Con ‘La Tesla’ y Marianis, ¿vuelve Samuel a las andadas de 2018?
Carlos Arredondo Sibaja
La primera semana de las precampañas presidenciales, en las cuales las precandidaturas únicas de las tres fuerzas en pugna compiten contra nadie para “conquistar” la candidatura y, ¡ahora sí!, disponerse a “iniciar” la lucha por los votos ciudadanos, nos regaló algunos hechos dignos de mención.
El primero es el relativo a la marcial disciplina mostrada por quienes alinean en Morena. Como en los mejores tiempos de su antecesor, el PRI, del cual abrevó ideario, metodologías y, desde luego, vicios, el morenismo concluyó el proceso de selección de candidaturas a las nueve gubernaturas a disputarse el año próximo, sin apenas sufrir un rasguño.
¡Hasta Marcelo Ebrard ya “rectificó”!
El segundo es el amplio consenso expresado por la mayor parte de los analistas políticos en torno a la transformación, para mal, de la campaña de Xóchitl Gálvez. Casi toda la comentocracia, con mayor o menor vehemencia, afirmó ver una campaña desinflada, una candidata errática y un electorado al cual el ánimo inicial se le habría diluido.
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Finalmente está la aparición en escena -en la digital, sobre todo- de… ¡La Tesla!, de Mariana Rodríguez (Marianis, pa’ la raza) y, acompañándoles en la selfie, la historia, el post, el video tiktokero… el góber fosfo-fosfo: Samu, “El Nuevo”, según reza su slogan publicitario.
Este último hecho -el de la precampaña a ras de redes de Samuel- merece mención aparte porque podría revivir un episodio protagonizado por el propio García Sepúlveda en 2018, cuando conquistó un asiento en el Senado de la República, pero estuvo en riesgo de perderlo debido al uso indebido de marcas comerciales para promocionarse.
En aquella ocasión, los rivales de Samuel promovieron recursos -ante el INE y luego ante el Tribunal Electoral- en los cuales lo acusaron de beneficiarse indebidamente con el uso e “intervención” de playeras de equipos de futbol con las cuales se tomó fotografías para luego postearlas en redes sociales.
Palabras más, palabras menos, al decir la última palabra sobre el tema, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación estableció, en la sentencia del expediente SUP-REC-887/2018, un criterio relevante: al usar marcas comerciales, en el marco de su actividad proselitista, los candidatos partidistas pueden incurrir en actos “de aprovechamiento de la reputación ajena (de la marca) y, por tanto, (ese hecho) debe ser valuado y contabilizado para efectos del tope de campaña”.
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Cierto: la camioneta es, en términos estrictamente jurídicos, “una cosa”, un bien sujeto a comercialización y quien, como Samuel, la adquiere, puede darle el uso más conveniente a sus intereses. Pero, eso, de acuerdo con los criterios establecidos por el Tribunal Electoral en la sentencia referida, tiene un matiz en el caso de los políticos.
¿Está intentando Samuel aprovecharse de la reputación de la marca Tesla para granjearse simpatías? Y, en el caso de su esposa, quien decidió hacer de su nombre una marca registrada, ¿su protagonismo -incluso superior al de Samuel- en la campaña, podría dar lugar a controversias judiciales?
Anote el tema en la agenda de la sucesión 2024. Va a proporcionar mucha tela para cortar.
¡Feliz fin de semana!
carredondo@vanguardia.com.mx
