Raúl Adalid Sainz
Vi la nueva película de Paolo Sorrentino, quien había llamado mi atención por su anterior película: «La Mano de Dios». Un universo de vida de amplio contenido visual y de estupendo guion acerca de un muchacho que tiene la ilusión de ser cineasta.
Nápoles, tierra del cineasta, es un personaje vivo dentro del acontecer. Tocaba muchas situaciones, pero era precisa.

«Parthenope», carece de lo anterior, en cuanto a guion. Es un viaje al mundo de una bellísima mujer (Parthenope). Sus inquietudes, amores primeros, traumas, insatisfacción, búsqueda, revelaciones, la belleza de una mujer no peleada con la inteligencia. Nápoles, puesta al descubierto en toda verdad de sentimiento por Sorrentino.
Un amor-odio, y un sentimiento grande de gratitud por lo dado por esa tierra de agua y sal. La cachondería y misterio de Nápoles y Capri, resaltan en su noche y día. Unas premisas interesantes, con grandes momentos, pero que en el todo se diluyen por un querer contar demasiado.

Tres detalles dan atractivo a esta película: La presencia honda de actuación de Gary Oldman; ¡pedazo de actor!, cuatro secuencias le bastan para revelar un todo de personaje, la inquietante belleza y talento de la protagonista Celeste Della Porta, y un universo visual muy notable, que por momentos revela grandes verdades de mundos. Se engolosinó el buen Sorrentino, en un fresco que quiso decir mucho, y de tanto, se congestionó su narrativa volviéndola confusa.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan