La Segunda Rebelión Cristera 1934 – 1938
Jesús Vázquez Trujillo
El 21 de junio de 1929, se firman los arreglos religiosos que pusieron fin al conflicto entre la iglesia y el estado, mismo que había desangrado al país desde 1926.
Esos “Arreglos” no dejaron satisfechos a los antiguos ejércitos cristeros, quienes se inconformaron al sentirse abandonados por la jerarquía eclesiástica, una vez que ésta vio satisfechos sus mezquinos y oscuros intereses.
Los cristeros comenzaron una “Guerra de Guerrillas” contra el gobierno federal, misma que el clero condenó y censuró.
La jerarquía eclesiástica los amenazó con la excomunión, si no deponían las armas de una vez por todas, pues la iglesia ya no deseaba verse enfrentada con el gobierno.
Sin el apoyo y respaldo del clero, los cristeros quedaban convertidos en bandidos y criminales.
Las cosas se agravaron cuando el 21 de julio de 1934, el general Plutarco Elías Calles durante una gira por la ciudad de Guadalajara, lanzó una proclama en la que condenaba la intervención religiosa en la instrucción pública.
Bandera de la Segunda Rebelión Cristera 1934 – 1938.
“Grito de Guadalajara”
21 de Julio de 1934.
La Revolución no ha terminado; los eternos enemigos la acechan y tratan de hacer nugatorios sus triunfos; es necesario que entremos al nuevo periodo de la Revolución, que yo le llamaría el periodo de la Revolución psicológica; debemos entrar, apoderarnos de las conciencias, de la conciencia de la niñez, de la conciencia de la juventud, porque la juventud y la niñez deben pertenecer a la Revolución. Es absolutamente necesario sacar al enemigo de esa trinchera, debemos asaltarla con decisión; en esa trinchera están los conservadores; me refiero a la educación, me refiero a la escuela. Sería una torpeza muy grave, sería delictuoso para los hombres de la Revolución, que no arrancáramos a la juventud de las garras de la clerecía, de las garras de los conservadores; y desgraciadamente la escuela, en muchos estados de la república, en la misma capital de la república, está dirigida por elementos clericales y por elementos reaccionarios. No podemos entregar el porvenir de la patria y el porvenir de la Revolución a las manos enemigas. Con toda maña los reaccionaron dicen, los clericales dicen, el niño le pertenece al hogar, el joven le pertenece a la familia; doctrina egoísta; el niño y el joven le pertenecen a la comunidad y la colectividad y es la Revolución la que tiene el deber imprescindible de atacar ese sector, de apoderarse de las conciencias; de destruir todos los prejuicios y de formar la nueva alma nacional. La juventud debe pertenecer a la Revolución.
Estableció que la educación debería estar al margen de todo adoctrinamiento religioso, que las conciencias de los niños le pertenecían al Estado. Que los niños le pertenecían a la revolución.
Las reacciones a esta incendiaria proclama no se hicieron esperar, los sectores más conservadores de la sociedad, la clase media y el clero lanzaron airadas protestas.
Además de amenazar con la ex comunión a todos los padres de familia, que inscribieran a sus hijos en las escuelas públicas, pidiéndoles que llevaran a sus hijos a colegios no incorporados, controlados clandestinamente por el clero.
Mientras que el gobierno federal, amenazó a las escuelas particulares, religiosas y no, que sí no aplicaban el modelo educativo socialista, dichas escuelas, serían acusadas de desacato, además de que no serían reconocidas por la Secretaría de Educación Pública.
Las gavillas de rebeldes cristeros endurecieron sus ataques contra el gobierno federal, y por sí esto fuera poco, en el mes de noviembre, el secretario de educación pública, el Lic. Narciso Bassols Batalla, presentó ante el Congreso de la Unión, una iniciativa para reformar el artículo 3º constitucional.
Con el objetivo de transformar el modelo educativo impartido por el Estado en una “Educación Socialista”, tal y como la que se impartía en la Unión Soviética.
El modelo educativo socialista se alejaba de todo adoctrinamiento religioso y le enseñaba al niño a tener una idea más exacta y racional sobre el origen del universo y la vida social, combatiendo el fanatismo alejándolo de prejuicios y tabúes.
Las gavillas de cristeros iban por los diferentes poblados torturando y matando a todos los maestros que en sus escuelas impartieran la doctrina educativa socialista, el tormento más común que cometían era cortarles las orejas a los hombres. Y sí los docentes eran mujeres, las violaban y posteriormente las asesinaban.
El 9 de abril de 1936, el general Plutarco Elías Calles, es expulsado del país por entrometerse en asuntos de política nacional y obstaculizar al gobierno del general Lázaro Cárdenas.
Una vez libre de la nociva influencia de Calles, en mayo de ese mismo año el presidente Cárdenas llama a la reconciliación con la iglesia.
Algunos gobernadores, permiten la reapertura de las iglesias en sus entidades federativas, sin embargo, aún se libraban algunas escaramuzas entre los cristeros y el ejército federal, por lo que el gobierno cardenista accedió que se reabrieran los templos de todo el país, con la condición de que la iglesia no se inmiscuyera en asuntos que le competían única y exclusivamente al Estado.
El gobierno jamás derogó los artículos constitucionales que el clero quería, sin embargo, nunca los aplicó.
La segunda Rebelión Cristera llegó a su fin en abril de 1938, con el fusilamiento del último jefe cristero, llamado Lauro Rocha González.
General Lauro Rocha González, último jefe cristero 1934 – 1938.