Este filme es una hilarante a la vez que angustiosa sátira del director Adam McKay, que se inscribe como uno de los títulos más brillantes de la plataforma Netflix y que resalta entre las mejores películas de 2021
Víctor Bórquez Núñez
El guion de ‘No mires arriba’ (Don’t Look Up, 2021), escrito por Adam McKay y David Sirota debió de ser reescrito, producto de la pandemia del Covid 19, sobre todo para enfatizar el ambiente casi irreal que se vivía en las grandes ciudades debido a este virus, sobre todo a partir del manejo de las redes sociales y los fake news, haciendo especial hincapié en el poder de las corporaciones, los mass media y el uso indebido de la tecnología en tiempos de crisis.
Si algo destaca de inmediato en esta magnífica producción fílmica es que se trata de un mordaz reflejo del comportamiento de ciertas autoridades que, ante el peligro inminente, ante lo desconocido, agotan sus esfuerzos para salvar su pellejo sin pensar para nada en ese concepto casi abstracto que se denomina pueblo.
El director McKay inicia la película con un anuncio francamente terrible: en seis meses y unas cuantas horas un asteroide de proporciones gigantescas chocará con las costas de Chile y sus alrededores, provocando no solo un cambio climático irreversible, sino que además aniquilará a gran parte de la población mundial con tsunamis y terremotos múltiples. Es decir, el filme parte como si se tratara de una película del denominado cine de catástrofes, aunque muy pronto descubrimos que se trata de una metáfora respecto de temas que se exponen como corolario de esta tragedia inminente.
La presencia como protagonista de Leonardo DiCaprio en esta comedia de Netflix resulta absolutamente coherente con el trabajo del actor como activista en el tema del cambio climático y, por lo mismo, se evidencia el grado de compromiso de este artista con el material con el cual trabaja, cambiando el calentamiento global por la advertencia por la peligrosa manipulación de la ciencia frente a la llegada inevitable de un asteroide exterminador de planetas.
Leonardo DiCaprio interpreta al Dr. Randall Mindy, un profesor de astronomía quien, junto a su brillante doctoranda Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence), descubren asteroide que viene directo hacia la Tierra. El cálculo que efectúa Mindy es irrefutable: este asteroide está a punto de colisionar con la Tierra.
Y ahí comienza la comedia negra y mordaz que es “No mires arriba”, porque los protagonistas descubrirán que a nadie parece interesarle el tema del choque del asteroide con el planeta y, lo peor, se dan cuenta además del nulo apoyo que reciben de las principales autoridades mundiales, partiendo por una insoportable Presidenta de los Estados Unidos (una excelente aparición de Meryl Streep), unos corruptos miembros del Pentágono y del inescrupuloso manejo mediático del caso, sobre todo de la televisión, más ocupada en banalidades que en lo esencial.
Como bien se señala en un instante, el filme opera como un aviso del fin del mundo en la era de las redes sociales, donde todo se reduce a fake news y mediocridad sin límites.
El único que se une a la cruzada por revelar la verdad es el doctor Oglethorpe (Rob Morgan), acompañando a la dupla de científicos en su odisea frente a los medios de comunicación, los cuales se van revelando en su infinita negación de la verdad para sucumbir ante el rating y los like de las redes, así como a la ineptitud de quienes gobiernan y la manera en que se trata de banalizar este hallazgo para que no afecte a los intereses de quienes detentan el poder.
En “No mires arriba” se plantea cómo un evento de estas proporciones termina siendo casi ignorado porque sencillamente afecta el estatus quo de una sociedad parasitaria y adicta a verdades acomodadas a los deseos de los poderosos en donde el astuto guion refleja con absoluta certeza de que nuestro poder como sociedad funciona solo cuando existan líderes que sean simpáticos, cuya popularidad se encuentra dirigida a asumir que nada pasa, que nada puede afectar un modelo social, político y económico inalterable. Esto se evidencia desde el título de la película que invita a no mirar hacia arriba, a no ver lo esencial, toda una oda al negacionismo que propone que los ciudadanos deben rechazar lo evidente.
Este negacionismo se evidencia en una de las secuencias más logradas en cuanto al humor negro que chorrea el filme y que transcurre en el set de televisión donde los presentadores de un programa matutino (Cate Blanchett y Tyler Perry), trastocan y frivolizan cualquier posibilidad de que la opinión pública pueda ser advertida del inminente peligro.
De este modo, los protagonistas irán encontrando en su camino una fauna humana desquiciada e hilarante, desde empresarios inescrupulosos, pasando por personajes arquetípicos que contribuyen a entender mejor la angustiosa situación por la que avanzan los científicos, tratando de entregar la verdad de sus estudios.
El filme desarrolla en 150 minutos una visión demoledora del estado actual de las sociedades que -como la estadounidense- manejan a la opinión pública como si fuera un títere, poniendo énfasis en lo esencial, saltando de la comedia negra desatada a la tragedia, sobre todo cuando se nos revelan aspectos tan cómicos como grotescos. Y mucho ojo con el final que, tras los créditos, entregan el chiste final, brutal y coherente con la mirada que ha desplegado el director McKay.
En la exquisita posibilidad de análisis que tiene, “No mires arriba” se inscribe con justicia en el cine fantástico y toma elementos clave de clásicos del tipo de filmes que, como en este caso, han elevado su voz respecto de las consecuencias de no entender cuando la amenaza es real, evidente y nos cae de golpe sobre nuestras cabezas
Así, hay referencias a clásicos como ‘Cuando los mundos chocan’ (1951), una actualización de ‘¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú’ (Dr. Strangelove, or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb, 1964) y a la experiencia visual que fue “Melancolía”, de Lars von Trier.
Queda claro el talento del director McKay, sobre todo por haber sido capaz de mantener su capacidad íntegra a pesar de estar en un gigante como es Netflix, manteniendo su estilo casi periodístico como lo hizo en “La gran apuesta” (2015) y ‘El vicio del poder’ (Vice, 2018), recuperando incluso su estilo surrealista de algunas de sus películas con Will Ferrell o “Second Civil War” 1997) y ‘Homecoming’ (2005).
“No mires arriba” lograr trascender su estilo de comedia negra y se convierte en una visionaria radiografía del absurdo de nuestra era, hilarante, optimista a la vez que deprimente y vulgar, sumado a su capacidad impresionante para advertir de la estupidez que nos rodea y vapulea desde las redes sociales y burócratas de todos los tipos.
Es, simplemente, un filme brillante y se inscribe de inmediato como uno de los mejores de 2021.
@VictorBorquez
Periodista, escritor y Doctor en Proyectos de Comunicación