Julián Parra Ibarra
El partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se encuentra ante la disyuntiva en Coahuila para la definición de su coordinador en la entidad, que en términos reales sería su candidato a la gubernatura para la elección de 2023: Respeta los resultados de la metodología establecida y a la que se supone que se circunscriben los cuatro aspirantes que llegaron a la fase final, o decantan por imponer a la ‘corcholata’ presidencial, esquema que siguieron este año en Durango y que al final los llevó a sufrir la más estrepitosa derrota que haya sufrido un candidato a gobernador en la entidad, con una derrota por arriba de los 100 mil votos.
Aunque hubo una docena de aspirantes que se inscribieron para participar en el proceso interno morenista en Coahuila, al final quedaron –como todo mundo esperaba y sabía que así sucedería- los ‘cuatro fantásticos’: Armando Guadiana Tijerina, Luis Fernando Salazar Fernández, Ricardo Sóstenes Mejía Berdeja y Reyes Flores Hurtado.
En lo que muchos consideran el triunfo en el primer round, Armando Guadiana Tijerina apareció en el primer lugar en la encuesta de conocimiento revelada el jueves 17 de noviembre por la Comisión Nacional de Elecciones y la Comisión Nacional de Encuestas de Morena. El senador obtuvo un 76.1 por ciento de conocimiento entre los encuestados; el lagunero Luis Fernando Salazar en segundo con 53.2; mientras que el ‘guerrerense’ Ricardo Mejía apenas alcanzó 45.9; y Reyes Flores Hurtado con el 21.8 por ciento.
Urgido quizá porque al menos en el municipio del que es originario más gente lo conozca y lo identifique, la tarde de ese mismo jueves 17, el equipo del subsecretario de Seguridad federal lanzó a la calle a grupos de jóvenes a realizar ya abiertamente actos de campaña, como en el concurrido crucero de Colón e Independencia, donde con bocinas a alto volumen, mantas y pancartas, playeras con el logo de Morena en la espalda y el nombre de Mejía Berdeja al frente, realizaban proselitismo y entregaban información y publicidad del que es identificado como la ‘corcholata’ presidencial, aunque su perfil no logre prender en el ánimo de los coahuilenses.
En una segunda encuesta, los aspirantes serán sometidos prueba de atributos como la honestidad, credibilidad, cercanía con la gente y, de acuerdo con los resultados de ésta, se podría empezar ya a perfilar de manera definitiva quién podría ser el candidato a Gobernador por Morena en la elección del año entrante en Coahuila.
Resulta evidente que los resultados de la primera encuesta –los cuales suenan lógicos por su desarraigo en la entidad- no dejó muy contento a Mejía Berdeja, quien evidentemente dolido, a través de un video arremetió contra el gobernador Miguel Riquelme, contra la familia Moreira y los medios de comunicación de querer manipular a la opinión pública, difundiendo información que ubican a Morena y a él como un eventual candidato, sin posibilidades de ganar la gubernatura.
Según Ricardo Mejía, de los resultados revelados por la dirigencia de Morena respecto de esta primera encuesta, lo único que se dio a conocer fue el nivel de conocimiento, mismo que consideró “no es igual a preferencia, a aceptación, a atributos y competitividad”.
De manera simultánea en Saltillo se convocó a una conferencia de prensa a la que habrían sido convocados los cuatro aspirantes, pero a la que solo acudieron Armando Guadiana y Luis Fernando Salazar. A los otros dos se les hizo llegar por escrito la invitación, pero ninguno respondió, pero los dos asistentes sí revelaron que el subsecretario les había solicitado que declinaran en su favor, lo que fue rechazado porque no es a él a quien favorecen las encuestas, y realizaron un llamado a respetar las encuestas y a mantener la unidad.
Guadiana Tijerina dijo tener confianza en que se respete la metodología, “que es muy clara y está blindada, tengo confianza en que se hagan bien las cosas”, y también afirmó tener confianza en que, si al final las encuestas le favorecen, Ricardo Mejía acepte los resultados. Luis Fernando Salazar adelantó que, si el Senador resulta al final favorecido en las encuestas, apoyaría su proyecto, “por supuesto que seré el primero en levantarle la mano», sentenció.
EL DEJA VU
Lo que viene sucediendo en Coahuila parece ser que es la misma película que ya vimos, pero en el estado de Durango, donde a finales de 2021, Morena cerraba el año con cerca de 20 puntos de ventaja porque en ese momento no había siquiera la certeza de que se consolidaría la Alianza entre PRI, PAN y PRD.
