Raúl Adalid Sainz
Haciendo una revisión del cine setentero tanto nacional como internacional me he encontrado con maravillas que aparecían en la pantalla grande. En el ámbito nacional, Cazals irrumpía en 1975 con «Canoa», en 1976, con «Las Poquianchis». Arturo Ripstein ya había aparecido a finales de los sesenta con «Tiempo para Morir», en los setenta daría a luz títulos como: «El Castillo de la Pureza», «Cadena Perpetua», «Lugar sin Límites».
Jorge Fons se significó con su episodio «Caridad», «Los Cachorros», «Los Albañiles». Paul Leduc sacudiría al cine revolucionario mexicano con su retrato humano y desmitificador con «Reed México Insurgente». Gonzalo Martínez irrumpía con fuerza narrativa cinematográfica con sus retratos revolucionarios sociales, «El Principio» y «Longitud de Guerra». Juan Manuel Torres iba en busca del ser inquieto, tras la verdad auténtica, con «La Otra Virginidad». Alberto Isaac se retrataba en cartelera con «El Rincón de las Virgenes» y «Tívoli».
Hermosillo y su gran cinematografía nacía, se veían: «La Verdadera Vocación de Magdalena», «Matinée», «La Pasión Según Berenice», «El Cumpleaños del Perro», «Naufragio», «María de mi Corazón», «Amor Libre». Julián Pastor nos regalaba su ingeniosa versión de la novela de Jorge Ibargüengoitia: «Estas Ruinas que Ves»; agregaría dos estupendas comedias de la filmografía de Julián: «El Vuelo de la Cigüeña» y «El Esperado Amor Desesperado», basada en la obra teatral: «La Danza que Sueña la Tortuga» de Emilio Carballido.
Nuevos actores y actrices aparecían en nuestro cine: José Carlos Ruiz, Salvador Sánchez, Manuel Ojeda, Gonzalo Vega, Héctor Bonilla y José Alonso se significaban, se unían a Ernesto Gómez Cruz, Sergio Jiménez, Oscar Chávez y Eduardo López Rojas (quienes habían maravillado con su actuación en 1967 con «Los Caifanes»).
En el ámbito de actrices se manifestaba talentosamente: María Rojo, Ana Ofelia Murguía, Delia Casanova, Patricia Reyes Spindola (comenzaba a aparecer en el cine), Martha Navarro, Diana Bracho, Tina Romero, Blanca Guerra, Diana Bracho, Alma Muriel, y muchos interesantes actrices y actores.
En el firmamento mundial estaban en boga: «El Padrino 1 y 2», «Apocalipsis Now», de Francis Ford Coppola, «Calles Violentas», «Taxi Driver» y «New York, New York» de Scorsese. Stanley Kubrick nos enloquecía con «Naranja Mecánica» y «Barry Lyndon». Luis Buñuel vivía su período francés con cintas como «Tristana», «El Discreto Encanto de la Burguesía» y «Ese Obscuro Objeto del Deseo».
Michael Cimino nos presentaba una película que desnudaba la hipócrita política del gobierno gringo con «The Deer Hunter». Fellini nos hacía delirar con «Amarcord», y «Ensayo de Orquesta». Ingmar Bergman, seguía descubriendo realidades ocultas del comportamiento humano, con: «Gritos y Susurros», y «Secretos de un Matrimonio». Tarkovski, veía la vida en recuerdo de imágenes, a través de «El Espejo». Don Siegel y Clint Eastwood nos llevaban de la mano con las secuelas de «Harry el Sucio». William Friedkin nos aterrorizaba con «El Exorcista».
En la pantalla nos maravillábamos con actores como: Jack Nicholson, Meryl Streep, Diane Keaton, Susan Sarandon, Faye Dunaway, Ellen Burstyn, Brando, Pacino, Robert De Niro, Depardieu, Harvey Keitel, Ugo Tognazzi, Mastroianni, Robert Duvall, James Caan, John Cazale, Dennis Hooper, Dustin Hoffman, Anne Bancroft, Malcolm Mcdowell, Fernando Rey, Catherine Denueve, Jessica Lange, John Voight, Natassja Kinski, Klaus Kinski.
En fin, una década pródiga en talento. Un director tenía que presentar una muy buena película a riesgo de ser crucificado por el buen gusto que se vivía. Yo, en lo particular, sufría por no poder entrar a los cines pues en la entrada me decían:
«¡Su cartilla!» Así que muchas de ellas las vi tiempo después de su estreno.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan