Las chinches imperiales
Jesús Vázquez Trujillo
El 28 de mayo de 1864, sus majestades imperiales Maximiliano y Carlota, arribaron al puerto de Veracruz a bordo de la fragata “Novara”, aunque el recibimiento por parte de los lugareños no fue lo que esperaban, ya que los recibieron de una forma fría, hostil e indiferente.
Debido a que el pueblo veracruzano, gobernado por el liberal Ignacio de la Llave, apoyaba al gobierno republicano, encabezado por el presidente Benito Juárez.
Además de que los esperaban una semana más tarde, por ese motivo es que los conservadores mexicanos, no tenían preparada una bienvenida digna de sus emperadores.
La indiferencia con la que fueron recibidos, hizo llorar a la emperatriz Carlota, pareciendo éste un mal presagia para la supervivencia del Segundo Imperio México.
Por su parte, Maximiliano envió a un sirviente suyo a la ciudad de México, para que revisara sí el “Palacio Imperial”, lugar en el cual pernoctarían esa noche estaba en buenas condiciones.
El jardinero de Maximiliano, notó que había algunos desperfectos en las puertas, techos y ventanas de Palacio, lo cual hizo saber de inmediato al emperador, advirtiéndole que se mentalizara a pasarla incómodamente, al menos durante los primeros días de su estancia en México.
Maximiliano, durmiendo en una mesa de billar debido a la plaga de chinches que había en Palacio Imperial, durante su primera noche en México. 12 de junio de 1864.
Lo único de lo que el jardinero de Maximiliano no se percató, fue de que la cama estaba infestada de chinches, de modo que al meterse a la cama, la noche del 12 de junio, Maximiliano y Carlota sintieron al instante las mordeduras de éstos molestos insectos.
Por lo que tanto Maximiliano como Carlota, se pararon inmediatamente de la cama y buscaron otro lugar para poder dormir.
Carlota se acomodó en un sofá y Maximiliano, tuvo que subirse a una mesa de billar que estaba en el vestíbulo.
Sin embargo, Maximiliano era un gran entomólogo (estudioso de los insectos) y por ello bautizó a la “chinche mexicana” con el nombre en latín de “Movillis Vulgaris”.
No se sabe cuántas noches, Maximiliano y Carlota tuvieron que lidiar con la “plaga de chinches”, pero los imperialistas mexicanos, les acondicionaron el castillo de Chapultepec, como residencia imperial, para que estuvieran más cómodos y se sintieran como si estuvieran en Europa, las chinches no los persiguieron hasta Chapultepec.
Alegoría de Maximiliano, durmiendo en una mesa de billar