miércoles 25, septiembre, 2024

Planeta B

Arcelia Ayup Silveti

Tengo la firme convicción que el clima influye en el carácter reacio de los laguneros. El desierto chihuahuense nos ha cobijado ciento quince años. Inmigrantes de varios países han abonado con su cultura y gastronomía; hemos vivido algunas heladas y padecido calores infernales, como los de hace unas semanas, con el récord histórico de más de 45 grados centígrados a la sombra.

            Se hablaba mucho de ello en las mesas de café, que a decir verdad se convirtieron en mesas de bebidas refrescantes o de cervezas. Más que charla, eran quejas de porqué los comarcanos tenemos que padecer estas temperaturas. Mis amigas debatían en cuál carro de ellas marcaba más grados externos o cuántos días continuos habían usado sus minisplits en sus casas u oficinas.

            En las dos semanas de calorón bebimos agua sin cuota u obligación. Por algunos ajustes en mi domicilio, me vi obligada a sacar algunos días mi auto de la cochera. Fui consciente de lo poco arbolado que es mi calle. Confieso que en mi banqueta, sólo hay una palma que ya estaba cuando me cambié. Sólo hay dos casas con sombra decorosa en mi cuadra, ambas con un par de bellos mezquites, los otros árboles dan sombra escasa y regular.

            Vi muchas publicaciones en redes que invitaban a sembrar por lo menos un árbol en nuestras casas. Me uno a esta propuesta y comparto los beneficios que éstos nos regalan. Lo tomo de una imagen que me compartió mi amigo el gran poeta Pablo Arredondo. Plantar un árbol amortigua el impacto de las ondas sonoras; mitiga cambios climáticos; libera vapor de agua que refresca el aire; transforman el dióxido de carbono en oxígeno; a través de la evaporación devuelve agua a la atmósfera; fertiliza el suelo; transporta agua de lluvia a los acuíferos y evita inundaciones; además, cada árbol es un microsistema que alberga insectos y animales.

            Adhiero a lo que me mandó mi querido Pablo, que tener árboles se convierten en techos verdes ya que su sombra puede reducir el uso excesivo de energía eléctrica, con lo que apoyas al planeta y a tu bolsillo al pagar tu recibo de luz. Ahorran agua. Los árboles requieren 60 litros de agua a la semana para sobrevivir y liberan entre 800 y mil 800 litros de agua diarios. También reducen los efectos de la lluvia ácida. ¿Qué esperas para sembrar uno? Si no tienes espacio en tu casa, busca un lugar y hazte cargo de tu árbol. Es tarea de todos. No tenemos un planeta B. (Prometo sembrar tres en mi casa).

giraluna3312@gmail.com

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