pantalla grande. En el ámbito nacional, Cazals irrumpía tremendamente con «El Apando», en 1975 sacudiría con «Canoa», vendría enseguida su extraordinaria «Las Poquianchis».

Arturo Ripstein ya había aparecido a finales de los sesenta con «Tiempo para Morir», en los setenta daría a luz títulos como: «El Castillo de la Pureza», «Cadena Perpetua», «Lugar sin Límites». Jorge Fons se significó en «Fe Esperanza y Caridad» con su episodio «Caridad», demostró todo su talento, luego vinieron: «Los Cachorros», y esa extraordinaria labor de narrativa cinematográfica de «Los Albañiles», guion de Vicente Leñero.

Paul Leduc sacudiría al cine revolucionario mexicano con su retrato humano y desmitificador de «Reed México Insurgente». Gonzalo Martínez irrumpía con fuerza narrativa cinematográfica con sus retratos revolucionarios sociales, «El Principio» y «Longitud de Guerra». Juan Manuel Torres, iba en busca del ser inquieto, de búsqueda de su verdad auténtica, con «La Otra Virginidad».

Alberto Isaac se retrataba en cartelera con «El Rincón de las Vírgenes», ya en los sesentas había presentado un gran cuadro de costumbres rotas en su gran retrato de «En este Pueblo no hay ladrones», guion del gran ‘Gabo’ García Márquez. Sergio Olhovich posaba su mirada en el racismo imperante en México y el desprecio al miserable en «Llovizna», magnífica también su cinta de «El Infierno de Todos tan Temido».

Mi querido Jaime Humberto Hermosillo, y su gran cinematografía nacía, se veían: «Matinée», «La Pasión Según Berenice», «El Cumpleaños del Perro», «Naufragio», «María de mi Corazón», «Amor Libre». Otro queridísimo, Julián Pastor, nos regalaba su ingeniosa versión de la novela de Jorge Ibarguengoitia, «Estas Ruinas que Ves», «El Esperado Amor Desesperado», y «El Vuelto de la Cigüeña».

Mexican Movie Director Arturo Ripstein (Photo by Kurt Krieger/Corbis via Getty Images)

El talento de Luis Alcoriza nos regalaba ese lienzo de costumbres mexicanas en su extraordinaria película coral «Mecánica Nacional «, «Presagio», el anuncio atroz de la desgracia; también la mano del «Gabo», García Márquez estuvo en el guion. El extrañado, por mí, Gabriel Retes, nos dejaba su gran y honda descripción del barrio de Tepito con » Chin Chin, El Teporocho», su magnífica película «Nuevo Mundo», es de una gran vigencia.

Nuevos actores aparecían en nuestro cine: Salvador Sánchez, Arturo Beristáin, Carlos Chávez, José Carlos Ruiz, Manuel Ojeda, Pedro Armendáriz JR, Eduardo López Rojas, Sergio Jiménez, Ernesto Gómez Cruz, Óscar Chávez, (ellos cuatro desde los sesentas en «Los Caifanes”), y Alejandro Parodi.

Empezaban su historia de consolidación: Gonzalo Vega, Héctor Bonilla, Aarón Hernán, y José Alonso. Se significaban, Martha Navarro, Elpidia Carrillo, María Rojo, Julissa, Carmen Salinas, Ana Martin, Ana Ofelia Murguía, Delia Casanova, Martha Zamora, Patricia Reyes Spindola (comenzaba a aparecer en el cine), Diana Bracho, Blanca Guerra, Tina Romero, Alma Muriel, y muchos interesantes actores y actrices.

Para mí, vivíamos cinematográficamente hablando: «La verdadera época de Oro de nuestro cine». Así lo dialogábamos, mi querido amigo y escritor cinematográfico, Xavier Robles, Qepd, («Las Poquianchis», «Rojo Amanecer», «Los Motivos de Luz»), por el fuerte acontecer de vida que presentaban esas grandes cintas setenteras mexicanas. Un cine que sacudía conciencias y exigía una reflexión.

Extraordinarios directores, guionistas y actores surgieron por la inspiración provocada por ese cine. Y algo fundamental, ese cine captó espectadores. En el firmamento mundial estaban en boga: «El Padrino 1 y 2», «Apocalipsis Now», de Francis Ford Coppola, «Calles Violentas», «Taxi Driver» y «New York, New York» de Scorsese. Stanley Kubrick nos enloquecía con «Naranja Mecánica» y «Barry Lyndon».

Luis Buñuel vivía su período francés, con cintas como «Tristana», «El Discreto Encanto de la Burguesía» y «Ese Obscuro Objeto del Deseo». Michael Cimino nos presentaba una película que desnudaba la hipócrita política del gobierno gringo con «The Deer Hunter».

En la pantalla nos maravillábamos con actores como: Jack Nicholson, Meryl Streep, Diane Keaton, Susan Sarandon, Faye Dunaway, Brando, Pacino, Robert De Niro, Depardieu, Ugo Tognazzi, Robert Duvall, James Caan, Dennis Hooper, Dustin Hoffman, Anne Bancroft, Malcolm Mcdowell, Fernando Rey, Catherine Denueve, Jessica Lange, John Voight, Natassja Kinski, Klaus Kinski.

En fin, una década pródiga en talento. Un director tenía que presentar una muy buena película a riesgo de ser crucificado por el buen gusto que se vivía. Yo, mientras tanto, sufría por no poder entrar a los cines pues en la entrada me decían: «su cartilla».

Algunos años después pude gozar de esas grandes películas que dejaron en mí, ese gran enamoramiento por el buen cine.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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