¿Hubo ‘prudencia’ o cambió el ‘Plan B’?
Carlos Arredondo Sibaja
Había quedado claro apenas concluir la marcha ciudadana del domingo 13 de noviembre pasado: el intento del pejalagartismo por secuestrar el sistema electoral del país había fracasado. O, para decirlo más claro, la propuesta presidencial de “reformarlo” (comillas imprescindibles) estaba muerta y enterrada.
Las muestras de resignación en la esquina de la transformación de cuarta habían comenzaron a evidenciarse apenas unas horas después de la marcha a favor del INE, en la forma de un presunto “plan B” según el cual, aún cuando no se modifique la Constitución, el oficialismo todavía puede lograr su propósito modificando leyes secundarías.
Aparentemente convencidos de su ingenio, los morenistas decidieron pisar el acelerador y apresuraron la discusión de la reforma constitucional en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión a fin de cerrar ese capítulo y pasar a la ejecución de su plan alternativo.
Así, el lunes anterior votaron en comisiones –sin moverle una coma, faltaba más– la propuesta remitida por el presidente (con minúscula) en abril pasado y la enviaron para su discusión en el pleno al día siguiente. El resto del episodio sería trámite… en teoría.
Pero no… porque aún cuando la propuesta en efecto se listó para discusión, de pronto al coordinador de la bancada morenista le dio ¡un ataque de prudencia! el cual le hizo meter el freno y reconsiderar las prisas:
“Por prudencia y dar tiempo para el análisis del dictamen de reforma electoral, aprobado en comisiones, los coordinadores de la Coalición Juntos Hacemos Historia acordamos pedir a la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados que dicho proyecto sea abordado el próximo martes (6 de diciembre)”, dijo el señor don Ignacio Mier.
El propio martes, antes del reversón legislativo, el Hijo Pródigo de Macuspana ya había anunciado la remisión de su propuesta de reformas a siete leyes secundarias. “La voy a mandar, ¿para qué espero si ya es de dominio público que ya se pusieron de acuerdo (los opositores)?”, dijo desde el púlpito de la misa tempranera.
Algo ocurrió en el inter entre el servicio religioso y el freno legislativo. Y seguro no es algo inocuo: alguna grieta se habrá detectado desde Bucareli en el escudo del bloque opositor y se consideró la posibilidad de aprovecharla para doblarlos… otra vez.
Porque hace falta ser ingenuos en grado superlativo para imaginar a nuestro Perseo de Pantano resignarse así nada más a ser derrotado una vez más en el Poder Legislativo. Estarán intentando, con todos los recursos a su disposición -los cuales no son pocos- dinamitar la unidad de la oposición y hacer avanzar sus intenciones.
¿A cuál integrante del PRI habrán logrado armarle una trampa imposible de evitar? ¿Será nuevamente Alito Moreno el eslabón débil de la cadena con la cual se anuda frágilmente la supuesta muralla con la cual se toparía López Obrador?
Más especulativo aún: ¿podría estar relacionada la extraña pausa legislativa con el proceso electoral de Coahuila, cuyas definiciones relevantes –particularmente la relativa al candidato de Morena– se encuentran a la vuelta de la esquina?
Lo sabremos pronto. Tan pronto como el martes próximo cuando se reúna nuevamente el pleno de la Cámara de Diputados y se vote, en definitiva, el dictamen aprobado el lunes pasado. Luego de ese momento podremos respirar aliviados o ver cómo se estira nuevamente nuestra imaginación al atestiguar hasta dónde son capaces de llegar nuestros políticos con tal de ver materializados sus caprichos.
¡Feliz fin de semana!
@sibaja3