Luis Alberto Vázquez Álvarez
En el lujoso, frio y hasta tétrico despacho donde se levantan sueños y se destruyen virtudes, en medio de los recovecos de una parodia programada para lo mundialmente mediático, se reúnen los prestidigitadores más falaces y exterminadores; ellos lanzan fuegos de artificio para buscar cortinas de humo tras una extensa inconsciencia socia. Los humanos más inteligentes apenas entreven desconciertos, pero los menos críticos se embalen en temores infundados… se gritan, se tocan, se amenazan y al final terminan entregando lo que no es suyo para que otros disfruten de la riqueza de una nación sumida en una desesperación producto de la violencia, el hambre y la muerte.
Esta semana el magnate que ocupa la Casa Blanca presentó la interpretación oficial de su gobernanza recién iniciada y en su vociferación arroja una ficción incongruente con la realidad social de su nación y del mundo entero. Ofrece haber cumplido promesas de su campaña, causando a unos, furor y a otros hilaridad. Sus fanáticos incondicionales del supremacismo blanco piruetean de alegría efímera que pronto se está traduciendo en depresión económica y hasta vergüenza cuando amenazas contra los enemigos de ellos, son pausadas con la posibilidad de que nunca se lleguen a realizar cuando aquellos que han sido reconvenidos, presentan respuestas contundentes de represalias mayores a los reproches recibidos.
En el discurso agresivo, intimidante y provocativo de carcajadas, se observa hasta comicidad de mala calidad como lo fue la vida actoral del bravucón buscabullas que al día siguiente se amilana ante quien no se asusta. Y así, por este artificio jocoso, México aparece como el país donde la inmensa mayoría de sus habitantes o se embrutecen con narcóticos o los producen y venden a los pobres “americanos” que incautamente los compran sin que sus autoridades se den cuenta de ello y obtienen ganancias increíbles, que es precisamente lo que el chulo pendenciero inmoral manipula para ser él, el beneficiario; mientras el poder adquisitivo se transforma en fantasía, él replica la panacea universal de que volverá a hacer rico a los que ya lo son, porque los cientos de millones que no tienen recursos, caerán en un abandono que ya se traduce en falta de medicamentos, atención social y reducción de pensiones.
¿Y los demás habitantes de este planeta, que culpa tenemos que allá en “América” haya designado a un demente narcisista, ególatra y pendenciero como su máxima autoridad gubernativa? Con “Delirio de Persecución” fingido, acusa a todos de querer abusar de su endeble nación, todos quieren hacerle daño y todos abusan de ella: La Unión Europea se creó para fregar a USA y todos sus miembros medran con el poder militar que “América” les brinda sin aportar más que pequeñas dádivas. El mundo entero abusa de ellos; ¿Qué no se aseguraba que cuando USA invierte en el mundo un dólar, saca cuatro? ¿Entonces que es y ha sido el big Stick? Ni más ni menos: “Diplomacia con garrote”.
Este explotador de la prestidigitación mediática divulga la realidad quimérica de su alienación mental basada en mentiras continuas y gigantescas; exactamente en el nadir de la realidad; como construir, para el imaginario colectivo gringo, su retorno a la grandeza con más territorios y cambios cartográficos que rayan en lo desternillante, pero que no alcanzan a ver sus anencefálicos devotos quienes tampoco ven que se les está llevando al borde del colapso, y al mundo a un precipicio que cae a una guerra que inicia comercial y concluye como militar y nuclear.
A pesar de su populismo, está hundiendo a las clases sociales de bajos recursos, llevándolas a la indigencia y beneficiando solamente a los magnates billonarios como a su titiritero principal. Los resultados de esta prestidigitación se materializarán a corto y mediano plazo en inflación/recesión económica, conflictos sociales internos y pérdida absoluta de respeto al malabarismo amenazante del líder que no cumple sus fanfarronadas y de USA como potencia mundial, incluido su dólar como moneda de cambio mundial.
Mucho presume de sus “padres de la patria”, pero se olvidó de una frase lapidaria de Benjamín Franklin: «Es mejor resbalar con el pie que con la lengua».