miércoles 25, septiembre, 2024

MITOS Y NOVEDADES EN LA HISTORIA DE MÉXICO

El Plan de Navidad

Jesús Vázquez Trujillo

Pocos días después de cumplirse el primer aniversario de la promulgación del Plan de Tacubaya que desconoció la Constitución de 1857 y que dio inicio a la Guerra de Reforma, el general Miguel María de Echeagaray, que había apoyado al gobierno conservador de José María Zuloaga emanado de dicho plan, publicó en Ayotla el 20 de diciembre un nuevo documento que pretendía restablecer la paz rota por la guerra civil.

Para ello se reuniría una asamblea nacional compuesta de tres diputados por cada departamento.

Esta Asamblea elaboraría una nueva Constitución que a los seis meses de su publicación sería sometida a escrutinio popular y sólo comenzaría a regir si obtenía la mayoría de sufragios.

El general Echegaray se haría cargo del Poder Ejecutivo y justificaba su plan alegando que el estado de guerra que vivía el país, se debía a la intransigencia de los conservadores, que no querían ceder ante el radicalismo de los liberales. Posturas extremas que no eran vistas con simpatía por la mayoría de los habitantes de la República.

Félix Zuloaga ante la que creyó una grave amenaza, expidió el día siguiente un decreto declarando en estado de sitio a la ciudad de México, amenazando con juzgar como conspirador en un consejo de guerra, a todo aquel que tuviera comunicación con el enemigo o de cualquier forma le proporcionara auxilio.

El toque de queda se fijó para las seis de la tarde; por lo que nadie podía andar por las calles después de esa hora, ni celebrar reuniones que excedieran de cinco personas.

El comercio se suspendería al momento en que la autoridad diera aviso de ello y las pulquerías sólo se abrirían de las siete a las once de la mañana, quedando absolutamente prohibida la venta de toda clase de licores.

Las medidas dispuestas por Zuloaga resultaron contraproducentes ya que 24 horas más tarde el Batallón de Celaya que se encontraba acuartelado en el convento de San Agustín de la capital, se pronunció por el Plan de Ayotla al cual le fueron realizadas algunas modificaciones, siendo una de las principales el ofrecimiento de la presidencia al general Manuel Robles Pezuela.

La respuesta de otras corporaciones fue inmediata, sumándose a la iniciativa el segundo batallón de auxiliares del ejército,  la Legión de Honor, el primer Batallón Ligero Permanente, el Escuadrón de Lanceros de Texcoco, el Primer Cuerpo de Caballería Permanente, el Cuerpo de Guardia Municipal de a Caballo, en fin, todas las fuerzas que guarnecían la capital.

Zuloaga viéndose acorralado no tuvo más remedio que negociar la entrega de la presidencia. La noche del 23 de diciembre, los generales José de la Parra, Francisco Cosío y el licenciado Francisco de P. Tabera, en representación del presidente conservador, se reunieron con los generales Vicente Rosas Landa, Manuel Gamboa y el licenciado Sabino Flores, comisionados por el general Robles Pezuela; y acordaron la transmisión del poder.

Ya como presidente Manuel Robles Pezuela, expidió el 24, día de noche buena, dos proclamas, una a los ciudadanos mexicanos.

y otra a los militares. En ambas hacía un llamamiento para que depusiesen sus ideas exageradas y oyesen la voz de la nación a fin de saber cuál era su voluntad soberana.

Muy pronto, el Plan de Navidad, como fue conocido por su cercanía en tiempo con esa celebración, fue aceptado por una gran parte de los generales conservadores que mantenían bajo su control militar varias de las entidades de la República.

No obstante, no logró conquistar dos importantes voluntades: la del general Miguel Miramón y la del presidente constitucionalista Benito Juárez.

El primero obstinado en no tolerar la más mínima reforma de carácter liberal y, el segundo decidido a hacer valer la Constitución de 1857.

Fácsimil del Plan de Navidad, 23 de diciembre de 1858.

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