sábado 23, noviembre, 2024

PICO NORTE

El riesgo de la militarización…

MELITÓN GARCÍA DE LA ROSA

El intento de golpe de Estado en Bolivia este miércoles, debía llamarnos en México a la reflexión respecto a todo el poder que se le ha dado a la milicia sobre la vida pública del país y los riesgos que esto lleva aparejado.

Así es mis queridos boes, la gran pregunta es ¿hasta dónde los políticos de Morena seguirán alimentando las atribuciones de los mandos militares como para saciar lo que ya parece gula de poder?

Esta semana, la presidenta electa CLAUDIA SHEIMBAUM dio señales que nos tienen que preocupar a todos, porque sin aceptarlo, confesó que la militarización del Estado Mexicano no tiene reversa, sino todo lo contrario, aunque oficialmente no le llamen como es.

Y es que en México, los militares ya construyen carreteras, construyen bancos, distribuyen medicinas, controlan los puertos, controlan las aduanas, controlan los aeropuertos y ahora oficialmente controlarán la seguridad pública de la nación.

SHEIMBAUM dijo que la Guardia Nacional definitivamente será un órgano adscrito a la SEDENA, es decir al Ejército, pero que eso no significaba una militarización. Mintió

Obvio que si la Guardia Nacional será parte de la SEDENA será una policía militarizada, pero para engañar al “pueblo bobo” la presidenta salió con la ocurrencia de que como la estrategia de seguridad la dicta ella y ella es civil, entonces no es militarización.

No, no estamos aprendiendo de la experiencia ajena, porque si volteamos hacia abajo, hacia el sur, ahí está Guatemala con una historia de golpes de Estado, Nicaragua con un gobierno totalitario apoyado por los militares, Argentina que no ha sanado las heridas del golpismo, Chile, Paraguay y el convulso del día Bolivia.

De hecho, en México los militares ya gozan de un poder que ni siquiera en esos países con experiencias golpistas han logrado, porque allá en Centroamérica los ejércitos no han manejado las importantes áreas de la vida civil que hoy controlan los soldados mexicanos, como los puertos, aeropuertos y aduanas.

Si un día al alto mando militar se le ocurre tomar el poder en México será sumamente fácil, con la Guardia Nacional en las calles de todo el país, con el poder de cerrar las entradas y salidas en los cruces internacionales y el cierre de aeropuertos, ni quien los pare.

No estoy diciendo que vaya a ocurrir, pero sí estoy alertando de que el poder que se les ha otorgado les permitiría hacerlo sin mayor problema.

Lo más grave, insisto, es que no se ve el techo de cristal para la militarización de México, porque en primera no se quiere reconocer lo que ya es bastante obvio, y eso indica que el proceso seguirá imparable, hasta que nos topemos con el problema del que nos será difícil salir.

¿Qué sigue, si ya controlan casi todo los soldados?, ¿acaso que muy pronto en las elecciones se presenten candidatos a diputados federales, gobernadores, senadores con nombre y cargo y uniforme militar y mando en funciones?

¿Obvio que podría ocurrir que si ya controlan casi todo, también vayan a querer dejarles la oportunidad de postularse para ser electos como ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación?

Insisto, no estamos midiendo como país las consecuencias de soltar todo el poder a los militares, no hemos querido ver que en los países que poco a poco se fueron militarizando la cosa terminó en dictaduras, golpes de estado o la deposición de mandatarios y la simulación democrática.

Tal vez no nos toque a los que hoy no somos jóvenes, pero el México que les estamos heredando a los chavos y a los niños puede ser uno en el que las libertades de que aún gozamos estén aplastadas por una bota militar.

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