viernes 20, septiembre, 2024

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El atentado vs Ciro: AMLO es responsable por los hechos

Carlos Arredondo Sibaja

Los estándares internacionales en materia de derecho a la libertad de expresión, a cuyo respeto se ha obligado nuestro país, incluyen señalamientos expresos sobre la conducta esperada de los servidores públicos y advierten sobre el riesgo –directo o indirecto– generado por los discurso hostiles pronunciados desde el poder.

No hay lugar para la interpretación, pero para asumir las responsabilidades inherentes al servicio público es preciso ser un demócrata. Y Andrés Manuel López Obrador no lo es. Por ello ha ignorado de forma sistemática sus obligaciones y se ha dedicado, con energías dignas de mejores causas, a generar un ambiente hostil para el trabajo de la prensa de verdad, es decir, la dedicada a hacer periodismo crítico.

La actitud hostil del presidente (con minúscula) hacia los periodistas para quienes no constituye una deidad a la cual debe quemársele incienso todos los días, ha provocado, así sea de parcialmente, la realidad actual: México es uno de los países más peligrosos para el ejercicio periodístico. Más de 40 comunicadores han sido asesinados este sexenio.

Digámoslo claro y sin ambigüedades: Andrés Manuel López Obrador es responsable directo del clima de hostilidad hacia los periodistas críticos. Es él quien ha dedicado cientos de horas a esparcir un discurso de odio hacia sus detractores, identificado a periodistas concretos como sus enemigos y azuzado a sus hordas a la violencia.

El 15 de abril de 2019 lo dijo sin ambigüedades y con todas sus letras desde el púlpito de la misa tempranera, dirigiéndose directamente a quienes atendían el servicio religioso: “…ustedes no sólo son buenos periodistas. Son prudentes, porque aquí los están viendo, y si ustedes se pasan, pues ya saben lo que sucede”, para enseguida aclarar el sentido de la amenaza: “Pero no soy yo, es la gente…”.

En ese contexto se inscribe el atentado sufrido la noche de este jueves por el periodista Ciro Gómez Leyva, a quien le dispararon al menos en cinco ocasiones cuando se dirigía a su casa tras la conclusión de su jornada de trabajo. Salvó la vida gracias al blindaje del vehículo en el cual se desplaza.

Lo dijo Ciro y luego, de acuerdo con su versión de los hechos, se lo reiteraron las autoridades investigadoras: la intención era matarlo. Conviene enfatizarlo porque se trata del indeseable resultado esperable de la campaña sistemática en contra de la prensa, la cual ha sido dirigida, sostenida y permanentemente alimentada desde la Presidencia de la República.

Andrés Manuel López Obrador, el titular del Poder Ejecutivo federal en nuestro país es responsable –al menos de forma indirecta– del atentado contra Ciro Gómez Leyva. Ha sido él quien ha construido de forma sistemática una idea tan peligrosa como perversa: agredir a los periodistas es una actividad bendecida desde el poder.

Nada pasará, desde luego. La impunidad es el signo distintivo de un gobierno encabezado por un individuo para quien la ley es un estorbo y solamente puede considerarse útil si produce resultados alineados con sus pulsiones, sus traumas y sus muchos odios.

No solamente no hay disculpa. Es indispensable señalar el hecho sin ambigüedades como única ruta para forzar al déspota de palacio a rectificar. No lo hará nunca por voluntad propia pues la actuación apegada a las reglas democráticas no está en su ADN.

La condena debe ser unánime y sin fisuras. De lo contrario, la próxima vez la víctima será alguien sin acceso a un vehículo blindado, o los atacantes organizarán mejor su atentado y lograrán su cometido.

¡Feliz fin de semana!

@sibaja3

carredondo@vanguardia.com.mx

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