Elección judicial: debemos rechazar a los déspotas
Ausentarse de las urnas este domingo es necesario para retomar, con argumentos sólidos, la discusión necesaria respecto de la reforma requerida por nuestro sistema judicial y que la elección de jueces no atiende en modo alguno
Carlos Arredondo Sibaja
La jornada electoral de mañana, digámoslo con toda claridad, es un despropósito porque se trata de uno de los mayores ejercicios de despotismo realizados en nuestro país. Quienes diseñaron el modelo -a nivel federal y local- no son demócratas, sino autócratas de la peor calaña.
Por ello es necesario rechazarlo. Y eso significa solo una cosa: ausentarnos de las urnas en señal de protesta.
No nos engañemos: nuestra presencia en las urnas, así sea para anular las boletas, porque resulta imposible “elegir” en el galimatías de candidaturas, no hará ninguna diferencia. La razón es simple: la decisión ya está tomada y quienes asumirán los cargos ya están definidos.
Contrario a otros ejercicios, con todos los defectos de nuestros procesos electorales, es posible hacer una diferencia ausentándonos de éste.
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¿Cómo es eso?, me han preguntado de forma insistente en los últimos días en los cuales he conversado con múltiples personas y les he conminado a no participar en esta elección.
La respuesta es simple: entre menor sea la participación ciudadana, más fuerte será el argumento con el cual retomaremos la discusión respecto de la transformación requerida en el sistema judicial del país. Porque éste es un debate en proceso.
Todos los pronósticos apuntan a una exigua participación. Muy pocos prevén para mañana una presencia de electores superior al 10 por ciento de la lista nominal. Pero será muy útil, para la discusión posterior, llevar ese número al mínimo posible, es decir, restringirlo a quienes, por ignorancia o conveniencia personal, están dispuestos a jugar el papel de tontos útiles.
En la medida en la cual el número se interne en el territorio de lo ridículo quedará probado el despropósito del ejercicio, pues hará evidente cómo la ciudadanía no está “reclamando” -como falsamente afirma el régimen- elegir a quienes asumirán la responsabilidad de arbitrar los conflictos entre particulares y entre estos y las instituciones públicas.
Entre más escasa sea la participación -y cada uno de nosotros puede contribuir a ello- más evidente será la aberración montada por la transformación de cuarta instaurada en México desde hace un sexenio.
Pero si usted decide no acudir a las urnas también debe asumir, con toda claridad, un hecho: incluso con la participación más baja de la historia, los resultados serán válidos, habrá “ganadores” de este proceso y esas personas van a asumir el cargo en los poderes judiciales de los estados y de la Federación. Nada impedirá eso… pero no se trata de impedirlo.
¿Cuál es, entonces, la utilidad de abstenerse en la participación? Una vez más, la respuesta es sencilla: evidenciar el despropósito del ejercicio y contar con argumentos sólidos para insistir en la necesidad de revertir las estúpidas reglas introducidas en la Constitución y las leyes para conducirnos a la realidad actual.
La menor participación posible es la mejor repuesta con la cual podemos enfrentar a los déspotas -los del Gobierno Federal y los del Gobierno de Coahuila- responsables del diseño de un modelo pensado no para expandir los derechos ciudadanos, sino para consolidar el poder de quienes, gracias a las herramientas de la democracia, buscan recrear sus pulsiones autoritarias.
Porque quienes definieron las reglas de este ejercicio no son demócratas. Sus motivaciones internas son las de quienes se consideran a sí mismos integrantes de una cierta aristocracia nacida para imponer sus ideas a los demás; son las de quienes, como los monarcas de la antigüedad, se creen descendientes de una divinidad la cual los parió para mandar, para ser obedecidos.
Por ello, el ausentarnos de las urnas mañana implica, sobre todo, enderezar un discurso de rechazo en contra de quienes hoy nos gobiernan y asumen el poder público, no como un compromiso de servicio, sino como un privilegio al cual tienen derecho, porque son superiores al resto.
Rebelémonos pues ante tales pretensiones ausentándonos de las urnas.
¡Feliz fin de semana!
@sibaja3
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