sábado 19, julio, 2025

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La 4T y sus muy exitosas empresas criminales

El sexenio cuya promesa más cara fue el combate frontal y la erradicación de la corrupción resultó -como va quedando cada vez más claro- uno de los gobiernos más corruptos de nuestra historia. ¡Y vaya si tenía competencia!

Carlos Arredondo Sibaja

Digámoslo pronto: el “huachicol fiscal” es la mayor empresa criminal montada en la historia del país… y, en una de esas, del mundo entero. Se trata, conviene tenerlo siempre en mente, de un “negocio” equivalente al 30 por ciento de todos los combustibles comercializados en las estaciones de servicio de México en el año 2024, según cifras del propio Servicio de Administración Tributaria.

Pero, a diferencia de las “lacras del pasado”, a las cuales nuestro Perseo de Pantano hizo referencia en sus homilías mañaneras durante todo el sexenio pasado, este negocio no es una herencia de los gobiernos anteriores sino un producto químicamente puro de la transformación de cuarta.

Porque fue durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador cuando el negocio se montó y floreció como ninguna otra planta sembrada en los fértiles terrenos de la corrupción gubernamental… y vaya si en México tenemos historia en este rubro.

Un análisis elaborado por el exrector de la UNAM, Francisco Barnés de Castro, plantea los hechos con absoluta claridad: “hasta 2018, las cifras de exportación de diésel a México, reportadas por la EIA-DOE (la Agencia de Información de Energía, del Departamento de Energía de los Estados Unidos), son muy similares a las cifras de importación reportadas por el SIE (Sistema de Información Energético, de la Secretaría de Energía del Gobierno de México). A partir de 2019 se empiezan a diferenciar claramente ambas cifras, delatando el inicio del huachicol fiscal”.

El texto, titulado “El Huachicol, una estimación de su impacto económico”, fue publicado el pasado mes de junio en el portal Energía a Debate y realiza un repaso más o menos exhaustivo del fenómeno y sus componentes. En relación al huachicol fiscal ofrece un dato preocupante: los picos de éste han coincidido con los años de elecciones.

Ya nos ocuparemos, en futuras colaboraciones, de la conexión entre delincuencia organizada, las elecciones y Morena. Por ahora volvamos a nuestro punto: no hay duda de cuándo debutó, en el poblado escenario de la actividad criminal mexicana, el huachicol fiscal y a cuál gobierno debemos adjudicarle el haberlo permitido y/o fomentado.

El dato es relevante porque, como lo hemos señalado repetidamente en este espacio, mister Yo Siempre Tengo Otros Datos identificó a la erradicación de la corrupción como el objetivo más importante de su gobierno. Y en múltiples ocasiones agitó -con descaro extraordinario, hoy queda claro- el pañuelo blanco con el cual, según él, se evidenciaba el triunfo de la lucha contra el citado fenómeno.

Pero, lejos de tal posibilidad, como lo demuestran de forma contundente los datos, fue justamente durante su gobierno cuando se incubó, nació y se desarrolló la empresa delincuencial más grande de nuestra historia, la cual hace palidecer a cualquier otra actividad criminal.

¿Cómo le hicieron, quienes se ubican detrás de este gigantesco “negocio” para construir un mecanismo con el cual contrabandear miles de millones de litros de combustibles, moverlos por el territorio nacional, venderlos y blanquear las ganancias? ¿Acaso nadie en la estructura gubernamental sospechó nada, o fue capaz de detectar las anomalías producidas por esta actividad en la economía nacional?

La respuesta la sabemos todos: ¡por supuesto hubo conocimiento! Y de allí surgió la complicidad indispensable para hacer florecer el negocio. Porque para la existencia de una empresa criminal de esta envergadura se requiere, de forma obligada, la colaboración de un gobierno extraordinariamente corrupto.

Seguiremos en el tema… pero antes haremos una pausa durante las próximas dos semanas.

¡Feliz fin de semana!

@sibaja3

carredondo@vanguardia.com.mx

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