miércoles 4, diciembre, 2024

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Morena, ¿busca desincentivar el voto ciudadano?

La ‘profecía autocumplida’, en el caso de las elecciones presidenciales de este año, es una teoría conspiranoica, pero nunca sobra darle una revisada a sus elementos para, al menos, tomar nota del asunto.

Carlos Arredondo Sibaja

En la entrega anterior de este espacio comentamos cómo la disparidad en las cifras presentadas por las distintas casas encuestadoras del país vuelve imposible tener claridad sobre las preferencias electorales, de cara a la jornada comicial del próximo 2 de junio.

Y eso es así porque la distancia entre las mediciones es demasiado amplia para ser real: en un extremo están los ejercicios según los cuales la candidata oficialista Claudia Sheinbaum tiene unos inalcanzables 40 puntos porcentuales de ventaja y, en el otro, se ubica al menos una encuesta de acuerdo con la cual la diferencia es mínima y se encuentra dentro del margen de error.

El punto fino de todo esto es cómo, hace ya demasiado tiempo, venimos observando esta “tendencia”, es decir, con todo y sus yerros, las encuestadoras han sido consistentes a lo largo de los últimos años: muestran a la coalición gobernante con una sólida ventaja y encaminándose a una victoria indisputable dentro de tres semanas.

Entonces, si las encuestas han sido consistentes, ¿importa realmente si están sobreestimando al partido en el gobierno y/o subestimando a la oposición? ¿Es relevante la distancia entre el ganador y el resto, si la identificación de quien lidera la competencia es correcta?

Si las encuestas están diciendo la verdad respecto de la ventaja de Sheinbaum en las preferencias electorales y la ventaja, cuando conozcamos el cómputo de los votos la noche de la jornada electoral, resulta ser amplia, poco se va a discutir al respecto y el análisis post electoral se reducirá a identificar y ponderar quién logró acercarse más a las preferencias reales.

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El tema es, ¿y si eso no ocurre?

Habrá quien cuestione, con razón, cuál podría ser la razón para no encontrarnos con el escenario descrito la noche del 2 de junio. Una forma de responder a la interrogante es plantear la puesta en marcha de un intento por concretar una profecía autocumplida.

Me explico: cada vez más analistas se adhieren a la hipótesis según la cual la repetición incesante de la teoría del arroz cocido -Claudia Sheinbaum ganará de forma aplastante y no hay forma de cambiar eso- tiene el propósito de inhibir la asistencia de los votantes opositores a las urnas.

La idea detrás de esta estrategia -conspiranoica, sin duda- es simple: si se logra convencer a un número importante de electores de estar ante una elección ya resuelta podrían considerar innecesario ir a las urnas, pues su voto no haría ninguna diferencia.

Pero, de registrarse tal fenómeno, los efectos no solamente se reflejarían en la elección presidencial, es decir, en el triunfo de Claudia Sheinbaum, sino también en las elecciones legislativas. Y aquí es donde conviene tener claro cómo una estrategia de este tipo tiene posibilidades de causar daños mayores.

En efecto, entre menos electores acudan a las urnas el 2 de junio menos votos requiere -cualquier fuerza política- para ir sumando triunfos en los distritos y en las entidades federativas y, ulteriormente, para conquistar la mayoría relativa y la absoluta en la integración del Poder Legislativo Federal.

La conquista de tal mayoría es uno de los objetivos expresados por Morena de cara a las elecciones de este año. El propio presidente López Obrador ha advertido sobre la inmediata ejecución de su “Plan C”, durante su último mes en Palacio Nacional, de conquistar la mayoría absoluta en el Congreso.

En este contexto resulta creíble la posibilidad de estar atestiguando un esfuerzo por concretar la profecía autocumplida: repetir sin cesar la existencia de un escenario futuro, imposible de modificar, para convencer a los indecisos de lo inútil de luchar contra dicha posibilidad.

Valdrá la pena no caer en el garlito y disponernos no solamente a cumplir nuestro deber de votar, sino de promover el voto a nuestro alrededor, hasta el límite de nuestras capacidades.

¡Feliz fin de semana!

@sibaja3

carredondo@vanguardia.com.mx

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