Andy, Diana, Monreal, Yunes… la ‘rebelión en la granja’ de la T4
George Orwell escribió, hace ya 80 años, el guion hoy recreado, con puntualidad milimétrica, por los integrantes de la casta gobernante mexicana: Rebelión en la Granja, una novela cuya lectura resulta obligada
Carlos Arredondo Sibaja
Digámoslo pronto: quienes pueblan nuestra clase política -a nivel nacional y local- salvo muy contadas -y cada vez más escasas- excepciones, constituyen una suerte de fauna nociva cuyas contrahechuras morales, vicios y excesos superan por mucho sus magras virtudes… además de no ser pocos quienes carecen de estas últimas.
Señalar lo anterior desde el principio es indispensable para dejar clara una cosa: nadie debe llamarse a sorpresa por los múltiples escándalos en los cuales se han visto envueltos, en este tormentoso verano, varios de los más conspicuos representantes de la transformación de cuarta.
La razón es simple: como diría el siempre genial Guillermo Sheridan, los morenistas “son predecibles como pantuflas” y el guion a partir del cual se mueven en el escenario político ha sido escrito y reescrito en múltiples ocasiones por genios de la literatura como George Orwell, por ejemplo.
En efecto, los sucesos de este verano, durante el cual Andy, AKA “no me digan Andy” López Beltrán, Ricardo Monreal, Mario Delgado, Miguel Ángel Yunes o la pareja del momento, Sergio Gutiérrez Luna y Diana Karina Barreras, AKA “Dato Protegido”, encuentran paralelismos milimétricos con la trama de Rebelión en la Granja, novela publicada por el referido autor inglés, ¡hace 80 años!
Porque, a imagen y semejanza de los cerdos, quienes se colocaron a sí mismos al frente de la “revolución animalista”, lucha presuntamente impulsada para dejar atrás el régimen de opresión al cual fueron sometidos largamente los animales, e instaurar en su lograr uno de plena igualdad, los morenistas “representantes del pueblo” no han tardado en sacar a relucir su auténtica personalidad.
“Todos los animales son iguales”, rezaba el séptimo de los mandamientos pintados, en grandes letras blancas, en la pared del granero principal. Pero, cuando los demás animales reclamaron a los cerdos el entregarse a los excesos y privilegios originalmente condenados por ellos mismos, al mandamiento le surgió un añadido: “…pero algunos son más iguales que otros”.
Por ello justamente, aunque la inmensa mayoría de los mexicanos se sometan de forma cotidiana a extenuantes jornadas de trabajo -al estilo de Boxer, uno de los personajes centrales de la novela-, no todos merecen unas vacaciones en la capital de Japón ni, mucho menos, en un hotel de lujo caracterizado por ser el preferido de celebridades y millonarios.
Tampoco deben aspirar a visitar el exclusivo club de playa Conca del Sogno, ubicado al sur de Italia, cerca de la famosa isla de Capri. De igual forma les está vedado soñar con una estancia en el hotel Villa Magna, de Madrid, o tomarse una selfie en Portugal.
Es equivoco, para cualquier integrante “del pueblo” (quien puede considerarse un igual, pero asumir el ser menos igual a sus líderes), considerar la posibilidad de vestir con prendas y accesorios de lujo, para luego construir una galería, en redes sociales, con imágenes en las cuales aparezca como si se tratara de un maniquí de las exclusivas tiendas de la Quinta Avenida.
Porque eso está reservado para los líderes, para los guías del “movimiento”, para esos individuos cuyo sacrificio cotidiano y entrega a la lucha ¡a favor del pueblo! Debe ser recompensada de alguna forma… aunque sea con unos días de viaje a todo lujo y con acceso a los privilegios largamente criticados a quienes ostentaron el poder antes de ellos.
“Orwell lo vio claro, claro”, ha dicho el maestro Sheridan. Y sin duda es cierto, pues el remate de Rebelión en la Granja puede leerse hoy como un presagio cuya exactitud haría babear al mismísimo Nostradamus:
“Las criaturas de fuera miraban del cerdo (los morenistas) al hombre (los ‘neoliberales’), y del hombre al cerdo, y del cerdo al hombre otra vez; pero ya era imposible decir cuál era cuál”… pues eso.
¡Feliz fin de semana!
@sibaja3carredondo@vanguardia.com.mx