domingo 28, abril, 2024

Película ‘Las Lloronas’

(Historia de un rodaje)

Raúl Adalid Sainz

Un recuerdo guardo de esta película de suspenso y terror. Estuvimos el equipo de trabajo, seis semanas en una hacienda en despoblado, en el estado de Nuevo León. Lejano parece aquel año 2002, fecha de filmación de esa película. La dirección corrió a cargo de la regiomontana Lorena Villarreal.

El guion, de ella misma y de Enrique Rentería. Fotografía del talentoso Alejandro Cantú; quien por aquellos años fincaba su labor de cine- fotógrafo. Actualmente, Alex es fotógrafo del legendario y talentoso Arturo Ripstein.

Seis semanas de filmación. Locaciones en el estado neoleonés, fundamentalmente en una hacienda cercana a una población llamada Sabinas Hidalgo, Nuevo León. En esa población se rodaron muchas de las secuencias. La base residencial era en una inmensa hacienda de campo. Ahí vivimos el equipo técnico y actores. El lugar estaba en medio de la nada, Monterrey estaba como a hora y media y la población más cercana era Sabinas Hidalgo.

Así que cuando no te tocaba trabajar aprendías a convivir con el tiempo que se hacía largo. En particular recuerdo leer en esa etapa un libro maravilloso de Stanislavski sobre procesos de trabajo con el actor en el «Teatro Arte de Moscú». Era tan grande la hacienda, en medio de grandes parajes, que me ejercitaba caminando por las mañanas. Los desayunos eran deliciosos, un cocinero que preparaba una machaca con huevo suculenta, con tortillas de harina hechas a mano.

El sobrepeso en los actores empezó a darse y hubo que poner freno al ansia alimenticia pues ya no cabíamos en el vestuario elegido. Las sobremesas durante las tres comidas se extendían. Aún recuerdo aquellas pláticas vespertinas, tomando café turco con mi compañero actor José Sefami.

En una de esas charlas entre ambos, José halló como enfrentar una situación difícil de su personaje y que iba filmar por la noche. Luego así los actores consiguen ver un atisbo de luz en la oscuridad.

Recuerdo grandes pláticas con mi querido compañero y amigo, el gran actor Gastón Melo. Aquellas charlas sobre Juan José Arreola. Su tiempo de trabajo en el programa cómico televisivo, » La Cosquilla». Su admiración por la inventiva creativa del entonces joven actor Héctor Suárez. Los buenos momentos hablando de futbol con mi compañero actor Rodrigo Mejía, QEPD. Aquellas charlas con Rosa María Bianchi sobre el querido director, que en ese tiempo aún no conocía, Luis De Tavira.

Una noche Rosa María y yo divergimos sobre el trabajo del controvertido director escénico. Rosa María me profetizó sentencial: «El día que conozcas y trabajes con Luis vas a pensar muy distinto», recuerdo que me dijo.

Nueve años después de ese rodaje comenzaba mi labor de actor de tres obras teatrales maravillosas dirigidas por Luis De Tavira. El maestro Luis, fue además el prologuista y presentador de mi libro «Historias de Actores». Sí, Rosa María Bianchi, tenías toda la razón. Debo confesar que el teatro lo veo como un antes y después de conocer a ese gran maestro y director.

Cómo olvidar el siempre gran sentido del humor jocoso de Miguel Rodarte. Su alegría era un bálsamo para los momentos de tedio. Inolvidables también las puntadas de humor gracioso de Tina Romero. Un ícono de belleza del cine mexicano setentero y ochentero. Actriz muy interesante en sus registros emotivos.

Recuerdo las grandes pláticas y caminatas con mis amiguitas las actrices: Magda Vizcaíno y Genoveva Pérez, qepd, ambas. Con mi querida Genoveva, inolvidable fueron las mañanas cuando me platicaba de sus participaciones actorales en la radionovela, que me enloquecía de niño, la célebre «Kalimán». La alegría de Elizabeth Ávila. Rodrigo Mejía y Rodarte, disputaban su amor en la película.

Cómo olvidar las puntadas del simpático actor cubano Francisco Gattorno. El talento, de la entonces chiquita Elizabeth Valdez, es muy digno de señalarse. Una actriz con mucha capacidad de vulnerarse. Sin olvidar el cariño y amistad con mi gran amiga la delegada de la ANDA, Dulce Angélica.

Cinco películas hemos compartido. El casting, espléndido por cierto, fue del querido Manuel Teil. Un grupo de actores muy agradable. Una película que se estrenó en el «Festival Internacional de Cine de Guadalajara», recibiendo muy duras críticas. Lo paradójico e importante, es que el gusto del público la llevó a estar mes y medio en cartelera. Cuestión insólita para el cine mexicano.

Fue una linda experiencia bajo la dirección de Lorena Villarreal, la producción de Ximena Rodríguez, y Rudy Hofroy. Había en el equipo de producción un canadiense muy simpático, los tiempos del ayer han hecho sus estragos, y no acierto con su nombre, pero bien que recuerdo su cariño y atenciones.

A todo ese lindo equipo de actores y producción les mando todo mi afecto fraterno. Fueron días en verdad lindos. El tiempo así me lo dice, al repasar con nostalgia alegre el correr de aquellas páginas. ¡Gente a toda madre!

«Las Lloronas», la puedes ver por Youtube. Esta historia pasará a formar parte del segundo tomo que ya fraguo de «Historia de Actores» (un recorrido por el mundo teatral y cinematográfico.)

En la foto superior, al pie del escrito: Pepe Sefami, Francisco Gattorno, Gastón Melo y un servidor. Abajo estamos: José Sefami, Francisco Gattorno.

Nota: No olvido aquel coche deportivo Mercedes Benz, que iba a ser utilizado para una de las secuencias. Se lo prestaron a José Sefami para que él lo condujera al lugar de locación. Gastón Melo y yo lo acompañamos pues íbamos a ser compañeros de secuencia. Era de noche por la carretera. Había que llegar a un pueblo y llevar el coche que iba a ser utilizado. Sefami iba a gran velocidad. Le pedimos que le bajara. Y nos decía entre risa y serio, que una de sus fantasías era sufrir accidentes deportivos automovilísticos. Traíamos, Gastón y un servidor, los testículos de corbata, ante los delirios de piloto de carreras de Pepe Sefami. En fin…cosas locas de los cuates actores.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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