sábado 23, noviembre, 2024

MITOS Y NOVEDADES EN LA HISTORIA DE MÉXICO

Jesús Vázquez Trujillo

Los campos de concentración en México

Campos de concentración en México.

El 7 de diciembre de 1941, aviones japoneses bombardearon la base naval
estadounidense de Pearl Harbor, ubicada en Hawai, lo que llevó al gobierno
estadounidense a declarar el estado de guerra entre los Estados Unidos y los
países del Eje, el 9 de diciembre.
A partir de la entrada de la Unión Americana a la Segunda Guerra Mundial, se
ordenó que todos los ciudadanos de Alemania, Italia y Japón residentes en la
Unión Americana, fueran confinados en campos de concentración,
presionando para que los gobiernos de los países latinoamericanos hicieran
lo propio con los súbditos de los países del Eje, residentes en sus naciones.
En cuanto a México, concentró a los ciudadanos del Eje residentes en el país
en varios campos ubicados en Guanajuato, Morelos, Jalisco y Veracruz,
aunque el gobierno mexicano estaba consciente de que esos ciudadanos no
representaban peligro alguno para el país.
Sin embargo, la Secretaría de Gobernación envió una orden a los
ayuntamientos del país, para que informaran acerca de las actividades de los
ciudadanos del eje en sus municipios, además de congelar sus cuentas
bancarias y prohibir los matrimonios entre hombres del Eje y mujeres
mexicanas.

Se comenzaron a vigilar las actividades de las sedes diplomáticas de
Alemania, Italia y Japón, ubicadas en la ciudad de México.
El campo de concentración más conocido fue el establecido en el castillo de
San Carlos de Perote, ubicado en Veracruz, además de establecer otros en los
estados fronterizos o con litorales, para evitar que escaparan a Europa o
Estados Unidos.
En los campos de concentración mexicanos, se vivía en una situación de semi
libertad, pues los internos se levantaban a los 6:00 horas, desayunaban, una
hora más tarde, y después podían salir con la condición de estar de regreso a
las 18:00 horas.
Sí no, eran castigados, los que se quedaban recluidos podían leer, escribir,
tomar clases de español o jugar al balompié.
La monotonía y la estrechez económica en la que vivían en los campos de
concentración les provocaban nervios y crisis de ansiedad, además de llevar
al divorcio de muchos de los internos que se habían casado con mujeres
mexicanas.
El 90% de los internos fueron concentrados únicamente por su nacionalidad,
no por ser partidarios o espías de sus gobiernos. Una vez concluida la guerra
en 1945, el gobierno mexicano ordenó la inmediata libertad de los internos,
permitiéndoles regresar a las actividades que realizaban antes de ser
concentrados en los campos.

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