La ira de Maximino Ávila Camacho
Jesús Vázquez Trujillo
El general Maximino Ávila Camacho, era un hombre visceral, violento, agresivo e iracundo. Tanto así, que su propio hermano menor, el también general y a la postre presidente de la República, Don Manuel Ávila Camacho, le tenía un miedo atroz a Maximino, quien consideraba a Manuel un hombre débil de carácter.
En una ocasión, ya como presidente, Manuel y Maximino estaban discutiendo acremente, delante de el Estado Mayor Presidencial, y es entonces, que ya con los ánimos exaltados, Maximino se pone de pie violentamente de la silla y saca su fuete, dispuesto a golpear en la cara al presidente Manuel Ávila Camacho.
Al percatarse de ello, el general Pablo Quíroga, Jefe del Estado Mayor Presidencial, les ordena a sus hombres cortar cartucho, desenfundar sus pistolas y encañonar a Maximino, al que le advierten.
¡General, sí usted se atreve a golpear a su hermano, daré órdenes de abrir fuego en su contra!
Inmediatamente, Maximino palideció y procedió a guardar su fuete y tomar asiento nuevamente.
En otra ocasión, el general Manuel Ávila Camacho, le solicita a Gonzalo N. Santos que hable con Maximino, para solicitarle que le permita designar al contador público Adolfo Ruiz Cortines, candidato a la gubernatura de Veracruz.
Por lo que Santos, acude al despacho de Maximino Ávila Camacho, a la sazón Secretario de Comunicaciones.
Con el pretexto de llevarle de regalo, un tigre de bengala, ya que a Maximino le gustaban las mascotas exóticas. Al ver el obsequio, Maximino se complació, pero a la vez se asustó ya que el tigre estaba embravecido.
A lo que Maximino le gritó aterrorizado a Gonzalo N. Santos: ¡Aplaca a esa maldita bestia endemoniada!
¡La voy a aplacar de la misma manera, que te voy a aplacar a ti cabrón! Le contestó Santos a Maximino.
¡Te voy a pedir algo y sí quieres que el tigre no te devore, no me vas a poder decir que no!
¡Tu hermano quiere que no te opongas al nombramiento de Adolfo Ruiz Cortines como candidato a la gubernatura de Veracruz!
A lo que en un principio Maximino, se opuso diciendo: ¡De ninguna manera, Ruiz Cortines pertenece a la pandilla de rufianes del fascineroso de Miguel Alemán!
Sin embargo, al ver que Santos estaba a punto de soltar al tigre, aterrado Maximino accedió e hizo pasar a su oficina a don Adolfo.
Al que al tener enfrente le dijo: Mire, don Adolfo, no me voy a oponer a su candidatura, solamente le voy a pedir un favor. Cuidése de la pandilla de ladrones con los que usted anda.
General Maximino Ávila Camacho 1891 – 1945.