Rendir cuentas: no vale solo ir al Congreso de Coahuila
Las comparecencias, ante el Poder Legislativo- de quienes integran el gabinete estatal, han dejado al descubierto las incapacidades e incompetencias de algunos de ellos. Cabría esperar la pronta aparición de tarjetas rojas
Carlos Arredondo Sibaja
La semana anterior comentamos en este espacio cómo la obligación de rendir cuentas es una actividad cuyo verdadero sentido, en términos democráticos, rema en sentido contrario de las pulsiones monárquicas de nuestros gobernantes. Porque, aún cuando en México vivimos en una democracia -imperfecta, desde luego, pero democracia al fin- la nuestra es una habitada por muy pocos demócratas.
Señalamos, a propósito de este hecho, una cuestión central: no se trata de una pulsión exclusiva de los políticos de un partido político, sino de un problema generalizado; de un vicio transversal a la clase política nacional al cual, por supuesto, no escapan quienes gobiernan Coahuila.
Dijimos lo anterior a propósito de la presentación del Primer Informe de Gobierno -“informe ciudadano”, prefieren llamarle desde el poder, pues se auto califican como un gobierno de ese corte- de Manolo Jiménez Salinas, titular del Poder Ejecutivo local.
Quienes hayan tenido la oportunidad de asistir, el sábado anterior, a los eventos realizados en el Palacio del Congreso y el Parque Las Maravillas pudieron constatar lo aquí señalado: se trató de una jornada signada por la grandilocuencia del discurso, la alabanza desmedida y la ausencia de autocrítica.
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Pero eso no ha sido todo: en la semana hemos atestiguado el denominado proceso de la glosa del Informe, consistente en la asistencia de los integrantes del gabinete a la sede del Poder Legislativo para, en teoría, ofrecer información detallada de los rubros a su cargo en el ejercicio del Gobierno.
Ningún conocedor de los procesos gubernamentales mexicanos, en general, y de los coahuilenses en particular, podría esperar nada relevante de las comparecencias de quienes integran el gabinete estatal. Ni del lado de los titulares de las secretarías, ni de quienes integran el Congreso estatal, existe una vocación por la rendición de cuentas suficiente como para convertir a dicho ejercicio en un proceso útil a los principios democráticos.
A fuerza de ser justos, sin embargo, es preciso reconocer una cosa: no todas las comparecencias, ni el desempeño de los comparecientes, pueden calificarse de la misma forma. Y eso deriva de un hecho puntual: no todos los integrantes del gabinete pesan lo mismo.
Sin embargo, es preciso señalar un hecho cuya constatación es tan simple como invertir un poco de tiempo en observar las comparecencias del gabinete inmortalizadas en esa herramienta para voyeuristas posmodernos llamada YouTube. Ahí está, al alcance de todos, y en dramáticos colores, los retratos de quienes tienen a su cargo las riendas de nuestra entidad.
Dos ejemplos destacan, en el fondo de la tabla, por la incompetencia con la cual se han conducido en el cargo, lo cual hace mucho tiempo debió condenarlos al ostracismo: la secretaria de Fiscalización y Rendición de Cuentas, Elma Marisol Martínez González y el secretario de Vivienda y Ordenamiento Territorial, Ángel Mahatma Sánchez.
Pocos ejemplos pueden encontrarse, en la historia reciente de Coahuila, de “servidores públicos” (las comillas son inevitables) a tal grado incapaces y ayunos de preparación para el desempeño de una función gubernamental como los dos mencionados.
Los poco más de doce meses transcurridos desde el momento en el cual se les confirió el cargo han sido tiempo sobrado para documentar su carencia de conocimientos; su nula experiencia y la ausencia de una hoja de ruta para el servicio público más allá de algunas intuiciones de carácter autoritario.
Se trata, a no dudarlo, de dos integrantes del actual gabinete estatal a quienes, sin darles las gracias -porque no hay nada para agradecerles- debería despedirse sin contemplación alguna, pues en el año transcurrido de esta administración han hecho todo, menos servirle al pueblo de Coahuila.
Seguiremos en el tema.
¡Feliz fin de semana!
@sibaja3
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