Jesús VázquezTrujillo
“Un político con pánico escénico”
En 1855, una vez que triunfó la Revolución de Ayutla, el general Juan Álvarez asumió la presidencia de la República.
Aunque por un breve tiempo, dejando en su lugar al general Ignacio Comonfort, su Ministro de Guerra.
Mismo que nombra a don Benito Juárez, gobernador de Oaxaca, quien a su vez designó al general Porfirio Díaz.
Jefe político (alcalde) de la provincia de Ixtlán, para luego ser nominado candidato a diputado federal por dicho distrito.
Sin embargo, aunque al futuro presidente le apasionaba la política, tenía un grave problema para ejercerla.
Pues la daba miedo hablar ante una numerosa concurrencia, durante su periodo como diputado.
Solamente tuvo tres intervenciones y en cada una de ellas, no pudo pronunciar ninguna palabra y mucho menos hilar un discurso coherente.
Pues su pánico escénico, lo paralizaba a grado tal que en una ocasión don Porfirio, terminó llorando.
Por esa razón, pidió su licencia definitiva como diputado federal y volvió a los campos de batalla.
Sin embargo, su pánico escénico no se limitaba al ámbito político, sí no también al amoroso.
Pues aparte de todo, el general Díaz era muy tímido por lo que a sus dos esposas: Delfina Ortega y Carmen Romero Rubio.
A quien tuvo que declarárseles, mediante sendas cartas de amor, pues no podía decírselos de frente.
Ya como presidente de la República, él nunca acudía al Congreso cada 1 de septiembre a leer el informe.
Siempre lo llevaba, su secretario particular, el Lic. Rafael Chauzal, quien además lo leía por él.
