lunes 13, enero, 2025

¿Por qué fracasan los países?

Enrique Martínez y Morales

Me sorprendió gratamente, como economista, el anuncio reciente del nombre de los ganadores del Premio Nobel de Economía: el turco Daron Acemoglu y el británico James A. Robinson. Ambos profesores de Economía, el primero del MIT y el segundo de Harvard.

Y el premio lo recibieron por un libro que yo leí hace 13 años, en cuyo título se infiere su contenido: “¿Por qué fracasan los países?”. El texto comienza describiendo las diferencias económicas que existen entre dos ciudades conurbadas, Nogales, Arizona y Nogales, Sonora.

Con esa comparación echan por la borda las teorías explicativas tradicionales de por qué unas naciones son exitosas y otras no. La geográfica, que condena a los países localizados entre los trópicos a ser más pobres por razones de calidad de los suelos y por el calor; la cultural, que asigna una mayor eficiencia a las naciones con ciertos rasgos culturales y religiones, como la protestante; y la étnica, que otorga una mayor inteligencia y laboriosidad a ciertas razas.

En el caso de los Nogales, a pesar de que están en distintos países, se localizan sobre el mismo paralelo geográfico, la cultura es prácticamente igual y la mayor parte de sus pobladores cuentan con la misma ascendencia genética. Entonces… ¿Por qué tanta diferencia? La respuesta es una: por las instituciones.

El inicio del diferencial entre las instituciones no es reciente. En la óptica de los autores se remonta a épocas de la conquista y la colonización. Y en efecto, las diferencias son abrumadoras: Estados Unidos se formó con familias que llegaron a colonizar, con la intención de vivir ahí; la Nueva España, con militares y ex presidiaros, varones principalmente, que vinieron en busca de oro con la intención de regresar. Allá, se delimitaron las regiones con los nativos y se buscó comerciar con ellos; acá, se forzó un mestizaje y se promovió un vasallaje lacerante.

En el vecino del norte se establecieron instituciones inclusivas que buscaban la prosperidad en el largo plazo, basadas en la democracia y el respeto a los derechos humanos y al estado de derecho, y éstas generaron los incentivos correctos para promover el emprendimiento, el desarrollo tecnológico y una educación generalizada.

En nuestro país, así como en el resto de América Latina, se formalizaron instituciones extractivas, basadas en el lucro inmediato, con un sistema político colonial autoritario primero, de inestabilidad política después y dictatorial durante tres décadas, con base en el caudillismo y las relaciones personales.

La ratificación de las teorías de los galardonados nos ayuda a entender la raíz de los problemas de los países latinoamericanos. Así que ya sabemos, instituciones sólidas y fuertes son la receta para lograr la prosperidad y el anhelado crecimiento económico justo y equitativo para todos.

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