La cosa se empezó a torcer a partir de que el partido del Presidente fue a su elección interna mediante una serie de encuestas, que al final lograron ubicar como al mejor posicionado al senador José Ramón Enríquez, al petista Alejandro González Yañez –mejor conocido como Gonzalo Yañez o El Tirantes-, y hasta el final a la gomezpalatina Marina Vitela Rodríguez.
‘Por cuestiones de género’, la dirigencia nacional de Morena, encabezada por Mario Delgado, decidió otorgarle a la entonces alcaldesa gomezpalatina la candidatura a la gubernatura, desplazando a quien había resultado mejor posicionado en los mecanismos establecidos por la propia dirigencia morenista. A Enríquez jamás se le convocó –ni siquiera se le permitió- acercarse a una mesa de diálogo. Lo ignoraron olímpicamente y ahí se abrió un frente que a la postre causó serios estragos al interior del partido guinda.
La propia Marina se abrió ella misma otro frente al imponer en Gómez Palacio la candidatura de su hija putativa, Betzabé Martínez Arango. La soberbia y cerrazón de Marina y su equipo cobijados por Mario Delgado provocó que cada día crecieran las diferencias al interior de los grupos morenistas. El daño hecho desde el interior por el ‘fuego amigo’ fue factor fundamental para que se llegara totalmente debilitados a la constitucional. Al final, no solo no ganaron una gubernatura que seis meses antes ya sentían en la bolsa –periodo en el que perdieron arriba de 30 puntos-, sino que perdieron la alcaldía de Gómez Palacio, que era su principal bastión en el Estado.
La única diferencia ahora es que en Coahuila Morena no tiene ninguna ventaja sobre sus adversarios, por el contrario, trae un déficit que cada vez se hace más marcado por el trato que el gobierno federal le ha dado a Coahuila con la reducción de presupuesto en todos los rubros.
Sin embargo, igual que hace un año en Durango, le venían apostando a que, tras la ruptura de las dirigencias nacionales, en Coahuila era imposible que se consolidara la Alianza Va por Coahuila.
Y justo cuando ha iniciado el proceso interno en Morena y que se advierte que habrá serias confrontaciones para impedir que llegue el ‘foráneo’ Ricardo Mejía, en la ‘tienda de enfrente’ han comenzado las negociaciones entre las dirigencias del PRI, PAN y PRD para ir con un candidato común, en alianza.
La mañana del miércoles 16 de noviembre se reunieron los líderes del PRI, Rigo Fuentes Ávila; del PAN, Elisa Maldonado; y del PRD, Mary Thelma Guajardo, en la que fue la primera de una serie de reuniones, a fin de afinar los detalles para poder presentar un proyecto conjunto para la elección de 2023, en la que además de la renovación de la gubernatura se renovará el Congreso local.
Si los aliancistas de Coahuila aprovechan la exitosa experiencia que les llevó a recuperar la gubernatura de Durango, si logran tejer fino en el establecimiento de la Alianza y se va con madurez para competir con un candidato común, que todo indica que será el ex alcalde saltillense Manolo Jiménez, ya tienen la mitad del camino andado.
Les faltaría sí, implementar como lo hizo Esteban Villegas Villarreal, una campaña de altura, de propuestas, de diálogo, de acercamiento con la gente, porque los ciudadanos ya no quieren más campañas sucias, de insultos, de agresiones.
Y el resto, de eso se van a encargar los morenistas, herederos del gen caníbal de las tribus perredistas que ‘chuparon’ hasta el hartazgo al partido del Sol Azteca, al que dejaron convertido en bagazo, antes de dar el salto al ‘partido de moda’.
Las desde ahora muy marcadas diferencias entre Armando Guadiana, Luis Fernando Salazar y Ricardo Mejía –con un trato muy diferenciado con éste último de parte del Presidente-, abrirán serios y desgastantes frentes al interior de su partido, aunado a que la ‘corcholata’ presidencial no sabe de propuestas serias y viables, o al menos hasta ahora, lo único que ha presentado es una campaña de ataques, contra propios y extraños, actitud que ya los ciudadanos vomitan. La soberbia, además, se ha apoderado totalmente de él.
Antes de que termine la primera quincena de diciembre, Morena deberá tener ya definido su candidato de acuerdo con los tiempos marcados en su convocatoria interna y no tiene más que de dos sopas: O respeta los resultados de las encuestas, o se decanta por la imposición de la candidatura de la ‘corcholata’ presidencial a sabiendas de que a la gente no se le engaña ya con candidatos consentidos, sino que estén cercanos a la gente.
Así de simple: Morena en Coahuila, o la bebe o la derrama. No hay más.