O de cómo el cine mundial se quedó sin aliento cuando aparecieron unos chicos rebeldes en Francia y nos demostraron que nada estaba escrito respecto del devenir del arte cinematográfico
Víctor Bórquez Núñez
No estamos repitiendo el odioso ritual de exaltar a un cineasta cuando éste se ha muerto, cuando debimos destacarlo en vida. Pero con el caso de la figura de Jean-Luc Godard habría que hacer un alto y recordar tan solo un año -1959-, una película -Sin Aliento- y un compañero de ruta, el también indispensable y desaparecido director galo François Truffaut y su debut Los 400 golpes, para entender que el cine francés primero, y el mundial después, ya no fue nunca más lo mismo porque estos dos creadores se dieron el lujo de instalar un movimiento, la Nueva Ola Francesa y patentar un universo entrañable de películas, personajes e ideales que remecieron a la sociedad de los sesenta.
No resulta una exageración decir que el cine de Godard es imprescindible
Pero también demasiado extensa, entre cortos, largos, ficciones, documentales y trabajos para la televisión, que casi todos se pierden en el bosque que significa aproximarse a su obra monumental tan solo por la cantidad de sus propuestas. Recién fallecido, Jean-Luc Godard, fue capaz de hacer casi un centenar de obras y aunque resulte reduccionista, vale la pena escarbar y revisitar cinco de sus películas que, para muchos estudiosos son cinco de las piezas más imprescindibles de quien fuera considerado el padre intelectual de la Nueva Ola Francesa (claro, el padre sentimental siempre fue Truffaut que amaba a sus creaturas de manera particular).
SIN ALIENTO
Conocida también como ‘Al final de la escapada’, se trata de una película icónica en todos los sentidos. Filmada a fines de 1959, cuenta con las inolvidables actuaciones de Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg en un filme que declara de un solo golpe el amor por el cine, por el comic, por la cultura y una postura concreta frente al estado de las cosas en la sociedad francesa que estaba comenzando una convulsión que la llevaría a mayo del 68 y todo lo que ello significó en el escenario político y cultural.
Si nos apegamos a lo declarado por Godard respecto de su mítico debut, él solamente estaba tratando de “coger una historia convencional y rodarla de una manera totalmente diferente de como se había hecho hasta entonces”.
Y esa historia es la de un hombre que no tiene nombre (Jean-Paul Belmondo) que roba un coche, mata a un policía y se reúne con una joven norteamericana (Jean Seberg), que estudia y vende diarios en el centro de París. Con ese tema en apariencia simple, la película resultó un impacto que sacudió a la crítica y sedujo a los espectadores por sus rupturas formales y la manera atrevida de subvertir los arquetipos del film noir, la serie B e incluso, el concepto de la clásica historia de amor en una sociedad que estaba cambiando completamente.
EL DESPRECIO
Basada en la novela de Alberto Moravia y con la actuación de la diva Brigitte Bardot y Michel Piccoli, este filme formidable da cuenta de la disolución del amor a partir de un matrimonio que se descompone a partir de una situación absurda -el marido permite que su mujer viaje un pequeño trayecto en coche con un productor- y que funciona perfecta como el espejo en que el propio director contempla el quiebre de su matrimonio con Anna Karina, en uno de esos casos en que el arte sirve como catarsis para situaciones extremas.
PIERROT, EL LOCO
Este filme aparece en 1965, teniendo nuevamente a Jean-Paul Belmondo como protagonista y a Anna Karina como su compañera que lo acompaña en una huida sin destino filmada en colores excesivos y casi irreales. Esta vez huye con una mujer que su mujer ha contratado como niñera, tratando de escapar del tedio que le significa su vida monótona y burguesa. Godard se expresa con una libertad absoluta en este hermoso y melancólico filme que plantea el amor loco, la rebelión ante el sistema y la escapatoria (en sentido real y metafórico) del protagonista, pero también del propio director, que intenta escapar de los géneros convencionales, donde el argumento es un pretexto y el realizador intenta desaparecer.
‘HISTOIRE(S) DU CINÉMA’
Este es un documental que se realizó entre 1988 y 1998 y sirve de manera espléndida para entender y valorar su trabajo como ensayista, lo que en opinión de sus detractores, es más sólida que sus filmes de ficción, en especial lo de su última etapa en donde se dedicó a estudiar obsesivamente el lenguaje cinematográfico. Donde todos coinciden es en el valor que tiene este tremendo documental, una muy personal aproximación del cineasta a la historia del cine que le tomó nada menos que una década depurar y entregar al público.
Se trata de un trabajo filmado en video en el cual Godard reflexiona a viva voz acerca de la naturaleza del cine, tomando como base un collage de materiales: fragmentos de películas, citas, textos narrados por el creador y otros intérpretes, todo lo cual demuestra de manera inequívoca el material inasible del cine, sus conexiones con otras expresiones y, sobre todo, el efecto intelectual de este arte en una sociedad como la francesa de los noventa.
‘VIVIR SU VIDA’
Dicen los cinéfilos que hay tres escenas inolvidables e icónicas en el cine francés de la Nueva Ola Francesa. Una, la de Jeanne Moreau cruzando las dependencias del Louvre en la emocionante Jules y Jim, la del baile en Banda Aparte y, era que no, la de Anna Karina en Vivir su vida llorando mientras está viendo en el cine Juana de Arco de Dreyer. Con este poderoso filme, Godard trastoca todas las convenciones del denominado drama femenino y entrega una mirada desolada y llena de tristeza con los sufrimientos de una aspirante a actriz (Anna Karina deslumbrante) que termina dedicándose a la prostitución. Respecto de este filme, Susan Sontag aseguró que era “la película perfecta”.
BANDA APARTE
Banda Aparte es una película francesa dirigida por Jean-Luc Godard en 1964.y se considera una de las piezas claves de su filmografía y de la Nueva Ola Francesa, adaptación de la novela barata estadounidense Fool’s Gold escrita por Dolores Hitchens, en donde el realizador mezcla el cine negro, la comedia y el drama por partes iguales. Obtuvo el premio a la película del año para la revista Cahiers du Cinéma.y está considerada una variación contemporánea y burlesca de la película Jules y Jim de François Truffaut, dos años después de que ésta fuera realizada.
Odile (Anna Karina) es una cándida joven que, durante una clase de inglés, conoce a dos ladrones aficionados: Arthur (Claude Brasseur), un joven oportunista, y Franz (Sami Frey) de carácter introvertido. Rápidamente los tres jóvenes congenian, ya que tienen puntos en común. Sin embargo, todo responde al plan de los chicos, pues Odile reside junto a unos parientes bien posicionados y planean llevar a cabo un robo. La famosa escena del baile sirvió para que el director Quentin Tarantino le dedicara un homenaje en Tiempos Violentos.
@VictorBorquez
Periodista, escritor y Doctor en Proyectos de Comunicación