miércoles 27, noviembre, 2024

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Elecciones en el SNTE: la lectura rumbo a 2023

Carlos Arredondo Sibaja

El balance más comentado de los comicios de ayer en las tres secciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en Coahuila es: dos secciones (35 y 38) para afines a Morena –más concretamente, para afines a Ricardo Mejía Berdeja– y una (la 5) para un profesor afín al PRI.

Hay razones para leer así los resultados aunque, como pasa con todas las lecturas interesadas, también se tiende a magnificar la relevancia del hecho y a realizar extrapolaciones no necesariamente ancladas en la realidad.

Con todo, el resultado es relevante y merece análisis particular en relación con la forma en la cual puede repercutir en los comicios constitucionales del año próximo cuando se renueva la gubernatura del Estado y la totalidad del Poder Legislativo local.

Un detalle, en principio, debe tenerse en cuenta: fue la primera ocasión en la cual la base magisterial tuvo la oportunidad de elegir de forma directa a su dirigencia. Hasta ayer, las elecciones se llevaron a cabo a través de delegados y tal hecho constituye una diferencia capital.

La ecuación es simple: en el viejo esquema corporativo del PRI –el cual se reprodujo largamente en el ámbito gremial– “controlar” a los sindicatos exigía solamente mantener la lealtad de un pequeño grupo de operadores a través de los cuales se garantizaban los resultados electorales sindicales. Cuando todo mundo puede votar, y además puede hacerlo en secreto, la incertidumbre de los resultados se vuelve norma.

Un segundo aspecto –siempre en la lectura de las implicaciones de esta elección hacia 2023– es la identificación pública y abierta de dos de los ganadores en el proceso, Isela Licerio (Sección 38) y Arturo Díaz (Sección 35), con uno de los precandidatos de Morena: Ricardo Mejía.

El simbolismo de la adhesión previa, aún cuando no define nada en términos de la elección del año próximo, sí constituye un golpe anímico, por decir lo menos, para quienes han dado por hecho la imposibilidad de la alternancia en Coahuila y basan su confianza en la idea de “tener todo amarrado” desde el año previo a los comicios.

Un conocedor de las entrañas del magisterio coahuilense me compartió ayer un balance digno de tenerse en cuenta: los resultados en los comicios del SNTE dejan clara la existencia de un sentimiento de descontento de los trabajadores de la educación hacia el oficialismo local –el del PRI– el cual no se vocaliza ni se manifiesta de manera ostensible, pero sí vota y lo hace con intenciones políticas más allá de la mera definición de su dirigencia sindical.

Otro elemento relevante lo constituye la actuación de los jubilados y pensionados del SNTE, quienes participaron ayer en los comicios internos. De acuerdo con algunas fuentes, este grupo fue decisivo en los resultados y en algunos casos habría sido el más grande en acudir a las urnas.

Se trataría, según esta lectura, del segmento más determinado a votar en contra del oficialismo magisterial local y, dadas las características personales de quienes lo integran, de un grupo cuya capacidad para influir en otros electores, en el proceso del año próximo, es muy importante.

Finalmente debe considerarse la existente de un “gran perdedor” en estos comicios: Carlos Moreira. Encumbrado, a partir del arribo de sus hermanos, Humberto y Rubén, al Gobierno de Coahuila, al estatus de “gran líder sindical”, Carlos Moreira, me comentan fuentes, ni siquiera puede presumir el triunfo en la Sección 5 pues Everardo Padrón no era su candidato original.

Nada se ha resuelto rumbo a los comicios de 2023, eso debe tenerse claro. Pero el resultado de las elecciones magisteriales en Coahuila sí constituye un elemento a considerar el cual ratifica la existencia del elemento esencial de cualquier elección democrática: la incertidumbre.

¡Feliz fin de semana!

@sibaja3

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