Transporte público de Saltillo: un desafío monumental
La transformación del sistema de transporte público de Saltillo está en marcha, pero se trata de una tarea monumental debido a la compleja red de intereses creada desde su concepción
Carlos Arredondo Sibaja
Uno de los desafíos más complejos a los cuales se enfrenta cualquier administración municipal en México es el del transporte público. La razón de ello es simple: se trata de un problema largamente desatendido. Y por desatendido quiero decir algo puntual: no se le ha abordado desde la perspectiva correcta, sino desde la chambonería.
Conviene, para dimensionar la magnitud del problema, reseñar su origen el cual se ubica en la política corporativista con la cual se organizó largamente a la sociedad mexicana, a partir de la creación del PRI -el PNR en el origen-, la cual fue instrumentada inicialmente por Plutarco Elías Calles y perfeccionada por Lázaro Cárdenas.
La idea nuclear de dicha política era una muy simple: todo integrante de la sociedad mexicana tenía cabida en el partido del gobierno el cual contaba con un “sector” para cada segmento social al cual se dotaba, desde el partido, de un mecanismo de agrupación y un “ideario” desde el cual dicho agrupamiento podría “defender sus derechos”. A cambio se pedía una bagatela: lealtad y disciplina políticas.
El segmento urbano, integrado mayoritariamente por las clases populares y una incipiente clase media fue así “organizado” en gremios cuyo conjunto esta abarcado por la CNOP… el “sector popular del partido”.
El engrudo gracias al cual se mantuvo largamente unido ese conjunto variopinto, pletórico de contradicciones, era el intercambio de favores: a cambio de la lealtad política de los gremios, estos (o sus líderes, más bien) eran recompensados desde el poder con prebendas de todo tipo, entre las cuales se encontraban, las concesiones de servicios… entre ellos el de transporte público.
La circularidad del modelo era perfecta: el gobierno entregaba concesiones y proveía de un entorno de mínimas exigencias en la calidad del servicio, lo cual permitía a los concesionarios asegurarse un ingreso importante… y a cambio el PRI contaba con una inmensa flota de transporte gratuito el día de las elecciones: el partido mantenía el poder y los concesionarios sus privilegios.
Tener claro este esquema es indispensable para comprender el pecado de origen de los sistemas de transporte público municipales de todo el país: se trata de esquemas en los cuales no figuran -nunca han figurado- las personas usuarias del servicio ni sus derechos.
El modelo fue diseñado -y así funciona hasta hoy- para cumplir con una función sustantiva: sostener a la élite política en el poder, lo cual ha implicado siempre un costo puntual: el servicio no puede ser sino malo y caro. Pero el advenimiento de la democracia y la alternancia en el poder público hizo colapsar el sistema y volvió imposible ignorar sus muchos defectos.
En Saltillo, salvo Jericó Abramo Masso, ninguno de los anteriores alcaldes ha hecho absolutamente nada para ponerle remedio al problema. Todos han “pateado el balón” y heredado a la siguiente administración la bomba de relojería en la cual se ha convertido.
Hasta ahora, cuando la administración de Chema Fraustro se echó a cuestas la tarea de transformar de raíz el sistema y, aunque no se nota aún en donde cuenta, es decir, en el servicio recibido por las personas, ha conquistado una meta muy relevante: sepultar el esquema de concesiones individuales largamente usado para el pago de favores políticos.
Sin hacer mucho ruido ni reclamar el mérito de lo realizado, un equipo de profesionales de la administración municipal ha realizado la titánica tarea de convencer a la gavilla de concesionarios locales de la imposibilidad de mantener el esquema del cual se beneficiaron largamente a costa de sus clientes. Pocos han aceptado de buena gana, según entiendo… pero al final han asumido la realidad y, al final, solo eso cuenta.
La tarea no está finalizada ni podrá concluirse antes del último día de diciembre próximo. Pero sin lo hecho en esta administración será imposible visualizar la posibilidad de un transporte digno en el futuro inmediato para nuestra ciudad.
Seguiremos en el tema.
@sibaja3
carredondo@vanguardia.com.mx