Jesús Vázquez Trujillo
La injerencia de los embajadores estadounidenses en la política mexicana
México y los Estados Unidos de América, iniciaron sus relaciones diplomáticas en diciembre de 1822.
A partir de entonces, ambos países sostienen una relación diplomática bastante compleja y tensa, pero bastante benéfica para ambas naciones, ésta mutua dependencia ha propiciado que algunos embajadores estadounidenses se sientan con el derecho a intervenir en nuestra política interna.
El primer embajador estadounidense en México fue Mr. Joel Roberts Pointsett, enviado por el presidente Andrew Jackson, con la misión de comprar la provincia de Tejas a México por una suma de $5,000,000. A cambio de reconocer a Agustín de Iturbide como emperador de México.
El emperador Agustín I, se negó a ceder una sola hectárea de territorio mexicano, lo que ocasionó que Pointsett con ayuda de los antiguos insurgentes orquestaran un plan para derrocar al emperador Agustín de Iturbide, tal y como lo había amenazado.
Ya como República, Pointsett volvió a insistir en la compra de Tejas a los presidentes Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, quienes no solo se negaron a sus descaradas ofertas, sino que además solicitaron su remoción como embajador al gobierno estadounidense.
Los siguientes embajadores Mr. Anthony Buttler y Jhon Slidell, no solamente gestionaron la compra de Tejas, sino también de Nuevo México y Alta California.
La nueva negativa del gobierno mexicano a vender territorio, llevó a los Estados Unidos a declararnos la guerra el 8 de mayo de 1846, motivo por el cual se rompieron las relaciones diplomáticas entre ambos países, reanudándose hasta 1849.
En 1853, el presidente Franklin Pierce, envió a Mr. James Gadsden como embajador a México, con la misión de gestionar la compra del Valle de la Mesilla, a cambio de $10,000,000. Aunque se pagaron únicamente 7.
Seis años después en 1859, el presidente James Buchanann, envió a Mr. Robert Milligan Mc Lane a gestionar la compra de la península de Baja California, a cambio de apoyar a los liberales contra los conservadores.
En 1862, el embajador Thomas Corwin, le ofrece al presidente Benito Juárez un empréstito para pagarle a los acreedores europeos, a cambio de hipotecar como garantía los estados del norte de México, firmando el tratado Corwin – Doblado.
En 1877, el embajador Jhon W. Foster, amenaza al presidente Porfirio Díaz con una nueva intervención armada, además de ahuyentar a los inversionistas estadounidenses, so pretexto de que México no cuidaba la frontera de las incursiones de los indios apaches.
En 1913, el embajador Henry Lane Wilson, conspira conjuntamente con otros generales porfiristas para derrocar y asesinar al presidente Francisco I. Madero.
Las relaciones diplomáticas entre México y los Estados Unidos, se suspendieron en abril de 1914, por la invasión estadounidense a Veracruz.
En 1916, el embajador Henry P. Fletcher, intentó impedir que se aplicara la actual constitución federal, porque afectaba los intereses de los ciudadanos estadounidenses residentes en México.
En 1927, el embajador James R. Sheffield, orquestó un complot para apoderarse de los pozos petroleros de Tampico y Poza Rica.
En 1929, el embajador Dwigth Morrow, fue el mediador para terminar con la guerra cristera, además de ordenar la creación del Partido Nacional Revolucionario, para unificar a las facciones revolucionarias, además de garantizar la transición pacífica y ordenada del poder presidencial.
Mr. Josephus Daniels, logró que su gobierno aceptara la expropiación de la industria petrolera, y final y actualmente, el embajador Ken Salazar, expuso su desacuerdo por la reforma al Poder Judicial Federal.
Cada vez que los Estados Unidos, vean afectados sus intereses con nuestra política interna. Van a intervenir para proteger a sus connacionales, residentes en nuestro país.